jueves, 31 de enero de 2013

Dino Dreams (2006)



Acción sin precedentes. Emoción a raudales. Persecuciones al límite. Eso es lo que nos ofrece Andrew Lindgren en su cortometraje "Dino Dreams". Él dirige, él produce, él escribe, él monta y él protagoniza esta breve película hecha al modo tradicional, a lo Harryhausen, mezclando imágenes reales con dinosaurios animados mediante stop-motion. Con sobrecogedoras peleas entre gigantes mesozoicos y nuestro amigo Lindgren, que aparece en constante huida del ataque de las bestias a lo largo de todo el metraje. Solo la presencia de Bruce Willis podría mejorar una obra maestra de nuestro tiempo como es "Dino Dreams".

Ahora en serio, es una cutrez de dimensiones interplanetarias, pero se ve que Lindgren lo hizo con cariño y a mi eso me llega. Y ver al final del corto la "Enciclopedia Ilustrada de los Dinosaurios" de Norman ya me ha desmontado totalmente. ¡Cuantos recuerdos!

miércoles, 30 de enero de 2013

Los reptiles mesozoicos de Swarovski


¡¡¡Ooooooh, los cristales tallados de Swarovski!!! Oir el nombre de la marca austriaca te traslada inmediatamente a un universo de lujo y glamour, de cosas exclusivas de dudoso gusto muy pequeñas y muy caras solo al alcance de la élite. Los dinosaurios también son protagonistas de este mundo de ensueño con la nueva colección The Lovlots.



Dentro de ella encontramos cinco minúsculas figuritas de cristal tallado de reptiles mesozoicos. Y a un precio muy accesible. Peter Heidegger se ha encargado de diseñar cuatro de ellas: Big T the Tyrannosaurus Rex (100 dólares), Brett the Brontosaurus (160 dólares), Pippa the Pterodactyl (50 dólares) y Travis the Triceratops (100 dólares). Anton Hirzinger se ha ocupado de Stephanie the Stegosaurus (100 dólares).



Me lo mandó Escaso Reflexionador ¡Muchas gracias!

martes, 29 de enero de 2013

La dura y complicada tarea de reconstruir un dinosaurio

En muchas ocasiones se acusa a los paleontólogos de "inventarse" cosas. De dejar volar el ingenio y reproducir el esqueleto completo de un dinosaurio a partir de un único hueso. De encontrar un diente aislado en el campo y reconstruir un cráneo entero. Venga, venga... No es tan fácil amigos. Si se te va la mano con la imaginación, puedes acabar haciendo algo parecido a lo que ha realizado este escultor tailandés. Falosaurio, Dinopene, Dickosaurus... llamadlo como queráis, pero hasta el momento, con el nivel de conocimiento actual, es inaceptable desde una perspectiva científica seria y rigurosa.

Me lo envió Adrián ¡Gracias!

lunes, 28 de enero de 2013

Jesus Lizard

Con seguridad, si Jesucristo hubiese convivido con dinosaurios, habría tenido un veloz terópodo para desplazarse de aquí para allá para predicar a palabra de su padre. En 6dollarsshirts han imaginado esta escena y la han plasmado en una camiseta, que puedes conseguir por, efectivamente, 6 dólares.

viernes, 25 de enero de 2013

Tyrone A'Saurus And His Cro-Magnons - The Monster Twist

Hace 6 billones de años, cuando comenzó la vida en la Tierra, sonaba esta música. La letra habla de una extraña criatura que tenía catorce patas y solo quería bailar twist. Con tanta extremidad, es dificil de imaginar como tenía que bailar...

Muchos años más tarde, en la época de los cromagnones (1962, para ser exactos), una banda llamada Tyrone A'Saurus And His Cro-Magnons la rescató y la hizo muy popular en las fiestas más cavernosas. Así suena "The Monster Twist":


Me la descubrió Diego RJ.

jueves, 24 de enero de 2013

The Mighty Dinosaurs (2013)


Según su descripción en YouTube, se trata de una "historia corta de los dinosaurios desde una perspectiva cristiana". El autor, Wallace Jones, realiza un despliegue sin precedentes de escenas en stop-motion de estética decadente que a mi me han recordado por momentos (salvando las distancias) a aquella gran serie de marionetas de finales de los ochenta llamada "Los Aurones". En cuanto al audio... está en inglés, pero si estuviese en camboyano entenderíamos lo mismo...

miércoles, 23 de enero de 2013

Mezclando al Profesor Layton con un T-Rex


De Zillabean solo sabemos que es un/una apasionado/a del videojuego Profesor Layton. Se trata de una serie de videojuegos de misterio y puzzles para Nintendo DS y Nintendo 3DS y hasta el momento han editado cinco títulos. Se supone que proximamente harán el sexto juego de la serie y una película.


Vamos a ser sinceros y os desvelaremos que no tenemos ni pajolera idea de cuales son los personajes que salen en el juego. Parece que la acción transcurre en Londres y el personaje principal es Hershel Layton, profesor de arqueología de la ficticia Universidad de Gressenheller, y que va acompañado de su aprendiz, el joven Luke Triton. Por lo visto, ambos van resolviendo enigmas por la vida. También sale una jovencita, Flora Reinhold, que colabora en su oficina de la universidad y le acompaña en sus aventuras, y el jefe de policia de Scotland Yard, el inspector Chelmey. El malo del juego es Don Paolo, un maestro del disfraz.


Bueno, a lo que vamos, que salen muchos personajes pero ningún dinosaurio. Y a Zillabean, que dibuja muy bien, se le ha ocurrido mezclar a su personaje favorito con un tiranosaurio. Aunque a priori no tenga mucho sentido, a nosotros nos encanta.


(Bueno, si alguien conoce una razón por la que junta al tiranosaurio con el Profesor Layton que se manifieste y que deje al descubierto nuestra ignorancia...).

martes, 22 de enero de 2013

Exploración de novedades (Marcos García Barreiro)

Nunca me gustó la camiseta que me dio hace dos años, con un Psittacosaurus impreso a todo color, pero a veces me la pongo para contentarle y porque no me importa mancharla. En cuanto a la Maiasauria hinchable que me regaló el año pasado, no sé muy bien con qué propósito, la he colocado en el desván, alegando falta de espacio.

En fin, es mi único amigo, y he de acostumbrarme a soportarlo. Aunque ambos compartamos interés por los fósiles, los dinosaurios no me caen simpáticos, salvo contadas excepciones. Incluso me producen cierto resquemor, al sentirme indefenso frente a tan portentosas criaturas. Esta animadversión creo que ha sido agravada por películas y documentales. Pero a él le apasionan, y yo debo disimular al máximo mis opiniones al respecto, porque no pienso romper una buena amistad por causa de los dinosaurios.

