lunes, 24 de octubre de 2022

Críptidos, guía de viaje para encontrar dinosaurios vivos (IV): El mokèlé-mbèmbé

ÁFRICA: EL MOKELE-MBEMBE

Este post también tiene su propia banda sonora, que puedes escuchar aquí

Aunque, ya en el siglo XVIII, Lievin-Bonaventure Proyart habla del hallazgo de pisadas grandes como las de un elefante pero con garras en África, será en 1909 cuando varios colonos europeos comienzan a dar testimonio de leyendas africanas sobre un ser “medio elefante, medio dragón”. El 7 de septiembre de 1910, Alrededor del mundo da noticias –sin nombrarlo- del Mokèlé Mbèmbé, que las tribus al norte del Zambeze describen como un saurópodo. Madrid Científico publicó en torno a este tema “Un pretendido brontosaurio viviente” (1923). En octubre de 1931 La Revista Blanca tradujo el artículo de R. Thévenin “¿Existen grandes especies de animales por descubrir?” que, si bien trata de especies vivas, incluye una referencia al Mokèle-Mbèmbé. El breve artículo “El último dinosaurio” de la edición del 11/05/1950 del Diario de Burgos es más acorde con el creacionismo nacional-católico: “Los sabios están de acuerdo al afirmar que el dinosaurio vivió en nuestro globo en la época jurásica, y que desapareció de la circulación, digámoslo así, hace cuatro mil años, aproximadamente” y refuerza esta tesis con la leyenda del Mokèlé-Mbembé.

Huella producida... digo, fotografiada por Ridell

Los testimonios de supuestos avistamientos se han venido sucediendo desde entonces. En 1966, Yvan Ridell fotografió una huella del tamaño de la de un paquidermo, pero con tres dedos en forma de garra, que atribuyó a nuestro críptido. Entre 1976 y 1980, James H. Powell efectuó tres expediciones a Gabón, donde le conocen como "n'yamala" y algunos nativos lo identificaron con imágenes de reproducciones de Diplodocus. En los 80 tuvieron lugar nuevas expediciones (Mackal-Bryan, Regusters) y supuestos avistamientos (Marcellin Agnagna, Rory Nugent). Desde entonces, la cosa parece haberse enfriado un poco.

Famosa fotografía de Kasai rex. La juguetera jamás fue acreditada pese a lo logrado que está el ojo del rinoceronte.

No obstante, el espectáculo no ha terminado aquí ya que, además del Mokèlé Mbèmbé, el continente africano es la patria de otros críptidos, como el ya mencionado en esta serie Kongamato, el Ngoubou camerunés, cuya descripción sería compatible con Styracosaurus, el Mbielu-Mbielu-Mbielu de las leyendas de los pigmeos, que se ha relacionado con Kentrosaurus, el Muhuru de Kenia, que poseería un mazo como Ankylosaurus o el tiranosaurio congoleño, el Kasai rex.

En todo caso, por lo que se refiere al Mokèlé Mbèmbé, lo que a nosotros más nos interesa es cómo le ha usado como recurso la paleoficción, claro. En 1962, James Blish publicó la novela anticolonialista –aunque plagada de prejuicio raciales- The Night Shapes, sobre una expedición al Congo, recién independizado de Bélgica. Sin embargo, la paleoficción sólo juega un papel tangencial en la trama y la fauna prehistórica apenas se reduce a un par de cameos. El cine ha utilizado el mito como leit-motif de filmes como la producción de la Disney en sus horas bajas Baby el secreto de la leyenda perdida (1985, Bill L. Norton) o el más reciente The Dinosaur Project (2012, Sid Bennett). Pero, como siempre, el cómic se lleva la palma.

El trío del aire (cada uno se lo monta con quien quiere y donde quiere)

En el episodio de El trío del aire “La montaña misteriosa” (Julio Vivas, 1953), los protagonistas sobrevuelan África y se cruzan con el Mokèlé–Mbèmbé, que reaparecerá en un momento crítico, resultando determinante para los intereses del trío.

Gray Morrow lo dibujó en las tiras de prensa dominicales de Tarzán en 1986, donde acude en ayuda del profesor Hastings, que ha sido secuestrado por el traficante de armas Sánchez. Nuestro saurópodo vuelca la canoa donde viajan y el hombre-mono se encarga de rescatar a Hastings.

Punisher War Journal

En 1989, Carl Potts y Jim Lee narran una expedición en busca del monstruito en Punisher War Journal #6-7, aunque el Castigador y Lobezno se empeñan en montar un numerito de lucha libre delante del animalito que, como es lógico, se acaba asustando y desaparece.

Philippe Menvielle/Martin Olivier publicaron en Glénat Crypto (2004), en cuyo primer volumen los protagonistan buscan al Mokèlé Mbèmbé.

Proof

Por la serie de Alex Grecian/Riley Rosmo Proof (2006) han pasado amiguitos como Nessie. El número #25 (2010) está dedicado al Mokèlé Mbèmbé. Fred Bernard ideó a la exploradora Jeanne Picquigny, que marcha en busca del Mokèlé Mbèmbé en “La paresse du panda”, editado por Casterman en 2016.

Y en 2017 se publica en Portugal Congo, la versión del mito del también cineasta Henrique Gandum, del que ya te hemos hablado aquí.

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