lunes, 1 de abril de 2024

Bolsilibros Mesozoicos (III): Tecleando desde la cárcel

El éxito de Valenciana con Luchadores del espacio animó a Ediciones Toray a lanzar su propia colección, Espacio mundo futuro (1954). La apuesta dio pronto frutos y la editora decidió extrapolarla al cómic, impulsando la colección Mundo Futuro (1955), encomendada a Boixcar. Pese al título y salvo excepciones (“Los últimos selenitas” o ”Locura espacial”), no se repiten los títulos, tratándose de relatos autónomos. Entre los principales escritores de Espacio mundo futuro, debemos destacar a Luis García Lecha, Juan Gallardo Muñoz y Enrique Sánchez Pascual.

Luis García Lecha

Cuando debutó, en los años cincuenta, Luis García Lecha (1919-2005) se ganaba la vida como funcionario de prisiones. En 1962, cuando ya había logrado hacerse un nombre (bueno, varios, porque utilizó unos cuantos pseudónimos, como veremos) en el mundillo de la literatura popular, solicitó la excedencia y se centró en su carrera literaria hasta los ochenta, cuando las novelitas empezaron a perder el favor del público, reingresando al servicio activo en la cárcel hasta su jubilación. Tremendamente prolífico, García Lecha escribió más de dos mil novelas (casi setecientas de ciencia ficción), entre las que hay unas cuantas con presencia de fauna mesozoica o dinosauroides, además de un buen número de guiones de tebeos, destacando en Hazañas bélicas (lamentablemente, sin dinosaurios).

Con el pseudónimo de “Louis G. Milk” (demostrando bastante humor en torno a su apellido), publicó en Espacio mundo futuro la novelita “Dimensión X” (1955), una historia de viajes en el tiempo que comienza con la abducción de varias personas a punto de morir en diferentes épocas, que aparecen juntas en la misma habitación. Debido a un accidente, la máquina del tiempo que les ha reunido les acaba enviando a la Era Secundaria.

En 1958, como “Clark Carrados” [1], contribuyó a la colección con varios homenajes a clásicos de la paleoficción, como la novelita “Una princesa de Sirio”, inspirada en “A Princess of Mars”, primera entrega de la saga de John Carter de Edgar Rice Burroughs, y también con criaturas de inspiración dinosauroide, “Viaje al centro de Plutonia”, doble homenaje a Verne y Vladimir Obruchev, autor de “Plutonia” (escrita en 1915, aunque publicada en 1924) sobre un mundo perdido con fauna pretérita en el interior de la Tierra, y como Louis G. Milk, “El planeta perdido”, que rememora el clásico de Arthur Conan Doyle.

De nuevo como “Clark Carrados” y en la misma colección, García Lecha publicó “El planeta de los hombres de oro” (1959), una de las diez novelitas que protagonizó su robot detective Kabé. En esta ocasión, Kabé investiga un secuestro y, en un par de escenas, los protagonistas deben enfrentarse a dinosauroides, de modo parecido a como sucede en “El planeta loco” (Espacio Mundo futuro #277, 1962).

Os dejamos con un pequeño fragmento del capítulo VII de “Dimension X”:

“Obraron con el tiempo justo, porque apenas se habían escondido, agazapados detrás de unas altas hierbas, apareció un enorme animal, haciendo que los ojos de Fernando y de sus compañeros, se desorbitaran ante la estupefacción que les invadió al presenciar el monstruo, de más de veinticinco metros de longitud, por unos seis u ocho de altura, con un cuello y una cola larguísimos, en comparación con las patas, cortas, pero de una reciedumbre inmensa, armadas de unas garras de aspecto estremecedor. El animal pasó lentamente, moviendo su pequeña cabeza al extremo del esbelto cuello a un lado y a otro, y durante unos inacabables segundos durante los cuales el cuerpo de Fernando se cubrió de un frío sudor, pareció como si la bestia fuera a adivinar el lugar donde estaban ocultos aquellos seres insignificantes en comparación con ella.

¡Un diplodocus! – exclamó, estupefacto, Fernando, que hasta entonces había pensado hallarse en alguna región inexplorada de la Tierra, en lugar de en la Prehistoria. Pero que se hallaban en ésta se lo demostró la serie de diplodocus que, siguiendo el ancho camino abierto por el primero que parecía ser el jefe de la manada, pasaron y pasaron durante un periodo de tiempo que a aquellos cinco hombres se les hizo interminable”.

"El planeta loco", reedición de EASA de 1983

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[1] Se trata de un homenaje a Max Carrados, un personaje creado por el novelista inglés Ernest Bramah.

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