A mí, que le tengo miedo a los animales peligrosos y a las plantas antropófagas, me propuso adentrarme en este oscuro bosque salpicado de charcas y bichos dispuestos a morderme sin explicaciones. Y yo acepté, con el único fin de abandonar esa agresiva ciudad de rotondas, rudas aceras y cervezas amargas. De sombríos callejones que amurallan soledades y canalizan ráfagas de aire frío que te importunan.

Me viene bien pasear bajo los árboles, escuchando el trino de cucos y pinzones. Aunque esta caminata me resulta agotadora. Me dice que ya queda medio kilómetro para toparnos con el conjunto de icnitas que pretende fotografiar para publicar en su marginal página web para conocimiento de todos los aficionados a este mundillo. Caemos en la emboscada tendida por un enjambre de mosquitos. Ante mi refunfuñar, él me responde que:

—Algunos de estos mosquitos podrían ser parientes míos, en caso de descender de quienes me chuparon la sangre hace unos meses. 

Seguimos caminando, cuesta arriba, entre sudores y callos en los pies, intentando sortear arbustos espinosos. Todo por redescubrir unas icnitas del Cretácico que, aunque científicamente útiles, no resultan mejores que otras de las que tengo noticia, como las de Glen Rose, en Texas; o las estampadas en varios yacimientos de La Rioja. En cualquier caso, se hallan en numerosos lugares del mundo, y las que vamos a ver no destacan por su buen estado. Ni siquiera mi amigo las ensalza con epítetos grandiosos. Son una rareza interesante en esta zona tan necesitada de atractivos turísticos, y ya está. A raíz de este descubrimiento se ha estado promoviendo la posible repoblación del lugar con saurios recién creados en laboratorio. No me extrañaría que las autoridades ya hubiesen iniciado la suelta. Y que ciertos ejemplares sean inofensivos no quiere decir que estemos libres de problemas.

—Sabes que yo le tengo mucho respeto a los dinosaurios, y no me gustaría encontrarme a ninguno por aquí... Podría armarse un alboroto... —le comenté con diplomacia, ocultando mi verdadera repulsa a esos bicharracos.

—No tienes motivos para preocuparte. Prácticamente todos están extinguidos. Y los escasos supervivientes, de haberlos, han estado evolucionando hasta hoy.

—En ese caso... ¿Qué animal es aquel que campa en aquella lejana colina? —le señalé sorprendido, pero sabiéndome a distancia segura de aquel mastodonte.

—Tranquilo, amigo. Aquel individuo... no es dinosaurio. ¡Es un mamut! Herbívoro y pacífico.

Llegados a un claro, entre matorrales de monte bajo, observamos las icnitas esculpidas en la roca por las potentes patas de un grupo de dinosaurios. Después de una docena de fotografías desde diferentes posiciones, me pidió que sacase otras tantas, esta vez con él incluido, junto a la icnita mejor conservada. Disfrutaba posando en variadas posturas: en cuclillas, sentado, recostado... A partir de mi cuarta toma comenzó a escucharse un fuerte zumbido que no era viento ni rebaño de cabras; que no era lluvia a pleno sol ni estampida de búfalos. Vi acercarse como una nube de polvo. Comencé a ponerme nervioso. Las siguientes fotos me salieron movidas pese al estabilizador óptico. Él se puso en pie, alarmado, ordenándome correr monte abajo. 

—¡Son los insectos pirañoides! ¡Los Esquilmers! —exclamó un par de veces durante nuestra huida.

Un puñado nos alcanzaron. Casi me destrozan dos dedos en la lucha. A él le han comido una oreja y medio dedo. Y con el terrible susto, casi se me quita la repulsa a los dinosaurios. 

PSEUDÓNIPONCIO (MARCOS GARCÍA BARREIRO)


Y este es el último de los relatos presentados al Segundo Certamen Literario Koprolitos. ¡Gracias, Marcos!

lunes, 21 de enero de 2013

Ninjasaur

Jason Horn es un dibujante de Nashville (Tennessee, Estados Unidos) y es el autor de los cómics "Kathryn the Chrononaut" o "Ninjasaur". Es precisamente este último título, su obra más famosa y el motivo por el que le traemos hoy a Koprolitos.

A comienzos del pasado 2012, Horn consiguió editar el primer volumen en papel de "Ninjasaur", que como os podéis imaginar trata de un dinosaurio ninja, cuyo mayor enemigo es el Professor Deadbones. No obstante a lo largo de sus aventuras, Ninjasaur deberá enfrentarse a fantasmas, cavernícolas, científicos locos, extraterrestres, rinocerontes-robot samurais o Napoleon entre otros. El cómic puede conseguirse por 15 dólares aquí.

Además, en Noviembre apareció la aplicación para móviles basada en "Ninjasaur", combinando los elementos del cómic con un juego que comienza donde la historia finaliza. Se puede echar un vistazo de la misma aquí.

Me lo chivó Escaso Reflexionador. ¡Gracias!

viernes, 18 de enero de 2013

Enter Shikari - Hello Tyrannosaurus, meet Tyrannicide

Enter Shikari es una banda inglesa de post-hardcore formada en 2003 en St Albans (Hertfordshire, Gran Bretaña) por Roughton "Rou" Reynolds (voz, guitarra, sintetizadores y programaciones), Liam "Rory" Clewlow (guitarra y coros), Chris Batten (bajo y coros) y Rob Rolfe (bateria y coros). Desde su formación han editado varios EPs y tres álbumes de estudio: "Take to the Skies" (2007), "Common Dreads" (2009) y "A Flash Flood Of Colour" (2012).

En su último disco, incluyen el tema "Hello Tyrannosaurus, meet Tyrannicide", que aunque no habla de paleontología en sentido estricto, si que utiliza al tiranosaurio como símbolo de tiranía y opresión. El video ha sido creado por Jonathan Lindley y comienza con un aviso para epilépticos. Ahí lo dejo:



La letra de la canción es la siguiente:

Hello Tyrannosaurus, meet Tyrannicide
You haven't read your history have you? Just regurgitated lies
And everything taught to you, no man is too tall
You can grow but remember, empires always fall

We're not your subjects, You're not our King
Nature is the only dictator, that I respect and obey
You've tried and failed, You don't create
Now you're trying to eradicate

Hello Tyrannosaurus, meet Tyrannicide
You haven't read your history have you? Just regurgitated lies
And everything taught to you, no man is too tall
You can grow but remember, empires always fall

We're not your subjects, You're not our King
Nature is the only dictator, that I respect and obey
You don't invent, You don't create
Now's our time to eradicate

We will torture, we will slaughter in your name
We will occupy and we will invade
We will silence and suppress without blame
We will rape, steal, destroy all you've made

Hello Tyrannosaurus, meet Tyrannicide
You haven't read your history have you? Just regurgitated lies
And everything taught to you, no man is too tall
You can grow but remember, empires always fall

Empires always fall

Empires always fall

Concrete Eye contact
Dig your nails into your palms
HELLO TYRANNOSAURUS (GWRAAAR)

Empires always fall

Empires always fall

Empires always fall

Empires always fall

jueves, 17 de enero de 2013

16:40, descubriendo icnitas y el sexo (Loli González Prada)

Era domingo, y Sara se encontraba en el vehículo de un hombre del cual tenía la certeza que debía de tener algún secreto para seguir soltero a los 40. Quizás es que era un vago redomado, o quizás es que padecía de eyaculación precoz, o quizás era que su madre aún le elegía la ropa. A simple vista no se le veía ningún defecto, pero a la mujer le preocupaba bastante que después de dos meses no hubiera intentado acostarse con ella. Todos los hombres que habían pasado por su vida lo habían intentado a la primera cita, o como mucho a la segunda.

