Hace algunos meses, allá por febrero, tuvimos noticia de la publicación de “Sueños frikis”, la última aventura del superhéroe más castizo y desastroso: Superlópez. Su padre, Jan, ha decidido concederle la jubilación que, a sus 82 años, parece que a él le está vedada. En todo caso, creemos que es de justicia que, al menos, cuente con un pequeño homenaje desde este blog. Naturalmente, eso implica que, además de parodias heroicas, nuestro autor ha dedicado alguna vez sus lápices a retratos mesozoicos. Vamos con ello.
Sordo desde los seis años, Juan López Fernández “Jan” (1939) comenzó su carrera en los Estudios Macián de animación [1], al tiempo que colaboraba en la revista de historietas Yumbo (Hispano Americana). Pero eran tiempos difíciles y, como tantas otras familias, la de Jan tuvo que emigrar al extranjero.
En 1959 llega a la recién nacida República Cuba, donde trabajó con el animador Juan Padrón (Vampiros en La Habana) mientras publica en revistas cubanas con el pseudónimo de “Juan José”. Y fue allí donde dibujó los primeros dinosauroides, como éste tan salado de 1963 que lleva a cuestas uno de los cosmonautas protagonistas de Lucas y Silvio, serie que publicó en la revista Mella y aquí podríamos ver algunos años más tarde en Strong.
El año de la llegada de Jan a Cuba, Marcos Behmaras y Virgilio Martínez habían dado a luz a Supertiñosa, una tiñosa [2] antropomorfa con superpoderes con la que pretendían parodiar a Supermán, que representa el imperialismo para los cubanos revolucionarios [3]. En 1964, en el Suplemento Mella #92, Supertiñosa expulsa de la Tierra al simpático extraterrestre dinosauroide Kratol–u–25; el dibujante era nuestro querido Jan, al que sin duda debió parecerle muy divertido reírse del mainstream norteamericano, ya que se trajo la idea en la maleta cuando regresó a Barcelona, en 1969. Para entonces, se había casado y tenía dos hijos.
En 1973, Jan crea a Superlópez para la efímera editorial Euredit (1969-1975) de Antonio Martín. El éxito le sonrió inmediatamente y, al año, es fichado por la todopoderosa Bruguera,
donde en 1984 se inaugura su propia cabecera [4], en la que le vemos embarcarse en un viaje “Al centro de la Tierra” en la más
pura tradición verniana... aunque en esta ocasión, aparte de mamuts, sí encontramos auténticos dinosaurios y no sólo los coetáneos marinos y pterosaurios que ilustró Edouard Riou en el original. Así, Superlópez se las vez no sólo con Plesiosaurus sino también con Tyrannosaurus.
Superlópez no fue ajeno al boom mesozoico desatado por el filme de Spielberg “Jurassic Park” y, en 1994, apareció el álbum “Tyrannosaurus Sect”, del que ya te hablamos por aquí. La historia comienza con la invasión dinosauriana de Barcelona... pero luego todo se complica, ya que un tiranosaurio consigue fundar una secta donde engatusa a jóvenes para luego comérselos. Parece que Jan tenía ya una idea en la cabeza cuando estalló la “dinomanía” y, en lugar de posponerla, decidió seguir
adelante con ambos motivos.
Ahora que el héroe se acaba de jubilar, no nos queda sino desearle que disfrute de su retiro. En cuanto a los lectores... ¡Siempre nos quedaran sus tebeos!
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[1] Que produjo el famoso spot de “La canción del Cola Cao” o la película de 1966 “Mágica Aventura”, durante muchos años nuestro mayor éxito animado en taquilla con 887.317 espectadores (cualquiera de las entregas de Tadeo Jones triplica esa cifra, pero el récord se mantuvo hasta el
siglo XXI).
[2] La tiñosa es una ave carroñera cubana.
[3] Merino, A. (2003) El cómic hispánico, Cátedra.
[4] Sólo duró tres números.
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