lunes, 3 de diciembre de 2018

Los mundos prehistóricos de Víctor Mora

♫ Si el Capitán Trueno pudiera venir, nuestras cadenas saltarían en mil ♪

Inevitable recordar la vieja canción de Asfalto cuando uno se pone a redactar un post sobre Víctor Mora Pujadas (1931-2016), el guionista por excelencia de los tebeos de aventuras españoles. Como se desprende de la letra, Trueno ya no era el típico héroe maniqueo al estilo del Guerrero del Antifaz, sino que se involucraba en los problemas de los más débiles, luchando por la liberación de los pueblos oprimidos que se encontraba en su camino. Ahí radica, por supuesto, la base de su éxito en aquellos tiempos de represión. Su padre, Mora, también era un activista –nada sencillo en tiempos del franquismo-, y su postura política le costó la cárcel en 1957 y, acosado, el exilio [1] entre 1963 y 1968. La ilustración que acompaña estas líneas, obra de Carlos Giménez, muestra al Capitán Trueno apoyando al PSUC (Partido Socialista Unificado de Cataluña), al que Mora siempre estuvo vinculado.

Víctor Mora comenzó su carrera en Bruguera muy joven como guionista de Doctor Niebla (1948, Rafael González/Francisco Hidalgo), tras el que comienza a escribir sus propias series: Capitán Kerr (1949), Al Dani (1953, dibuja Hidalgo) o Vendaval, el capitán invencible (1956, con Antonio Bernal). Como vemos, los dinosaurios estuvieron presentes en el imaginario de Mora desde el principio.



Con tan sólo 24 años [2], creó –como “Víctor Alcázar”- junto al dibujante Miguel Ambrosio Zaragoza “Ambrós” el mayor éxito del cómic de aventuras español: El capitán Trueno, pronto con revista quincenal propia -al poco semanal-, primer tebeo que superó el ámbito infantil llegando a 350.000 ejemplares [3].


Curiosamente, a la censura lo que le preocupaba no era el espíritu libertario de Trueno, sino la violencia y el erotismo. Ello no impidió la presencia de monstruos fabulosos en sus viñetas, a la que algunos han dedicado sesudos estudios [4], aunque a nosotros, claro, sólo nos interesan los dinosaurios.

Con dibujos de Francisco Darnís, El Jabato (1958) repite fórmula (héroe guapo, noble y valiente con novia de bandera, recorre todo tipo de aventuras acompañado de gordo fuertote y púber revoltoso, aquí sustituido por un poeta) ambientada en el antiguo Imperio Romano en lugar de la época de las Cruzadas.

El Cosaco Verde (1960), con el ilustrador Fernando Costa se ubicó en Rusia, mientras una última versión –la mejor, bajo el punto de vista del que suscribe-, de nuevo dibujada por Ambrós, trasladó la acción al Siglo de Oro: El Corsario de Hierro (1970).

Sinaú de Esmirna hace padecer horripilantes alucinaciones al Corsario

Tras su regreso del exilio, siempre en Bruguera, contribuyó a lanzar la revista Bravo (1968) –fundamentalmente compuesta por cómics francobelgas- con la serie Galax, el cosmonauta, dibujada por Fuentes Man (Francisco Fuentes Manuel), sustituto de Ambrós en Trueno, para el que dibujó la espectacular portada con la que cerramos abajo este post.

Rafael Ramos (conocido por su Leo Verdura en El País) tomará más tarde las riendas gráficas de Galax, cuyas últimas peripecias, el siguiente año en Din Dan, compartió con un feroz terópodo, y que podéis leer aquí. En 1969 continúa sus incursiones en la ciencia-ficción con Dani Futuro (dibuja Carlos Giménez), vendida por Selecciones Ilustradas a diversos países, y escribe el western Sunday (Víctor de la Fuente), que de la Gaceta Junior pasó a la belga Tintin.

Además, realizó numerosas adaptaciones de clásicos como Viaje al centro de la tierra de Verne para la colección Joyas literarias juveniles (1970), a la que también aportó La isla de nunca más (Joyas literarias juveniles #59, 1972), escrita bajo el pseudónimo de Vincent Mulberry, e ilustrada por César Aurelio Spadari, con portada de Antonio Bernal.

Nuevas series de ciencia-ficción serían Supernova (1972, con José Bielsa), Astroman (1973, Manuel Cuyás) o, de nuevo con Giménez Ray25 e Iris de Andrómeda (1973). El escaso éxito de estas publicaciones dirigió sus esfuerzos al mercado extranjero. En Pilote publicó junto a Jaime Brocal la serie de fantasía heroica Arcane (1974) y también vio la luz en Francia Gigantik (1979, J.Mª Cardona), ambientada un asteroide habitable utilizado como base para la exploración del universo.

No podemos dejar de mencionar su meritoria serie sobre la Guerra Civil (1986) y su  participación en la de los Derechos Humanos de la editorial Ikusager. Como curiosidad y para no dejar un hilo suelto del cómic patrio sin tocar, fue redactor jefe en TBO en 1987. En definitiva, estamos ante el guionista de guionistas del cómic español.

La labor literaria de Víctor Mora, Caballero del Orden de las Artes y las Letras (1991) en Francia, ha sido reconocida con numerosos premios [5], y se ha instituido un premio con su nombre que entrega desde 1998 la Fundación Víctor Mora. En cuanto al cómic, destacan el premio Haxtur de 1989 y el Gran Premio del Salón de Barcelona en 1998.


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[1] En Francia debutó como novelista (Els plàtans de Barcelona, 1966) y escribió para Vaillant, Pif (bautizada con el nombre el famoso personaje creado por nuestro José Cabrero Arnal) o Pilote, cuna de Astérix -muchos de cuyos álbumes tradujo al castellano-, con la que siguió colaborando tras su regreso a España con series como Crónicas del Sin Nombre (1974), ilustrada por el hiperrealista Luis García.
[2] Mora nació un 6 de junio y, en cuanto a Trueno, según un cálculo efectuado por Tebeosfera, “el primer número apareció el día 14-V-1956”, si bien –continúa el blog- en base a la publicidad aparecida en Pulgarcito “Es mucho más probable que el primer número saliera a la venta en la primera o segunda semana de junio de 1956”.
[3] Frente a los 180.000 de Pulgarcito (en 1970), o los 100.000 de DDT y TBO. Tras el reconocimiento del Gran Premio del Salón de Barcelona a Mora, El Mundo publicó en 1999 un nuevo episodio de Trueno, que aún se reedita y exporta a Francia, Portugal o Hispanoamérica. En 2000, Bajo Ulloa comenzó un frustrado largometraje que retoma en 2006 la productora valenciana Maltés de Pau Vergara con Mora supervisando el guión… Finalmente, El capitán Trueno y el Santo Grial (2011), con un presupuesto de 8,39 millones € tan sólo recaudó 739.000 €. También se pensó en una versión animada que, dados los resultados del filme, tardará en ver la luz...
[4] Fernández, José: Dinosaurios, dragones y otros monstruos en las aventuras del Capitán Trueno.
[5] El Víctor Catalá de 1966 (El cafè dels homes tristos), el Joan Crexells de 1993 (La dona dels ulls de pluja), el Fiter i Rossell de 1998 (Carícies d`un desconegut), la Cruz de Sant Jordi o el Memorial Jaume Fuster.

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