Tenemos las pruebas: Brontosaurus era un auténtico latin lover. De hecho, si nos atenemos a los testimonios presentes en los cómics, se diría que era casi el único bicho que tenía sexo en el Mesozoico y, por lo visto, andaba casi siempre calentorro.
En la edición recopilatoria de su obra magna Paleo: the Complete Collection (Dover Publications, 2016), Steve Bissette incluyó un artículo en el que repasa muy someramente la historia de los cómics DE dinosaurios, “The Paleo Path: Paleo and the History of Dinosaur Comics”. En él, apunta que fue en la historieta “From Beyond Time” (Gorgo #13, 1963) donde tuvo lugar la primera representación gráfica del apareamiento de dos dinosaurios. No seremos nosotros quienes le contradigamos.
Charlton encargó la adaptación del filme Gorgo (Eugène Lourié [1], 1961) a viñetas a dos de sus principales figuras: el guionista Joe Gill y el dibujante que dio forma a Spiderman, Steve Ditko. Ambos despacharon la trama en un par de cuadernillos, pero el éxito de la serie prolongó su existencia con nuevas peripecias del monstruo durante cinco años y 23 números. El cómic-book se completó con algunos relatos breves, sin relación con la serie principal, como “From Beyond Time”, que algunos atribuyen al propio Gill y el dibujante Dick Giordano.
En sus cinco páginas, nos narra la historia de una joven pareja de brontosaurios de “pequeños cerebros y grandes cuerpos” que se aman y tienen un par de huevos. Como sabemos, los huevos de los saurópodos son redondeados y no más grandes que un balón de basket, pero los que incuba la hembra son gigantescos y tienen forma de huevo de gallina. Una glaciación acaba con nuestra pareja y sus huevos... aunque un volcán hará eclosionar uno en nuestra época, dando lugar a una leyenda de la criptozoología.
La historia “Sex and the Single Dinosaur” (Bizarre Sex #6, Octubre 1977) del pionero underground Joel Beck es bastante más vulgar. Si quieres leerla en castellano, tendrás que hacerte con el Zona 84 #89 (Toutain, 1991). De nuevo estamos ante un par de saurópodos. Uno le propone “un polvete” al otro, que sale corriendo provocando “cógeme si puedes”. Cuando le coge, le da lo suyo hasta que algo no le cuadra y exclama “¡Espera! ¡Eres un tío!” y se va de la escena mosqueado mientras el otro replica “A este paso, nos extinguiremos pronto”.
La primera entrega de la didáctica The Cartoon History of the Universe (Rip Off Press, 1978) recrea escenas del pasado a partir de icnitas de Brontosaurus –muy abundantes por su afición a vivir en zonas embarradas, según Larry Gonick–, al que vemos en pleno cortejo, enredando su cuello con el de su pareja.
Volvemos a asistir al imposible ritual amoroso saurópodo de los cuellos enrrollados en el episodio de Libby in the Lost World “Spring Fever”, publicado en la tercera entrega de Penthouse Comix (1994). En el número #25 (1997), Ron Embleton publicó The Lost World of Dinosaur Sex, del que te hemos hablado en nuestra serie Nomen ignotum.
Más recientemente, hemos sido testigos de la fogosidad brontosauriana en un par de episodios del webtoon Darby (Sherard Jackson, 2017).
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[1] Se había estrenado con la esencial The Beast from 20,000 Fathoms (1953), basada en el relato de Ray Bradbury The Fog Horn (1951) y, a su vez, inspirador de Gojira (Ishiro Honda, 1954), piedra fundacional del cine tokusatsu nipón, conocida en Occidente como Godzilla.
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