martes, 15 de enero de 2013

Una discusión doméstica (Vicente García-Oliva)

La señora Iguanodona miró con aire de reprobación a su marido. Acababa, un día más, de terminar sus labores domésticas, pasando la fregona a toda la casa. El suelo había quedado, más que limpio, brillante. Y ahora venía aquel bárbaro con todas las patas llenas de barro y, sin ninguna consideración, se había paseado por el porche dejando sus enorme huellas marcadas en el suelo.

-¿Qué te dije la última vez?

El enorme Iguanodón miró con cara bobalicona a su mujer:

-¿Qué viniera más temprano…?

-¡Ay, hijo, a veces me parece que eres tonto! ¿Cómo habré podido casarme contigo? ¡Razón tenía mi madre! ¡No, no era nada de la hora…!

Y señaló malhumoradamente hacia la fregona que reposaba al lado de la puerta, en espera de ser recogida.

-¡Ah, claro, la fregona! Tenía que haberme limpiado las patas ¿no?

La señora Iguanodona puso cara de resignación y, quitándose el delantal, restregó sus miembros delanteros en él:

-¡Bah, ahora ya es igual! Dentro de media hora nos iremos para siempre de este lugar. Ya tenía gana de que nos mudáramos a la costa, a ver si por fin podemos ver algo el sol. Así que acaba de arreglarte que nos vamos

Y, en efecto, justo a la media hora de producirse esta conversación, el señor y la señora Iguanodón abandonaban su antigua residencia en busca de un nuevo y feliz hogar.

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-…y esta es, señoras y señores, la última parada del recorrido. La última y más importante. La joya de la corona del Museo. Las huellas de uno de esos animales ejemplares que habitaron nuestro territorio hace 120 o 130 millones de años. Las icnitas de ese gran depredador que fue el Iguanodon. Un fiero cazador provisto de enormes garras con las que despedazaba a sus víctimas, a la vez que se defendía de otros grandes depredadores. ¡Miren, miren! Contemplen de cerca estas icnitas. Podemos imaginar el momento en el que se produjeron: El terrible Iguanodon al ataque, causando la muerte y el pánico en el entorno en el que vivía… No, por favor, no toquen el cristal…

ALLAN QUATERMAIN (Vicente García-Oliva)


En el Segundo Certamen Literario Koprolitos tuvimos el honor de contar con la participación de Vicente García Oliva, autor (entre otros) de El Cielo de los Dinosaurios.

¡Muchas gracias Vicente!

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