lunes, 19 de septiembre de 2022

La Voz del Mesozoico (XVIII): La Vanguardia

Jarko (Ric M. Torres/Armando V. de Guzmán), clásico del cómic filipino

Antes de nada, aclararemos que no vamos a tratar aquí del diario catalán por antonomasia, sino de otro clásico, pero editado algo más lejos: en Filipinas, país con el que nos une un pasado común y patria de más dibujantes de cómic de los que crees (y si no, échale un ojo a las cinco entregas de nuestra serie “Filidinos”).

Tras el precedente de las “Hojas volantes”, que daban noticias de la Metrópolis o de la llegada de barcos desde el siglo XVIII, o los quince números de la cabecera oficial Del Superior Gobierno (1811), la prensa filipina comienza su desarrollo en 1821, siempre bajo la atenta mirada de la censura española y, por supuesto, en castellano [1]. En 1847 aparece el primer diario, La Esperanza, pero como sucedió en España, la verdadera expansión del género se produce en la segunda mitad del XIX. El diario más vendido y longevo fue El Comercio (1869), que se fusionó en 1926 con La Opinión. Tras la independencia, el español siguió siendo la lengua dominante en la prensa durante dos décadas, aunque Estados Unidos emprendió una campaña contra su uso desde el primer momento y, tras la II Guerra Mundial, se convirtió ya en marginal [2].

Martín Ocampo (a la izquierda)

El Renacimiento (1901-1910, Manila), de Martín Ocampo, fue uno de estos diarios nacionalistas que utilizó el español para marcar distancias con el nuevo colono norteamericano. En 1908 era el diario con mayor difusión del archipiélago [3] y acabó siendo vendido para pagar las costas tras ser demandado por el Secretario del Interior del Gobierno insular, Dean Conant Worcester, que se sintió aludido como el funcionario norteamericano corrupto mencionado sin nombrar en el artículo “Aves de rapiña”.

En 1910, Ocampo fundó su sustituto, La Vanguardia (1910-1944, Manila). Pero, claro, ya os habréis imaginado que no lo traemos a colación sólo por su resistencia contra el invasor y afinidad con España. En sus páginas aparecerán dinosaurios con cierta frecuencia, en particular a mediados de los años 30...

El sábado 20 de mayo de 1933, La Vanguardia informa que “Un comité de damas de la alta sociedad neoyorquina presentó al Sr. Merian C. Cooper, a nombre de la Asociación Femenil (sic) de Comercio (Women’s Chamber of Commerce), un certificado de alto mérito por la notable técnica de que se hace alarde en la super-película ‘KING KONG’”. El estreno filipino tuvo lugar el lunes 29 de mayo en el cine “Radio” de Manila, y el 31 aparecen los primeras comentarios en La Vanguardia, cuyos críticos no parecen haber visto antes un dinosaurio: “En esta película sensacional aparece un mono de cincuenta pies de altura, más alto que los árboles de la selva, el cual entabla una lucha con animales raros y feroces.” El sábado 3 de junio, La Vanguardia publica las protestas de algunos aficionados que llegan desde diversos puntos de Luzón con la intención de ver la película y se encuentran con que no quedan localidades. Así, el 28 de junio se comenta que el filme “comenzó a exhibirse el lunes en el cine Radio por segunda vez, para dar oportunidad a los estudiantes de provincias que se hallan de nuevo en la ciudad de Manila” y a pesar del mal tiempo, el éxito de público fue total.