─ ¿A dónde vamos?─ le preguntó Sara.

─ ¿Confías en mi?─ inquirió el hombre acariciándole la mano.

─ ¿No pensaras descuartizarme?─ dijo la mujer eludiendo una pregunta con otra.

─ ¿Lo dices por la moto sierra?

─ Y los tres cuchillos, y la macheta que he visto atrás, y eso que parece…─señaló dubitativa.

─ Es un limpiador neumático de fósiles. Es para las icnitas.

─ ¡Ah, sí! Busque esa palabra en wikipedia.

─ ¿Y?

─ Creo que sigues soltero porque estás loco.

─ ¿Y qué piensas hacer?

─ Me gustas mucho, pero…

─ Si aguantas hasta el final del recorrido te haré el amor como jamás te lo han hecho ─le prometió él acariciándole provocadoramente el muslo.

─ Es que ─empezó a negar Sara, ─ bueno, vale, me has convencido─ se escuchó decir.

Ocupar los domingos en buscar icnitas de ornitópodos gigantes o dinosaurios terópodos era su secreto, y todas las mujeres con las que había salido huían pues no estaban dispuestas a seguirlo por mucho que les hiciera reír. Ella también tenía un secreto y seguía virgen a los 35 años porque era una exigente en cuestión de hombres, pero había llegado el momento de cerrar los ojos si quería conseguir el viaje a Venecia que le habían prometido sus amigas si dejaba de serlo antes de los 36. Y tenía un problema, sólo le quedaban unas horas para cumplir los 36 y por muy loco que estuviera tenía que ser con él.

─ Sígueme, y no hables pase lo que pase─ dijo el hombre deteniendo el vehículo muy cerca de la orilla del río.

─ Nunca he estado callada más de cinco minutos.

─ Si crees que no puedes hacerlo quédate en el coche, pero…

─ ¿Pero?

─ No habrá el final que ambos deseamos─ sentenció.

Aquello prometía. Sara se cosió los labios con un gesto y se dejo llevar. Se vistió un traje de neopreno que él le entregó y cuando se subió la cremallera se percató de que él la miraba, éste se acercó y la beso lento, rápido, con lengua, succionando, comiendo, lamiendo hasta que con duelo se alejó de su boca. Sara nunca reconocería que lo deseaba y que no le importaba que estuviera loco, ni encontrarse sola a su merced entre la tupida maleza de los confines del mundo, bosques de árboles que lucían sus mejores trajes, y un río rebosante de agua caída en el invierno que recientemente se había ido.

─ No hablare ─aseguró la mujer con las rodillas temblándole por el mejor beso que había recibido en su vida.

Cruzaron el río nadando contra corriente, una culebra se cruzó en su camino y contuvo la respiración hasta que él la alentó para que siguiera, varias truchas nadaban a la par de ellos saltando de un lado al otro, mientras que por la orilla una pareja de ciervos no perdían de vista a los intrusos.

Cuando llegaron al otro lado del río había una aldea que sortearon siguiendo un sendero que no hacía mucho que alguien había hecho, y que estaba oculto tras un montón de escobas y de helechos brillantes. Él la cogió de la mano y caminaron en silencio un buen rato hasta toparse con una montaña donde por señas le indicó que lo siguiera, y ella lo imitó escalando la ladera, hasta que llegaron a una cueva en cuya entrada la mujer vio la primera icnita que veía en su vida, y se sorprendió a si misma saltando emocionada en completo silencio.

─ Lo descubrí una semana antes de conocerte─ le explicó él.

─ ¿Por qué no puedo hablar? ─preguntó curiosa.

─ Simplemente porque me gusta el silencio, y pocas mujeres saben disfrutar de él ¿Quieres entrar?─ le dijo cediéndole el paso a la cueva.

Las huellas eran claras, se veía algún diente que había sido delicadamente desempolvado, y unos huesos que parecían pertenecer a una pata.

─ Nunca imagine que existieran de verdad ─exclamó Sara.

A medida que se adentraban en la cueva, la mujer se sorprendió al descubrir un lecho rodeado de flores, una botella de champán, y un fuego preparado para dar calor y que él encendió diligente.

─ ¿Qué significa todo esto?

─ Sé que has pensado que soy un loco por dedicar los domingos a buscar icnitas─ dijo rodeándola con sus brazos, ─ y creo que no te equivocas ni un ápice al pensarlo, y precisamente porque soy un loco es aquí donde quiero amarte por primera vez.

─ Creí que estaba preparada para hacerlo…─ musitó Sara ligeramente asustada dando un paso hacia atrás.

─Y lo estás ─le aseguró él volviendo a abrazarla.

─ No lo estoy, tú no sabes que…

─ Sé que eres virgen. Se lo escuché decir a tus amigas en una terraza, y supe que tenía que conocerte. Me he enamorado por segunda vez en mi vida Sara. Primero de ellas─ musitó él señalando las icnitas, ─ y ahora de ti.

Él le cogió el móvil del bolsillo, y éste empezó a grabar.

Y ella no pudo hacer otra cosa que caer rendida en sus brazos, y en su lecho, rodeados de icnitas descubiertas y de otras que aún por descubrir esperaban en lo más profundo de la cueva.

LIDIA GOPRA REAL (Loli González Prada)


El penúltimo de los relatos presentados al Segundo Certamen Literario Koprolitos.

¡Muchas gracias Loli!

miércoles, 16 de enero de 2013

Dinostory

Mike Whitla es un profesor de música de Toronto (Canadá) que lleva trabajando con niños desde los 90. Él es el creador de Dinostory, una opera-rock sobre dinosaurios para toda la familia que ha sido premiada en los Nappa Awards y en los Parents' Choice Awards de 2011. En este musical, Whitla cuenta la historia de una joven triceratops que, siendo un huevo, es separado de su nido y eclosiona por su cuenta.



