LA NOCHE DE LA IGUANA (1): HACE UN MILLÓN DE AÑOS
Si en los dibujos animados la presencia de dinosaurios no ofrecía mayores problemas técnicos que la de cualquier otro ser vivo, más allá de la necesidad de una documentación básica por parte de los dibujantes si se quería ofrecer un mínimo de rigor, la animación de muñecos por stop-motion requería un despliegue de medios materiales y técnicos que pocos presupuestos estaban dispuestos a asumir. De manera que, entre el firmamento de estrellas de Hollywood, comenzaron a aparecer artistas cada vez más demandados a los que, con unas prótesis y un poco de caracterización, sin asistir a una sola clase de interpretación, se despacharon los cada vez más solicitados papeles de saurio antediluviano: las iguanas.
Flash Gordon
Una de ellas encarnó al protagonista de la británica The Secret of the Loch (1934, Milton Rosmer), esto es, el famoso “monstruo del Lago Ness”, cuya partitura firmó Peter Mendoza. En la adaptación al serial
cinematográfico que Frederich Stephani rodó en 1936 de la tira de Alex Raymond Flash Gordon, varias iguanas se disfrazaron para encarnar a los dinosauroides del planeta Mongo; la banda sonora era de Clifford Vaughan, que se especializó en adaptaciones viñetísticas (en 1939 musicó la de Buck Rogers). Pero donde estos reptiles alcanzaron mayor éxito fue en la espectacular One Million BC (1940, Hal Roach). Lamentablemente, no fueron los únicos saurópsidos del reparto. Un lagarto monitor y un cocodrilo enano que formaban parte del elenco discutieron por un quítame ahí esas pajas y el cocodrilo resultó gravemente herido, provocando la movilización de la American Society for the Prevention of Cruelty to Animals (ASPCA), que consiguió que se prohibieran este tipo de grabaciones. El reinado de las iguanas había llegado a su fin y, pese a que la hemos tomado prestada para el título de esta entrada, jamás pudieron interpretar la obra de Tenesee Williams y John Huston tuvo que conformarse con Richard Burton, Ava Gardner y Deborah Kerr.
W.R. Heymann
El judío alemán Werner R. Heymann (1896-1961) comenzó escribiendo partituras de piano para acompañar películas mudas como Fausto (1926, Murnau) o Spione (1928, Fritz Lang). En 1933 se vio obligado a abandonar su país al llegar los nazis al poder (regresaría a comienzos de los 50) y pronto destacó en Hollywood gracias a películas como To Be or not to Be (1942) de su compatriota Ernst Lubitsch... y One Million BC.
La partitura de Heymann para este drama prehistórico fue nominada al óscar (que ganó Pinocho de Disney). Su tratamiento es similar, en general, al que el autor otorgaba a las comedias románticas a las que solía poner música. Apenas hay temas recurrentes y la mayoría de la banda sonora va fluyendo con la acción (p.ej.: la llegada del dinosaurio va acompañada de furiosos acordes), resaltando las diferencias entre la primitiva tribu de Tumak y la más sofisticada de Loana con sus diferentes tratamientos orquestales: rudas fanfarrias de metal en el primer caso, delicadas melodías de maderas y violines en el segundo. Sin embargo, la partitura se reduce al mínimo en las escenas de interior y calla en momentos trascendentales, como la destrucción de la cueva mientras los dinosaurios huyen de las llamas provocadas por el volcán para acabar cayendo en las grietas.
One Million B.C.
Pero la música de Heymann sólo será la primera que acompañe a nuestras queridas iguanas. Dada la prohibición impulsada por la ASPCA, las producciones que echaron mano del metraje de One Million BC son legión
y, lógicamente, cada una tiene su propia banda sonora.