King Kluk (1933, Walter Lantz)

El 1 de julio presenta una nueva y breve reseña de la película (y durante varios meses hay cuñas a lo largo del periódico con frecuencia), que comienza “El poder de la mujer sobre la bestia se presenta en su última fuerza absoluta en la película superimaginativa ‘King Kong’...” Y el día 5, Miguelida firma “De la necesidad nace el ingenio. ¿Otra cinta parecida a King Kong?” (este artículo fue reimpreso en la barcelonesa El Día Gráfico el día 18) en la que alaba la labor de Willis O’Brien, el “mago” de Oakland, que “conoce al dedillo la vida y detalle de los monstruos prehistóricos y tiene la extraña facultad de hacerlos revivir en la pantalla”, y traduce las declaraciones de Cooper relatando la gestación y desarrollo del filme. El 12 de julio, La Vanguardia anuncia que, tras dos meses en el Radio, “King Kong” se exhibirá el fin de semana en el Gaiety. El día 15 confirma el “lleno rebosante” del teatro. El 26 de agosto, el diario informa que “’King Kong’ provoca un pleito entre un cine y la Acme Films”; al parecer, el dueño del local, Emilio Strebel, reclamaba a la compañía 2.500 pesos en concepto de daños y perjuicios, si bien no nos aclaran por qué. Además, el 3 de noviembre de 1933, La Vanguardia anunció el estreno del corto paródico King Klunk.

Jack Swift & His Rocket Ship

Naturalmente, el cine no es la única influencia norteamericana que se deja sentir en el diario. Mientras en España, las tiras de prensa como Flash Gordon (con los dinosauroides de Mongo) se publicaron en cuadernillos de historietas impulsados por la editorial Hispano Americana, en Filipinas se tradujeron al castellano sin cambiar de formato, llegando por tanto directamente al público adulto. Estas viñetas inspirarán sin duda a los artistas locales que, tras el antecedente de Tony Velásquez y su Kenkoy (1926), pondrán en marcha la industria tras la guerra y acabarán llamando la atención de las grandes editoras de comic-book yanquis.

En el número del 21 de febrero de 1934 de La Vanguardia apareció una tira de Jack Swift & His Rocket Ship (1930, Cliff Farrell y Hal Colson) con un brontosaurio y un tiranosaurio; los bocadillos fueron vaciados de texto para colocarlo a pie de viñeta. El 14 de marzo, Jack decide utilizar a los brontosaurios para remolcar su avión.

El 15 de septiembre de 1934, W. W. Powell publicó “Monstruos que ya no viven. Fósiles de gigantescos mosasauros en el Museo de Ottawa”.

Bruce, un mosasaurio muy popular en Canadá

El 28 de noviembre, John Lardner publicó el artículo “El gran califa del boxeo mundial reina en París”, sobre Jefferson Davis Dikson, donde describe las caídas de Joe Beckett a la lona del siguiente modo: “daba una serie de vueltas sobre el piso, deteniéndose al fin con las piernas en alto, como un dinosaurio moribundo.”

En la siguiente página, Tarzán se enfrentaba a un pájaro gigante en una tira de cómic de su aventura “Tarzán en el interior de la Tierra”, con dibujos de Rex Maxon. En este caso no fue necesario inutilizar los bocadillos. En la tira que publicó el diario el 24 de noviembre, un pteranodon ataca a una avioneta en el cómic y el 18 de diciembre Tarzán es llevado por los aires por un pterodáctilo. En la del 12 de enero de 1935, el hombre-mono es atacado por un estegosaurio saltarín y en la del 24 de junio monta sobre un gryf –ya les habíamos visto en la tira del 13 de abril- en “Tarzán, el terrible”, del mismo dibujante.

Otra tira habitual de La Vanguardia fue la de la intrépida aviadora Connie, que derivó a la ciencia-ficción, introduciendo viajes en el tiempo o el espacio, encontrando dinosauroides a lo ancho del Sistema Solar.


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[1] La primera revista que introdujo contenidos en otra lengua fue El Pasig (1862) y el primer periódico bilingüe, en tagalo y español, fue Diariong Tagalog (1882).
[2] Isabel, C. (2017) “Nacimiento y evolución de la prensa en Filipinas en el siglo XIX: De los intereses españoles al nacionalismo filipino”, en Revista Internacional de Historia de la Comunicación 8, pp.1-24.
[3] Checa Godoy, A. (2015) “La prensa filipina en español entre dos guerras (1899-1941)”, en Revista Internacional de Historia de la Comunicación 4, pp. 22-51.

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