La pequeña Terri tendrá que salir al mundo y buscar sus orígenes. Deberá buscar comida y bebida y encontrará otros dinosaurios herbívoros como Jenny, la ankylosauria, o el peculiar estegosaurio Steggy. Además, se enfrentará a uno de los peligros del Cretácico, el temible T-Rex, que no será especialmente amigable con Terri.



La música es rica y dinámica y va desde el rock clásico al jazz, pasando por el reggae. Whitla se ocupa de la guitarra y se ha rodeado de multitud de músicos para llevar a cabo el disco, entre ellos Trichy Sankaran, Ivan Rosenberg, Mark Kelso o Chris Coole. Para dar a conocer Dinostory, ha preparado varios videos animados por Chao Tsai, con algunos fragmentos de la obra.


martes, 15 de enero de 2013

Una discusión doméstica (Vicente García-Oliva)

La señora Iguanodona miró con aire de reprobación a su marido. Acababa, un día más, de terminar sus labores domésticas, pasando la fregona a toda la casa. El suelo había quedado, más que limpio, brillante. Y ahora venía aquel bárbaro con todas las patas llenas de barro y, sin ninguna consideración, se había paseado por el porche dejando sus enorme huellas marcadas en el suelo.

-¿Qué te dije la última vez?

El enorme Iguanodón miró con cara bobalicona a su mujer:

-¿Qué viniera más temprano…?

-¡Ay, hijo, a veces me parece que eres tonto! ¿Cómo habré podido casarme contigo? ¡Razón tenía mi madre! ¡No, no era nada de la hora…!

Y señaló malhumoradamente hacia la fregona que reposaba al lado de la puerta, en espera de ser recogida.

-¡Ah, claro, la fregona! Tenía que haberme limpiado las patas ¿no?

La señora Iguanodona puso cara de resignación y, quitándose el delantal, restregó sus miembros delanteros en él:

-¡Bah, ahora ya es igual! Dentro de media hora nos iremos para siempre de este lugar. Ya tenía gana de que nos mudáramos a la costa, a ver si por fin podemos ver algo el sol. Así que acaba de arreglarte que nos vamos

Y, en efecto, justo a la media hora de producirse esta conversación, el señor y la señora Iguanodón abandonaban su antigua residencia en busca de un nuevo y feliz hogar.

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-…y esta es, señoras y señores, la última parada del recorrido. La última y más importante. La joya de la corona del Museo. Las huellas de uno de esos animales ejemplares que habitaron nuestro territorio hace 120 o 130 millones de años. Las icnitas de ese gran depredador que fue el Iguanodon. Un fiero cazador provisto de enormes garras con las que despedazaba a sus víctimas, a la vez que se defendía de otros grandes depredadores. ¡Miren, miren! Contemplen de cerca estas icnitas. Podemos imaginar el momento en el que se produjeron: El terrible Iguanodon al ataque, causando la muerte y el pánico en el entorno en el que vivía… No, por favor, no toquen el cristal…

ALLAN QUATERMAIN (Vicente García-Oliva)


En el Segundo Certamen Literario Koprolitos tuvimos el honor de contar con la participación de Vicente García Oliva, autor (entre otros) de El Cielo de los Dinosaurios.

¡Muchas gracias Vicente!

lunes, 14 de enero de 2013

Gorra Dino Gypsy Skull

The Seven Year Stitch es una pequeña empresa dedicada a pintar a mano ropa de forma que el producto resultante sea único y exclusivo. Decoran de elementos vintage e iconos pop desde camisetas y zapatos hasta bolsos o gorras.

En este caso, sacaron a la venta una gorra con una ilustración al estilo de las calaveras gitanas a partir de un cráneo de terópodo. Lamentablemente, solo hicieron una unidad y ya no está disponible, pero podemos echar un ojo al resto de sus productos aquí.

Icnitas (Juan José Santana)

El viejo Ford Ranger traqueteaba por el pedregoso sendero. En su interior viajaban dos personas, Miguel de unos 19 años y Fidel de 47. Las sierras del interior de Alicante los saludaban con todo su esplendor. Un mar de pinos con un espeso sotobosque de romero y carrascas les saludaban con todos sus aromas. Miguel parecía un tanto incomodo.

- Muchacho, hoy tenemos una faena importante.

- ¿Que faena? (Miguel parecía extrañado)

- Vamos a cazar especies exóticas.

- ¿Como dice?

- Lo que oyes, la gente antes abandonaba perros y gatos pero ahora ya no se conforman con eso...

- No se a que se refiere...

- ¡Es que ya no os enseñan nada cuando estudiáis hoy día! (Lo cortó Fidel visiblemente irritado)

- No sé de que me esta hablando...

- Da igual, ya hemos llegado. Hace tiempo que llevo viendo huellas curiosas en esta zona. ¡Abajo!

Fidel le entregó a Miguel una vieja escopeta repetidora del calibre 12 con visibles marcas de uso y un puñado de cartuchos de posta, mientras él cogía un viejo rifle de cerrojo del 308 y un peine con balas. Miguel, con la cara desencajada en una mezcla de miedo e incomprensión, apenas puede seguir a Fidel por la estrecha senda de animales. En un momento dado Fidel agachó su rechoncha figura junto a un charco, resto de las últimas lluvias.

- Mira, esta es una huella de dromeosáurido.

- Si, es una bonita icnita (dijo Miguel), pero no es de ningún dinosaurio parece de algún tipo de perisodáctilo.

- ¿Icnita?

- Si, una icnita, una huella fosil.

- No esta fosilizada, es fresca. ¿Es que no lo ves? (Explicó Fidel comprensivo) 

- ¿Pero que esta diciendo?

El cuerpo de Fidel comenzó a temblar mientras su semblante se alteraba.

- Digo que primero fue aquel yanki que se dedicó a crear híbridos de pato y cocodrilo, luego ese tal Horner o Forner y su maldito pollosaurio, y ahora esos colgados de NGN que han empezado a clonar dinosaurios para venderlos como mascotas. Estos malditos montes están llenos de estos bichos, todo el maldito mundo esta lleno de esos bichos y te van a comer... ¡A eso me refiero!

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- Entonces me giré y vi como un Deinonychus tenía a Miguel cogido por el cuello. Yo salí corriendo y bueno... aquí estoy.

Fidel estaba en una poco iluminada sala de interrogatorios. El interrogador era un teniente de la guardia civil con cara de pocos amigos y mucha mala leche.

- Mire Fidel, sabemos de su problema psicológico pero necesitamos su ayuda. Usted no es guarda de campo, Miguel no estudió para ello, era paleontólogo. Ha aparecido usted con la ropa completamente llena de sangre y no tiene escapatoria, pero necesitamos su ayuda. Por favor, céntrese y díganos que hizo con el cadáver. ¿Dónde lo escondió?