Escena con actor disfrazado de terópodo, afortunadamente descartada en el montaje final de "Jungle Manhunt"
Entre las primeras, se encuentra Tarzan's Desert Mystery (1943, Wilhelm Thiele), musicada por Paul Sawtell, del que ya te hablamos en la primera entrega de esta serie. Por cierto, Johnny Weissmuller volvería a
compartir protagonismo con las iguanas de One Million BC en el episodio de la adaptación del cómic Jungle Jim “Jungle Manhunt” (1955, Lew Landers), con partitura del especialista en westerns Mischa Bakaleinikoff (1890-1960), que también se encargaría de la música de otras dos producciones en las que brillaron nuestras iguanas: Atom Man vs. Superman (1950, Spencer Gordon Bennet) y Smoky Canyon (1952, Fred F. Sears). Raoul Kraushaar (1908-2001) y Mort Glickman (1898-1953) escribieron la banda sonora de los nuevos éxitos de nuestras iguanas Prehistoric Women (1950) y Untamed Women (1952). Además, Raoul es el autor de la partitura de Unknown Island (1948, Jack Bernhard), con actores disfrazados de dinosaurios, o Emilio and his Magical Bull (1975,
Edouard Nassour), en la que son generados por stop-motion. Hubo muchas otras [1], entre las que debemos destacar Robot Monster (1953, Phil Tucker),
ya que la banda sonora está firmada nada menos que por Elmer Bernstein (1922-2004), el autor de la música de Los siete magníficos, La gran evasión, Matar a un ruiseñor...
Y no sólo en Hollywood. También en el cine mexicano brillaron nuestras iguanas en películas como Los fantasmas burlones (1964), con una canción compuesta por Carlo Donida y con Sergio Guerrero por director musical; Aventura al centro de la Tierra (1965, Alfredo B. Crevenna), cuyo director musical fue Raúl Lavista, compositor de The Beast of Hollow Mountain (1956, Edward Nassour e Ismael Rodríguez); La isla de los dinosaurios (1967, Rafael Portillo), con música de Gustavo César Carrión, e Hijazo de mi vidaza (1971, Rafael Baledón), con banda sonora de Antonio Díaz Conde.
Mario Nascimbene
En 1966, Don Chaffey dirigió un remake de One Million BC para la británica Hammer Film en el que los reptiles disfrazados serán sustituidos
por muñecos animados en stop-motion por Ray Harryhausen y Raquel Welch se ganó el apodo de “El Cuerpo”. Su éxito provocará nuevas producciones de la casa en las que las mujeres cavernícolas suponen el principal atractivo. El compositor italiano Mario Nascimbene (1913-2002) musicó tres de las cuatro cintas que componen esta serie, incluidas las dos que contienen dinosaurios: One Million Years BC (1966) y When Dinosaurs Ruled the Earth (1970, Val Guest).
La versión de Nascimbene de One Million Years BC comienza ambientándonos con sonidos reprocesados (cinco trompetas y otros tantos cornos
franceses y trombones, junto a dos tubas bajo reproducidas a la mitad de velocidad) combinados con atonales acordes de cuerdas para dar una sensación de primitivismo, añadiendo el coro un toque épico. El enfoque musical es similar al de Heymann, resaltando las diferencias evolutivas entre los dos clanes protagonistas con tratamientos más rudos o delicados.
When Dinosaurs Ruled the Earth
El tema principal de When Dinosaurs Ruled the Earth aparece varias veces a lo largo del filme, incluyendo una gran variación para coro
mixto, un arreglo arrullador para escenas nocturnas o una versión cómica para las escenas en que los dinosaurios juguetean con sus crías.
Manuscrito de Nascimbene para When Dinosaurs Ruled the Earth
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[1] Two Lost Worlds (1950, Norman Dawn), con música de Alex Alexander; The Lost Volcano (1950, Ford Beebe), cuya partitura escribió Ozzie Caswell; The Lost Planet (1953, Spencer Gordon Bennet), en la que fue director musical Ross DiMaggio; King Dinosaur (1955, Bert I. Gordon), en cuya banda sonora colaboraron Louis Palange y Gene Garf; She Demons (1958, Richard E. Cunha), acompañada por música de Nicholas Carras; Valley of the Dragons (1961, Edward Bernds), cuya banda sonora debemos a Ruby Raksin; Journey to the Center of Time (1967, David L. Hewitt), con música de Marlin Skiles, o Island of the Lost (1967, John Florea), con partitura de George Bruns. Otras películas o series con nuestras iguanas son The Schaefer Century Theatre y Ramar of the Jungle (1952), Space Ship Sappy (1957), Horror of the Blood Monsters y One Million AC/DC (1970)... Las iguanas de One Million BC llegaron incluso a Turquía -Tarzan korkusuz Adam (1974, Kunt Tulgar y John English)- o la India -Tarzán y Cobra (1987, Bhagwant Chaudhary).
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