Superhéroes y Dinosaurios (X): ¿Evolucionaron los superhéroes de los dinosaurios?
Acaba de caer en mis manos Amazing fantasy, una recopilación que editó el año pasado Panini España de la homónima revista (1961-62) de la Marvel en la que vería la luz Spiderman. Entre los extras que se incluye al final del volumen, hay un artículo que Jack Kirby publicó en Monster menace #2 (1994) en el que sostiene una tesis fascinante, más aún viniendo de quien viene.
La carrera espacial y la radiación atómica dispararon la imaginación de los jóvenes en la posguerra, impulsando las historias de monstruos. “Para introducir un cambio, combiné los monstruos con características humanas. Se convirtieron en parte del modo de vida humano, y al hacerlo, los monstruos se volvieron aceptables para el hombre. Se produjo una evolución del monstruo y del hombre. Me interesaba tomar a los monstruos que aterrorizaban al hombre y convertirlos en aliados. Seguían pareciendo monstruos, pero tenían cualidades heroicas”.
La conclusión a la que llega Kirby es ciertamente reveladora: “Los primeros monstruos eran precursores de los superhéroes de los 60”.
Y no habla por hablar, da datos concretos: en “Thorr” (1961, Tales to Astonish #16) aparecen una critaturas rocosas que tenían mil millones de años de antigüedad y el autor reutilizó para combatir al propio Thor; en Journey into Mistery #62 (1960) aparece un monstruo peludo llamado “Hulk” que no es sino un predecesor del hombrecillo verde al que todos conocemos.
Kirby no lo menciona, pero en noviembre de 1961 aparecen en los kioscos tanto “Sserpo” (Amazing adventures #6) como “La Cosa” (Fantastic four #1), que deben tener algún pariente común o, tal vez, el dibujante había tenido algún problema reciente con una piedra…
Llegados a este punto, vamos a intentar contestar al enigmático –hasta conocer la tesis de Kirby- interrogante que plantea el título de este post. En principio y como vimos en el post dedicado a Jack Kirby, los dinosaurios presentes en las historias de monstruos publicadas por el dibujante antes del boom de los hombrecillos con mallas en los 60 parecen apuntar hacia una respuesta afirmativa.
Por cierto, en el recopilatorio de Amazing fantasy publicado por Panini podéis leer en español "We were trapped in the twilight world!" (1961, Stan Lee/ Kirby), o "Those who... change!" (1962, Lee/ Steve Ditko), muy apropiada para los lectores de este blog, a los que no puedo contar nada más sin hacer spoiler.
Sin embargo, resulta bastante difícil encontrar cualidades saurias en superhéroes, ya que los pocos ejemplos obvios que han pasado a la historia han caído siempre del lado de los supervillanos: Sauron (1969, Roy Thomas/ Neal Adams), Stegron (1974, Len Wein/ Gil Kane). En realidad, lo más parecido a un héroe se debe precisamente a Kirby: Devil dinosaur (1978). Pero, ¿Por qué puede ser un héroe un hombre-araña o un hombre-murciélago y no un hombre-estegosaurio?
En nuestra serie monográfica sobre la evolución de los dinosaurios en el imaginario popular “Imaginando dinosaurios” vimos que, salvo honrosas e interesantes excepciones, los reyes del Mesozoico se habían dedicado tradicionalmente a proteger del exterior mundos perdidos poblados por turgentes amazonas, para terminar pagados en posguerra siendo considerados meros trofeos de caza mayor en safaris en el tiempo. Ya ni siquiera daban miedo. Después de que los yanquis arrojaran la bomba atómica, es comprensible.
A finales de los 60, se pone en tela de juicio su supuesta ectotermia y Dale Russell describe al inteligente stenonychosaurus, de visión binocular y dedos oponibles que, según él, de no haberse extinguido habría evolucionado como el hombre.
Pero, para entonces, los superhéroes ya se habían adueñado del panorama editorial norteamericano en el que, es triste decirlo, poco ha cambiado desde entonces.
De manera que, si el universo Marvel no está lleno de hombres-dinosaurio que salvan doncellas en apuros atrapadas en las redes de villanos hombres-tarántula, no se debe más que una cuestión de tiempos: si el boom de los superhéroes hubiera tenido lugar en los 80, hoy todo el mundo conocería a Triceratops-man y Troodon-boy… Aunque el futuro aún no está escrito, por supuesto.
Por cierto, en el recopilatorio de Amazing fantasy publicado por Panini podéis leer en español "We were trapped in the twilight world!" (1961, Stan Lee/ Kirby), o "Those who... change!" (1962, Lee/ Steve Ditko), muy apropiada para los lectores de este blog, a los que no puedo contar nada más sin hacer spoiler.
¿No recuerda a Devil Dinosaur el terópodo colorao de "We were trapped..."?
Sin embargo, resulta bastante difícil encontrar cualidades saurias en superhéroes, ya que los pocos ejemplos obvios que han pasado a la historia han caído siempre del lado de los supervillanos: Sauron (1969, Roy Thomas/ Neal Adams), Stegron (1974, Len Wein/ Gil Kane). En realidad, lo más parecido a un héroe se debe precisamente a Kirby: Devil dinosaur (1978). Pero, ¿Por qué puede ser un héroe un hombre-araña o un hombre-murciélago y no un hombre-estegosaurio?
En nuestra serie monográfica sobre la evolución de los dinosaurios en el imaginario popular “Imaginando dinosaurios” vimos que, salvo honrosas e interesantes excepciones, los reyes del Mesozoico se habían dedicado tradicionalmente a proteger del exterior mundos perdidos poblados por turgentes amazonas, para terminar pagados en posguerra siendo considerados meros trofeos de caza mayor en safaris en el tiempo. Ya ni siquiera daban miedo. Después de que los yanquis arrojaran la bomba atómica, es comprensible.
A finales de los 60, se pone en tela de juicio su supuesta ectotermia y Dale Russell describe al inteligente stenonychosaurus, de visión binocular y dedos oponibles que, según él, de no haberse extinguido habría evolucionado como el hombre.
Pero, para entonces, los superhéroes ya se habían adueñado del panorama editorial norteamericano en el que, es triste decirlo, poco ha cambiado desde entonces.
De manera que, si el universo Marvel no está lleno de hombres-dinosaurio que salvan doncellas en apuros atrapadas en las redes de villanos hombres-tarántula, no se debe más que una cuestión de tiempos: si el boom de los superhéroes hubiera tenido lugar en los 80, hoy todo el mundo conocería a Triceratops-man y Troodon-boy… Aunque el futuro aún no está escrito, por supuesto.
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