PALEOSHINOBI (Juan José Santana)


Otro de los relatos presentados al Segundo Certamen Literario Koprolitos. 

¡Muchas gracias por participar Juan José!

sábado, 12 de enero de 2013

Los mejores argumentos creacionistas

Video creado por la web The Thinking Atheist en el que nos ofrecen los mejores argumentos que los creacionistas usan en sus discusiones defendiendo sus puntos de vista y sus refutaciones. Subtítulos en castellano cortesía de ScienceinSpanish.

Lo vi en Naukas.

viernes, 11 de enero de 2013

A pleno sol (Christine Andrés Moreno)

Beatriz quería ir a ver las icnitas, y no había más que hablar. Daba igual que el sol maltés brillara tan fuerte que hubiera podido fundir al mismísimo halcón, y que no hubiera una maldita sombra con la que cubrirse. Nunca había visto una icnita y había que hacerlo, punto. Yo dudo que supiera siquiera lo que era, porque la guía la llevaba yo. Tampoco es que yo tuviera más datos, sólo había visto una foto pequeña de una huella de dinosaurio en una roca y un párrafo sobre el paraje especial donde se encontraban. 

Había que atravesar el jardín de un hotel de lujo y localizar el camino que bordeaba la costa, y eso hicimos. Pasaron diez minutos, veinte, y no había rastro de nada que no fueran surcos en llanuras de piedra caliza que acababan bruscamente en acantilados blancos. Notaba el sudor que nacía en mi sien y recorría mi cara hasta morir en el cuello de la camiseta. Beatriz iba más deprisa, y estaba cada vez más lejos.

Cuando estaba a punto de rebelarme, surgieron los círculos de piedras, una especie de Stonehenge, aún más primitivo e irregular, con ligeros desniveles. En el centro se suponía que estaban las huellas misteriosas. Entramos en el laberinto de rocas, evitando cortarlo a través, siguiendo el ritual y aprovechando las sombras ligeras.

Veía a Beatriz siguiendo la espiral, con los brazos abiertos en cruz rozando las formas verticales, como si estuviera en trance, aparecer y desaparecer al interponerse una roca en mi campo de visión. Al llegar al centro oí una exclamación de sorpresa y luego todo fue silencio. Aceleré el paso, esperando ver la maravillosa icnita que los antiguos veneraban. El centro del paraje surgió de repente, en el centro, como un altar, una placa circular con una huella enorme en el centro. Me acerqué a tocarla, la piedra arañaba suavemente mi palma, la recorrí con mis dedos y me giré buscando a Beatriz, pero allí no había nadie. La llamé, cada vez más alto y rápido, pero no oí nada, ni el viento, ni pájaros, ni el mar. Nada.

Recorrí el laberinto en sentido contrario, esperando que apareciera en cualquier momento, que todo fuera una broma, pero allí sólo estaba yo. Salí corriendo y cogí el camino de vuelta bajo el sol abrasador. 

Lo siguiente que recuerdo fue una cama de hospital y un policía que me preguntaba en inglés. El recepcionista del hotel había dado la voz de alarma cuando vio que las dos turistas no volvían. A mí me encontraron a medio camino, a Beatriz no la habían encontrado. La policía pensaba que había debido de caer por un acantilado. 

Una semana después volví a casa. He intentado olvidar ese viaje a Malta desde entonces. A veces parece que lo consigo, pero por las noches, Beatriz sigue bailando en mis sueños alrededor de los círculos de piedra bajo el sol del mediodía. 



Y este es el tercero de los relatos que finalizaron en segundo lugar en el Segundo Certamen Literario Koprolitos. Su autora, Christine, tiene un blog propio donde pueden leerse más relatos suyos.

¡Muchas gracias por participar!

Collares dinosaurianos

Ya puedes ir por la vida en plan bad boy alardeando de orgullo dinosauriano con estos collares de madera que nos trae Designosaur. Creada en noviembre de 2011 por Jacques Keogh y Karli Dendy, se trata de una empresa de joyería radicada en Brighton (Inglaterra).

Ambos se graduaron en diseño de producto por la Universidad de Sussex y desde hace un par de años fabrican sorprendentes y originales collares, anillos y broches con forma de dinosaurio a partir de acrílico y madera de cereza que cortan con láser.

Me lo enviaron Cristina y Xhup. ¡Gracias!

jueves, 10 de enero de 2013

Uno más (Mauro García-Oliva)

Como no puede ser de otra manera la luz es intensa y roja. Los últimos átomos de hidrógeno se han fusionado millones de años atrás y su especie, en este sistema solar, es ya una especie extinta. El aspecto de la estrella es pesado y torpe y los procesos tripe alfa que apenas la mantienen erguida suponen una agotadora y pesada digestión dentro de este gigantesco animal. Sigo los protocolos y desciendo sobre la superficie del planeta. Uno más. Ajustar la configuración del traje para soportar las condiciones externas antes de salir forma parte de la rutina. Hace mucho tiempo que todo este proceso dejó de emocionarme. Tras una vida visitando planetas yermos como este, me he convertido en otro de ellos. Uno más. Una roca abandonada y solitaria en medio del vacío. Una roca a punto de ser devorada. Me obligo a no pensar en ello y trato de centrarme en la misión.

Desciendo y camino por la superficie baldía. Afuera, rodeado de ocre, puedo sentir la proximidad de los límites de la gigante roja, acercándose lentamente. Implacables. Me detengo unos segundos a observar sus fauces abiertas y por un instante me pregunto cómo será el final. Como será sentirse caer hacia el núcleo de esa mole incandescente. Sencillamente, caer.

Durante varios días recorro lo que queda del planeta. La elección siempre es difícil. Sea lo que sea debe caber en su vitrina, un cubo de 1 metro de lado, junto a las otras. Sin excepción. Así ha sido en cada planeta que he visitado. El trabajo de síntesis que requiere la misión es más propio de un poeta que de un científico. Toda una historia planetaria en apenas un fragmento. Uno más.

En ocasiones me permito caer en la tentación de pensar cómo habrá sido todo ¿Esto me hace ser menos objetivo? Ni siquiera sé si debo serlo. Pero el peligro real de pararse a darle vueltas a todas estas cosas es que el vértigo te paralice. Que el transcurso de los acontecimientos, desde el origen hasta el fin, te sobrevenga en una fracción de segundo como un tsunami anegándolo todo en tu cerebro. Mal asunto.

Finalmente tomo la decisión en uno de los afloramientos que encuentro al sexto día local. Con el mayor cuidado del que soy capaz extraigo la muestra. El trabajo me lleva varias horas y aunque quizá podría haber seleccionado una pieza menos complicada, siento que hago lo correcto. Que precisamente esta es la adecuada.

