Los mundos prehistóricos de Enrique Pertegás
Autor poco conocido, pese a la gran calidad de su trabajo, Enrique Pertegás Ferrer (1894-1962) destacó desde muy joven por su acabada técnica, pues ya a la tierna edad de trece años fue propuesto como mejor alumno de la academia de Bellas Artes de San Carlos. Comenzó como pintor de desnudos femeninos y realizando viñetas de humor erótico bajo los pseudónimos de “Tramús” y “Sade” para la revista valenciana La Traca de Vicente Miguel Carceller, que en 1931 pasó a editarse en castellano para toda España y, aunque Pertegás dejó la revista [1] en 1933, durante la Guerra Civil fue usada como arma contra el fascismo.
Portada prehistórica de KKO protagonizada por un tal Godosauro, que no es saurio, sino Homo sapiens.
Dadas las dificultades que el nuevo régimen ofrecía a un pintor erótico, Enrique se recicló en dibujante de tebeos de aventuras, comenzando su andadura profesional en la valenciana Editorial Guerri. Fundada en 1926 por Enrico Guerri Giacomelli, la editora había debutado ese mismo año con el tebeo Mundo de aventuras y en 1932 lanzó el más conocido KKO [2], en la línea del famoso TBO y dirigido por el también animador Arturo Moreno [3].
Pertegás aportó a la editora su personaje Ultus, rey de la selva (c.1943), un héroe selvático inspirado –como tantos otros- en Tarzán, que vivía mil aventuras acompañado del joven Pistón, personaje que buscaba la identificación de los potenciales lectores (en España, los cómics se
han considerado un reducto infantil hasta los años 70). Ultus y Pistón compartirán viñetas con una pareja anglófona y un puñado de dinosaurios en su cuarto cuadernillo, titulado “En el mundo del espanto”.
En 1945, Pertegás dio el salto a la más potente Editorial Valenciana, hogar de muchos de los tebeos más conocidos de posguerra: Roberto Alcázar y Pedrín, El guerrero del
antifaz... Allí y ese mismo año, Enrique creó un nuevo héroe tarzánido, Silac, el hombre león, en cuya serie colaboró como guionista su hijo Enrique Pertegás Senis, que firmaba “P. Senis”.
La madurez de Enrique (padre) como artista de cómics es manifiesta en Silac, su obra maestra, que narra un naufragio en la costa africana, cuyos supervivientes entrarán en contacto con la leyenda de un hombre que vive entre leones... y algún que otro dinosaurio.
Nos faltan unas onomatopeyas para saber si el "Ladrosaurio" de Silac, el hombre león hacía honor a su perruno nombre
Los iguanodontes de Silac evocan terópodos antes que ornitópodos
Gráficamente, hay un abismo entre los dinosaurios de Pertegás y los de los tebeos anteriores a la guerra o los de la gran mayoría de sus contemporáneos. Esto se debe fundamentalmente a la calidad artística del autor, pintor e ilustrador antes que dibujante de cómics. Sin embargo, en una época en la que la paleontología aún no tenía peso alguno en nuestro país, parece que no lo tuvo nada fácil en su labor de documentación: Hemos encontrado divertidos lapsus como llamar “ladrosaurio” a un “hadrosaurio” o errores de bulto como confundir un iguanodón con un terópodo, mientras tratando de buscar el “rinoceronte tricornio” –que diferencia del “tricerátopo”- llegamos a la colección de cromos “Animales prehistóricos” patrocinados por la casa “Chocolates Díaz” [4] de Alcañiz, por lo que pensamos que debe ser la fuente de la que bebió
Pertegás.
Ultus, rey de la selva
Cromo de la colección "Animales prehistóricos" de Chocolates Díaz
En los años 50, nuestro autor publicó en las revistas de Valenciana Jaimito o Pumby, donde empleó el pseudónimo de Henry. En Jaimito publicó historietas de una página en las que narraba curiosidades o pequeñas historias y hemos encontrado dinosaurios en dos de ellas.
En “Como eran los animales prehistóricos” volvemos a ver los ceratópsidos de Silac y el autor compara las dimensiones de los dinosaurios con diferentes medios de transporte. Y en “La evolución de los animales” aventura alegremente que determinadas características morfológicas de algunos mamíferos similares a las de reptiles del Mesozoico supondrían una línea evolutiva directa entre ellos, de modo que los pterosaurios serían antecesores de los murciélagos y, de nuevo, los ceratópsidos de los rinocerontes (eso sí, serían “parientes muy lejanos”).
"La evolución de los animales"
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[1] Lo que a la postre le salvaría de ser condenado a muerte como Carceller o compañeros como Carlos Gómez “Bluff”.
[2] Dejó de editarse en el número #257 (1937), debido a la Guerra. En 1948 fue retomada por Editorial Hércules, aunque tuvo un recorrido bastante corto.
[3] Firmó el primer largometraje español de dibujos animados y ¡primero europeo a color!: Garbancito de la Mancha (1945).
[4] Fundada por el afecto al régimen Emilio Díaz Ferrer, alcalde de Alcañiz en 1941-49. Bajo las ilustraciones de los ceratópsidos puede leerse el nombre del artista: “Masiá”, autor de otras series de cromos en los años 30.
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