El valle de los dinosaurios
Es conocido que la dinomanía se comenzó a gestar en los primeros años de la década de los 80 y una prueba de ello es el juego que vamos a analizar hoy. Este juego fue para un servidor (enamorado de los dinosaurios desde que tengo uso de razón) lo más parecido a un deseo hecho realidad. Como anécdota recuerdo el día en que lo vi en casa de mis primos. Me quedé prendado, así que fui a la juguetería local y pregunté si me lo podían traer, pues coincidía con mi cumpleaños. El señor me dijo que sí y recuerdo pasar a mis 7 años, cada dos días, supongo, durante varias semanas a ver si había llegado ya... Hasta que llego y, claro, aquello ya fue la locura.
Hablamos del juego "El valle de los dinosaurios", que ya fue comentado de manera más breve en el maravilloso artículo de Koprolitos "Dinojuegos de mesa españoles I".
Este juego, publicado en 1985, fue una creación de los hermanos Julian y Tonie Curtland-Smith. En España fue publicado por Borrás, con algunas diferencias. En primer lugar, hablaremos del argumento y objetivo del juego: Has descubierto un antiguo mapa, en él se muestra un recóndito valle que en tiempos fue habitado por una tribu que acumuló un enorme tesoro y entrenó dinosaurios para protegerlo. Ahora la tribu ya no está, pero los dinosaurios continúan allí de guardia (¿Michael Crichton conocía este juego? Esto me recuerda a "Congo").
El caso es que el secreto del mapa ha sido robado y otras expediciones ansían el oro tanto como tú. Has de ser el más rápido en conseguir el tesoro, sobre todo ahora que el volcán que domina el valle ha entrado en erupción. Si a esta trama unimos la maravillosa ilustración que ocupaba toda la caja con ese explorador sorprendido por un terópodo enorme (¿Allosaurus? ¿Megalosaurus?), ya teníamos el lío hecho. Además, el juego tenía su templo precolombino (algo que tendrá en común con la nueva película de la saga jurasica "Jurassic World Rebirth").
Puesto que se trata de un juego para niños y preadolescentes y para amantes de las dino-aventuras, el objetivo era sencillo: mover a tus exploradores por todo el valle, llegar al templo, coger una moneda y volver de una pieza. Quien más monedas consigue, gana. Pero no es tan fácil pues cada tirada de dados viene acompañada una carta, y en ella puede pasar de todo. Las más habituales son para mover a los dinosaurios y resto de reptiles (marinos y voladores) para intentar entorpecer a tus rivales, hacer avanzar la colada de lava... También podéis encontrar un túnel con un atajo, un revolver para espantar a los dinosaurios o misiones como buscar agua para la expedición. En total, 58 cartas de 15 tipos diferentes:
- 1 x Descansar un turno.
- 1 x Huida del pantano.
- 2 x Falta de agua.
- 2 x Pasaje secreto.
- 2 x Encontrar arma.
- 3 x Pelea de dinosaurios.
- 3 x Frente al peligro.
- 4 x Ataque de un dinosaurio.
- 4 x Dinosaurios comiendo.
- 5 x Disturbios en la expedición.
- 6 x Ataque Pteranodon.
- 6 x Explorador perdido.
- 6 x Monstruo del pantano.
- 6 x Dinosaurios inquietos.
- 7 x Volcán en erupción.
El tablero era una de las cosas que más llamaban la atención de este juego, pues tenía muchos elementos en relieve por ejemplo, las dos montañas que estaban a cada lado del templo, una con el volcán y otra con el nido de Pteranodon, y cada una de las montañas, tres cuevas de dinosaurio, donde llevan a sus incautas presas. En el centro, un pantano con su criatura acechando, y los tres ríos que van al pantano, que cuentan con unos vados por los que podemos pasar. Además, tenemos las cuevas para poder avanzar muy rápido y las cajas de munición abandonadas. Y en la ladera del volcán, el cadáver abandonado de un pobre Triceratops.
Estoy seguro de que os están entrando unas ganas enormes de jugar y no es para menos, pues además de todo lo dicho, si veías imágenes del juego en su versión original, incluía seis figuras de terópodos, una criatura marina y un pterodáctilo con boca de pinza que podía coger a los exploradores (que eran también figuras de plástico muy apañadas, en cuatro colores). Incluía también una serie de balas de cartón y todas las piezas que forman la colada de lava, de plástico también, más un templo de cartón que se montaba y donde se colocaban las monedas de plástico dorado. Cuando Borrás licencio el juego, supongo que decidió reducir costes porque en la edición española muchas cosas cambiaron en este último apartado: se mantienen las montañas, el templo y el pterodáctilo, pero el resto pasa a ser cartón; dinosaurios y exploradores son imágenes de cartón con una peana y monedas y lava siguen el mismo camino.
Si observamos las imágenes de la caja en la edición española, vemos que dinosaurios y figuras salen en su versión patria, pero la lava aparece como fichas de plástico. Este hecho fue algo que al niño que fui le producía mucha curiosidad. ¿Por qué mi juego no tenía esas flipantes piezas? Hubo que esperar a la llegada de internet para poder descubrir el misterio y luego esperar un poco más a la llegada de Ebay para poder hacerme con todos los elementos de la edición original y poder completar mi juego.
Me encantaría leer en los comentarios cuántos de nuestros lectores han jugado o recuerdan este juego, ya que fue algo muy sonado para los niños amantes de los dinosaurios de los 80.
JAVIER CAMPO
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