En la nave, la vitrina se cierra al vacío con un seco bufido. Durante unos momentos contemplo las ondulaciones simétricas en esas arenas detenidas. Sobre ellas, perfilada con trazos finos y delicados, la icnita serpentea fosilizada para siempre. Mis dedos la pintan en el aire tratando de alcanzar, en vano, su significado último. Cuando me dirijo hacia la cabina, la dejo allí, aún flotando unos instantes tras de mí… La huella de una vida que se dibuja así:

Mar



Otro de los relatos que quedó empatado en el segundo lugar del Segundo Certamen Literario Koprolitos. Mauro es el único que ha repetido en el certamen, ya que el año pasado presentó el relato "Coprolitos". Por cierto, ¿le habéis echado ya un ojo a su twitter?

Dinosaurios imaginarios

Este mini spot para el Museo Patagónico de Ciencias Naturales fue ideado y realizado por Marc Zbrun. En Koprolitos tenemos debilidad por la stop-motion y no podíamos dejar pasar este video.

miércoles, 9 de enero de 2013

Benditas icnitas (Carlos de Miguel)

Una vez más, Alonso fue a ver las huellas de piedra. Sus padres no necesitaban su ayuda aquel día, así que disponía de toda la mañana para hacer lo que le placiera. 

Recordaba a la perfección el día en que las habían descubierto, dos años atrás. Nuño Núñez, un pastor de ovejas, había desaparecido con la mitad de su rebaño durante una terrible tormenta. Nuño era un hombre querido en todo el pueblo, amable, alegre y dado a pasar las noches en la posada, regalando anécdotas y bromas a sus vecinos. La noche de la tormenta no apareció por la posada, y tampoco la siguiente. Al tercer día algunas ovejas descarriadas de su rebaño llegaron al pueblo, empapadas y en un estado deplorable, pero de Nuño aún no se sabía nada. Los rumores empezaron a circular entre los más cotillas, y todo el mundo empezó a temerse lo peor. Una caída, un desprendimiento, un torrente o el ataque de unos bandidos eran las opciones con más adeptos.

Y entonces, una semana después, cuando todo el mundo le daba por muerto, apareció de nuevo en el pueblo, con las doce ovejas que le quedaban de su rebaño de doscientas. Estaba sucio, herido, malnutrido y enfermo, pero una expresión de júbilo iluminaba su rostro. Afirmó haber sido testigo de un milagro y salvado por una intervención divina. Tras dos días perdido, sin comer ni beber, se le apareció la Virgen a lomos de un asno, con el Niño Cristo en brazos, y le indicó el camino de vuelta. Mientras la visión se desvanecía entre la lluvia, el asno iba grabando sus pisadas en la dura roca.

Por supuesto, su historia caló profundamente entre los lugareños. Aun terriblemente enfermo de fiebre, Nuño se empeñó en llevar hasta allí a los sacerdotes del monasterio, a las autoridades y a todo aquel que quisiera ver con sus propios ojos las pruebas de dicho prodigio. Y tras una larga caminata allí estaban, unas enormes y extrañas huellas impresas en la ladera de piedra, testigo directo de los pasos del animal que cargaba con el hijo de Dios y su madre. Se proclamó el milagro y se clamó a los cielos, y el respeto y el temor por lo divino se hizo todavía más fuerte en los corazones de aquella gente. El lugar pasó a considerarse sagrado. El pueblo pasó a considerarse sagrado. El bueno de Nuño, que murió aquella misma noche debido a la fiebre, pasó a considerarse un hombre santo.

Dos años habían pasado ya, y a Alonso todavía le costaba mucho creerse todo aquello. Le había caído bien Nuño, pero él, un muchacho de diez años que jamás había pisado la escuela, siempre había considerado al pastor un poco bruto. Se suponía que la visión celestial le había indicado el camino de vuelta, pero Nuño había estado perdido aún cinco días más; también era sabido que las fiebres y calenturas podían provocar alucinaciones. Y desde luego, si de algo no eran aquellas huellas era de burro: no coincidían ni en tamaño ni en forma. Por supuesto, sabía que no podía decirle a nadie ninguna de aquellas cosas, o le acusarían de blasfemo, hereje y quién sabe qué más, y podría tener problemas muy serios.

Por fin llegó hasta el lugar en el que estaban las huellas de piedra. Terminó la torta que se estaba comiendo, se limpió las manos en las calzas y se agachó junto a la primera de ellas. Tres dedos, como las de las aves, pero de un tamaño imposiblemente superior; su mano, a su lado, resultaba diminuta y ridícula. A Alonso le fascinaban aquellas marcas, pero su interés nada tenía que ver con lo místico. ¿A qué clase de fantástica criatura pertenecían, tan poderosa y grande que era capaz de grabar sus pasos en la dura roca? ¿Cómo era? ¿Qué comía? ¿Dónde vivía? ¿Cuánto hacía que había pasado por allí? Y por encima de todo, ¿dónde estaba ahora? ¿Qué había sido de ella? Eran preguntas que se hacía una y otra vez, cuestiones que llevaba dos años repitiéndose y que asaltaban su mente cada vez que visitaba aquel lugar.

Avanzó hasta la siguiente huella para observarla, y luego hasta la siguiente, y la siguiente y la siguiente, hasta llegar a la última de ellas. Entonces volvió a la primera, metió el pie en ella y dio una zancada hasta la segunda. Así, a grandes pasos, recorrió todo el rastro, haciendo ruidos y poniendo extrañas posturas, imaginando que era una de aquellas maravillosas bestias. Alonso era un niño inteligente, callado e introvertido, y puesto que además no tenía hermanos, no era raro verlo jugar solo.

Un momento… ¿qué era aquello? Desde el final de la explanada rocosa Alonso pudo ver que las huellas no acababan sin más, sino que desaparecían bajo un manto de arbustos y hierbas. Y unas decenas de metros más allá, se abría otra zona de terreno duro y escarpado, desnudo de vegetación. ¿Llegaría hasta allí el rastro? Siguiendo un presentimiento y con el corazón en un puño, siguió adelante. Sin embargo, no estaba preparado para lo que vio a continuación.

Efectivamente, las huellas llegaban hasta allí. Pero no lo hacían en solitario, porque otro conjunto de pisadas se unían a ellas y avanzaban juntas. ¡Y allí, más adelante, había más! Este tercer grupo de huellas solo tenía dos dedos en uno de los pies… ¡el animal había perdido un dedo! Había todavía más pisadas, en esta ocasión más pequeñas, que avanzaban entre las huellas de mayor tamaño… ¡el rastro de una cría! Alonso se sentía emocionado, exultante… todo un grupo de aquellos increíbles animales había pasado por allí. ¿Cómo es que nadie se había dado cuenta? ¿Cómo era posible que él no hubiera descubierto antes aquella maravilla?

