Maquinas de pinball dinosaurianas
El pinball (literalmente: “bola con pinchos”) aparece a mediados del siglo XIX en los USA como derivación del bagatelle galo (y más específicamente, su variante conocida como “billar japonés”), al sustituir los topes de madera que obstaculizaban el recorrido de la bola por alfileres, aunque será en los años 30 del pasado siglo XX cuando Arthur Paulin Whiffle y David Gottlieb lo encierren tras una mampara de vidrio e introduzcan los mecanismos que le convertirán en el atractivo juego que todos conocemos. Su primer éxito se llamó “Baffle Ball” (1931) y ya funcionaba con monedas.
Aunque ya era popular entre los jóvenes, como demuestra la ópera-rock de los Who Tommy (1969), protagonizada por un sordociego superdotado para el pinball, el juego se convierte en un entretenimiento universal a finales de los 70, tras la introducción de la electrónica, aunque poco a poco será desplazado por los incipientes videojuegos.
El más antiguo en el que hemos encontrado dinosaurios es “Prehistoric Pinball” de los años 50 de la casa Marx, la mayor juguetera de la época.
Fundada por el distribuidor del “Baffle Ball” de Gottlieb, Raymond Moloney, Bally lanzó en 1971 la máquina “Four Million B.C.”, de la que se produjeron 3.550 unidades. Los dinosaurios del juego fueron diseñados por Dick White y Ted Zale, seguramente inspirados en el filme “One Million Years B.C.” (1966 en UK, 1967 en USA) que impulsó la carrera de Rachel Welch, a.k.a. “El Cuerpo”.
Las bolas más calentitas se juegan en "Dragon"
En 1978 Gottlieb lanza “Dragon”, con diseños de Gordon Morison (1930-2000), uno de los artistas más importantes del mundillo del pinball. Se trata de una criatura de aspecto dinosauroide que no tiene otro atributo draconiano (ni alas, ni lengua viperina, ni cuernos…) que su afición a escupir fuego. Morison tomaba su inspiración en buena parte del mundo del cómic y, de hecho, también participó de él, dibujando dinosaurios en “The Prehistorical Dinosaur” (1996, Scooby Doo #8), con guión de Mike Kirschenbaum.
"Middle Earth"
Ese mismo 1978 aparece también “Middle Earth” (la serie animada del Hobbit de Rankin-Bass aún se emitía en televisión, aunque sólo toman de Tolkien el nombre de la maquinita). George Opperman (1935-85), autor del logo de Atari, realizó los diseños ambientándose en un mundo perdido futurista que también pudo estar influido por el King Kong de Dino de Laurentis (estrenada en diciembre de 1976) y la Godzilla-manía de finales de los 70.
En 1988, Bally lanzó al mercado una nueva máquina de inspiración mesozoica, “Escape from the Lost World”, con dibujos de Greg Freres.
En 1993 (en 1992 en Japón) aparece el videojuego arcade de Capcom “Cadillacs and Dinosaurs”, basado en el cómic Xenozoic Tales (1986) de Mark Schulz, ambientado en un futuro postapocalíptico en que la humanidad convive con dinosaurios. Pero, por supuesto, Capcom también lanzó una versión en pinball.
"The Flinstones", no apto para epilépticos
En 1994 Williams lanza un pinball basado en la versión con actores de The Flinstones, pero una vez más, la mayor fuente de inspiración en materia dinosauriana, también en el mundo del pinball, ha sido Jurassic Park (1993) de Steven Spielberg.
Ese mismo 1993, Alvin G. & Co. lanza la máquina “Dinosaur Eggs”, con diseños de Lyle Williman, y hoy Stern Pinball te ofrece una gama completa de pinballs inspirados en la saga.
"Jurassic Park" ya es otro nivel de flipper
Aparte estarían los pinball “de juguete” en tamaño reducido para niños (como “Dino Rush” o “Toy Story”) o las versiones digitales de esos juegos, esto es, los videojuegos basados en las máquinas de pinball, que sería otro terreno donde podrías encontrar “The Good Dinosaur”, basado en el filme de Pixar, “The Lost Continent”, etc.
Curiosamente, si las tragaperras de videojuegos terminaron con los pinball, mientras aquéllas han quedado relegadas por los ordenadores personales y consolas, éstos han sido objeto de un reciente revival. En 2004 Michael Schiess abre su Pacific Pinball Museum y en 2013 se inauguró en Banning (California) el Museo del Pinball, que dos años después inscribió en el Guiness la partida simultánea de pinball más multitudinaria.
¡Es la hora de echar una partidita!
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