La imaginación de Alonso estaba desbordada. Atravesaban su cabeza imágenes de colosales y gigantescos animales, parecidos y a la vez diferentes a los pájaros, que caminaban a grandes pasos por aquellos parajes, haciendo temblar la tierra a su paso y dejando constancia de su existencia en forma de grandes huellas impresas en la roca.

Y de pronto, Alonso se sintió triste. Acababa de hacer un descubrimiento increíble, el hallazgo de pruebas de la existencia de criaturas enormes y extraordinarias, quizás todavía ocultas en alguna parte, en lejanas tierras o por el contrario en alguna cueva cercana. Algo mucho más maravilloso, misterioso y complejo que las historias en las que creía la gente del pueblo. Y sin embargo, no podría compartirlo con nadie. La gente no estaba preparada para aquello, no cabía en sus mentes moldeadas por historias que llevaban oyendo y repitiendo desde pequeños. Y aquel muchacho de diez años de pronto sintió que se hacía mayor, y se notó cansado y abrumado como un anciano.

Habrían de pasar varios siglos todavía para que los científicos conocieran su significado, pero aquel día Alonso estuvo realmente cerca de comprender la verdadera naturaleza de las icnitas.

RODRIGO SAURIO (Carlos de Miguel)


Este es uno de los relatos que quedó en segundo lugar, cuyo autor es Carlos de Miguel, uno de los responsables del Blog de Las Hoyas, paleoilustrador y ya un habitual en Koprolitos (ya publicamos un relato suyo aquí).

¡Gracias por participar, Carlos!

martes, 8 de enero de 2013

Baconsaurus

Esta apología de lo grasiento tomando a un saurópodo como excusa también podría llamarse "Jurassic Pork". Como bien dicen en el Tumblr de Dodepecho "A los dinosaurios no se los cargó un meteorito, los mató el colesterol".

lunes, 7 de enero de 2013

Una oportunidad única (Juan José Tapia)

Era la tercera vez que tal hecho insólito ocurría, y no estaba dispuesta a dejarlo pasar una vez más. Quizás el tamaño del cartel no fuese el apropiado para captar su atención, e incluso cabía la posibilidad de que no fuese aquella la bodega que él tenía previsto visitar, pero mi paciencia tenía un límite, y hacía kilómetros que se había visto superada por las circunstancias. Dispuesta a salir de dudas y evitar de una vez por todas que dentro de mi mente siguieran tomando forma las posibilidades más variopintas, me dispuse a abordar a mi acompañante de forma directa, sin andarme por las ramas:

—¿A dónde vamos, Carlos? —No apartó sus ojos de la carretera. Su actitud no ayudaba a mis propósitos. —Lo digo porque desde que entramos en La Rioja hemos pasado al menos cinco bodegas, que yo haya visto, y te aseguro que no he llevado la cuenta de forma sistemática. ¿Me puedes explicar qué está pasando aquí?

Por fin se dignó a girar la cabeza para mirarme con esa estúpida sonrisa suya que tantas veces había conseguido sacarme de quicio. Lo peor era que él lo sabía; era plenamente consciente del estado de nervios en que sus interminables pausas me ponían, no porque contase con una empatía especialmente desarrollada, sino más bien porque yo me había encargado de hacérselo saber en cada ocasión.

—No te preocupes, cari, aún no hemos llegado a nuestro destino.

¿Cuántas veces le habría dicho que no me llamase de ese modo? Tenía la seguridad de que debía haber cientos, quizás miles de parejas que empleaban ese estúpido apelativo cariñoso para referirse a su enemigo dentro de la misma, y no estaba dispuesta a ser una más. Al menos en algo así quería gozar de cierto grado de exclusividad, ya que lo raquítico de mi cuenta corriente no me permitía alcanzarla por otros medios más convencionales.

Las palabras de mi pareja no terminaron de cumplir mis expectativas, por lo que me vi forzada a prolongar una conversación que me daba malas vibraciones, pues algo me decía que habría de desembocar en nuestra enésima pelea en lo que iba de semana.

—Carlos, quiero que entiendas que cuando me hablaste de pasar el puente en estas tierras, mi idea era otra. Pensé que serían unos días llenos de romanticismo, pero de momento lo único que he visto son los carteles azules de la autovía. No sé, pero supongo que estando en la tierra del Rioja, lo suyo sería hacer una visita a una bodega, aunque sólo fuera una chiquitita. Sin embargo, ahí estás tú, con las manos en el volante, llevándonos a sólo Dios sabe dónde, como si no fuera contigo la cosa.

Esperaba recibir por su parte una nueva muestra de su sonrisa, pero imagino que alguna de las pocas neuronas que aún le quedaban en ese lugar vacío que en la mayoría de los seres humanos ocupa el cerebro, le hizo ver que no resultaba conveniente soliviantarme más de lo necesario.

—¿Te refieres al vino? —Sinceramente, habría preferido una sonrisa antes que una pregunta tan carente de sentido—. Mujer, eso lo puedes encontrar en cualquier supermercado, pero lo que te voy a enseñar es algo extraordinario, y créeme si te digo que estamos en el mejor lugar para verlo. No podía dejar pasar esta oportunidad.

Lo que tanto me había esforzado por evitar estaba teniendo lugar: mi mente trabajaba a marchas forzadas tratando de asociar sus palabras con el lugar en que nos encontrábamos, pero era incapaz de hallar una conexión que me ayudase a descubrir el secreto que se ocultaba tras aquella frase.

Siempre había oído decir que los coches como el que él se había empeñado en comprar, por mucha pinta que pudieran tener de todo terreno, estaban destinados a circular fundamentalmente sobre asfalto. Lo demás no eran más que toques cosméticos para ir a la moda. Sin embargo, Carlos había dejado atrás las vías que aparecían en los mapas de carreteras para aventurarse por unos caminos de tierra que me hacían sentir como si fuera el copiloto de un coche de rallys. Podía oír cómo las piedras golpeaban los bajos de nuestro vehículo, y no me hacía ninguna gracia. Tan sólo esperaba que de un momento a otro el indicador del nivel de gasolina se fuese a cero, señalando que el depósito había sido perforado por el irresponsable modo de conducir de quien tenía sentado a mi lado.

Sabía que todo cuanto podía salir de mi boca eran improperios y descalificaciones personales por lo que, haciendo un ejercicio de autocontrol, me armé de paciencia y aguardé a que aquel émulo de Carlos Sainz tuviese a bien detener la marcha, para descubrir hasta dónde se había dispuesto a llevarme.

Cuando bajé del vehículo traté de encontrar algo, una construcción, un monumento natural, ¡cualquier cosa!, pero no, aquel lugar no tenía nada que lo diferenciase de cualquiera de los parajes por los que habíamos transitado hasta llegar allí. De no ser porque nuestra relación duraba ya más de cinco años, y habíamos hecho todo lo que a una pareja se le supone, habría pensado que albergaba algún tipo de intención deshonesta para conmigo, y tan sólo se había preocupado de buscar el lugar más apartado de la civilización para ponerla en práctica.

Lo atravesé con mi mirada esperando que se diese por aludido, y terminase de una vez por todas con el misterio que estaba rodeando nuestro viaje.

—Ven por aquí, acompáñame. Ya no debemos andar muy lejos.

Le seguí por aquella escarpada loma, pensando que mi calzado no era el más apropiado para hacer senderismo, pero no era aquello lo que tenía en mente cuando me levante aquella mañana. Contaba con que mis tacones resonaran gracias a la reverberación natural de alguna bodega, pero ahora tenía que evitar por todos los medios que estos se rompiesen mientras me entregaba a un curso acelerado de alpinismo en mitad de la nada.

—¡Por fin! —gritó con una alegría que distaba un mundo de mi estado anímico—. Míralas, ¿las ves?

En el suelo pedregoso, allí donde señalaba su dedo, no vi nada más que eso, piedras. No fue hasta que presté un poco más de atención, cuando me pareció distinguir algo que se asemejaba a las huellas de un animal, aunque no sabría decir de qué especie se trataba.

—Ahí las tienes. Han estado esperando millones de años para que viniéramos a verlas, pero finalmente, aquí estamos.

Mis ojos iban alternativamente de las huellas en el suelo al rostro henchido de orgullo de Carlos, preguntándome si se trataba de algún tipo de broma. ¿Realmente era aquello lo que habíamos ido a ver a La Rioja?

—¿Qué se supone que estoy viendo? —pregunté tratando de contener la ira que comenzaba a crecer en mi interior.

—Icnitas; concretamente, huellas de dinosaurio.

En aquel momento supe que aquella experiencia sí que dejaría una profunda huella en nuestra relación, a la que no le daba más de dos días, el tiempo de llegar a casa, hacer la maleta, e irme a casa de mi madre. ¡Icnitas a mí!

HAMMOND / WASOON CHUMBEY (Juan José Tapia)


Y este es el relato ganador del Segundo Certamen Literario Koprolitos.

¡Felicidades Juan José!

Resultado del Segundo Certamen Literario Koprolitos

El pasado 16 de diciembre finalizó el plazo de entrega de trabajos para el Segundo Certamen Literario Koprolitos y desde entonces un selecto jurado ha estado deliberando acerca del resultado. Antes de dar a conocer al ganador de esta edición estaría bien comentar algunos datos. Y es que la participación este año se ha incrementado en cinco relatos, siendo ocho el total de relatos recibidos. Se puede hablar, por tanto, de éxito de convocatoria.

Como expliqué en la primera edición, la mecánica del certamen ha sido la siguiente: los participantes me enviaban sus relatos firmados con un seudónimo; yo conocía la verdadera identidad de cada uno, pero no formaba parte del jurado y tan solo me limitaba a coordinar a un jurado de cinco personas (que no han hablado entre sí y que no conocían la identidad real de los participantes) para que me dijesen cual de los ocho relatos le había gustado más. Los miembros del jurado han sido Sra. Paca, San Saurio, Pepita (todos ellos relacionados con la paleontología), Angelito el del Infierno y Be Winning (estos dos últimos sin relación con el mundo de la paleontología). A continuación podemos ver una instantánea del jurado en la puerta de las instalaciones de Koprolitos Entertainment:

De izquierda a derecha, de arriba a abajo, Be Winning, Pepita, Sra. Paca, Angelito el del Infierno y San Saurio posan tras emitir su veredicto.

De nuevo, las votaciones han estado muy disputadas, y hasta que el último miembro del jurado ha dado su valoración, no había un ganador claro. Finalmente, después de escrutar todas las votaciones, el veredicto del jurado del Segundo Certamen Literario Koprolitos ha dado como ganador al relato:


No obstante, el jurado ha otorgado con sus votaciones un segundo premio ex-aequo a los siguientes relatos:

"BENDITAS ICNITAS" de Rodrigo Saurio (Carlos de Miguel Chaves)
"UNO MÁS" de Hal (Mauro García-Oliva)
"A PLENO SOL" de Atlas (Christine Andrés Moreno)

Esta noche publicaré el relato ganador y durante esta semana el resto. Enhorabuena al ganador y muchas gracias a todos por enviar vuestros relatos.

Supongo que el año que viene repetiremos. Si es que os seguís animando...

viernes, 4 de enero de 2013

El dinosaurio de perchas de Jason Kwan

¿Qué lleva a un joven de 17 años residente en Ontario (Canada) a reconstruir el esqueleto de un dinosaurio con perchas? Sinceramente, no tenemos ni idea, pero el joven se llama Jason Kwan y lo ha hecho. Y a nosotros nos gusta.
(Lo vi aquí).


jueves, 3 de enero de 2013

Soñando pasteles y dinosaurios con Jarrod Landon Porter

I ♥ JLP es el nombre con el cual Jarrod Landon Porter firma sus diseños y dibujos. Natural de Athens (Georgia, Estados Unidos), actualmente trabaja en Florida y es reponsable de ilustrar desde carcasas de móviles hasta camisetas. En algunos de estos proyectos, de vez en cuando, encontramos a algún dinosaurio...

Según Porter, la ilustración que está sobre estas líneas se basa en un sueño en el que él se encontraba realizando un pastel para alguien en un restaurante y un dinosaurio aparecía de repente. El diseño sirvió posteriormente para publicitar un concierto reciente del grupo japonés de noise Melt Banana.

Otro encargo tiene que ver con Robert the Little Foot, DJ de Tallahassee (Florida, Estados Unidos) al que Jarrod le hizo un poster y posteriormente una tarjeta de presentación tomando a Piecitos como protagonista.

La discográfica Team Grizzly Records le encargó otro cartel para promocionar un concierto, pero el dueño de la sala desechó el diseño porque no le gustaba el triángulo verde derritiéndose.

En la siguiente ilustración, Porter fue influenciado por un colega suyo apasionado por los dinosaurios y quiso hacer algo que recordase a los dibujos animados clásicos.

El poster sirvió para anunciar un concierto de los grupos Cartel, This Providence, The Summer Set y The Dares.

miércoles, 2 de enero de 2013

Your Move, Evolution

El estudio Heretic Wear está especializado en diseños para camisetas relacionados con la ciencia, el ateismo y el escepticismo entre otros conceptos. Por ello, no es raro encontrar diseños con Darwin o Sagan como protagonistas o referencias irónicas a la teoría evolutiva como la camiseta que traemos en esta ocasión. Por algo menos de veinte euros la puedes encontrar aquí.

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