jueves, 18 de noviembre de 2021

Pasión prehistórica: novelas eróticas con dinosaurios

¿Mama, qué será lo que tiene el dino? Bueno, depende de a quién se le pregunte. El público general dirá que los dinosaurios fascinan por su gran tamaño, por su desaparición repentina —que durante mucho tiempo careció de explicación—, y porque interesarse por ellos ayuda a adquirir también conocimientos muy variados (evolución, cadenas alimentarias, biodiversidad, geología, fosilización). Sin embargo, las mentes más calenturientas se centrarán muy seguramente en sus miembros, más grandes de lo normal, claro.

Y esto es de lo que hablaremos hoy: las novelas eróticas con dinosaurios. Como ya sabéis, no es la primera vez que hablamos de erotismo en este blog —novelas románticas, eróticas, sexo, censura, etc.—, pero hoy le daremos una vuelta de tuerca.

Los dinosaurios en la cultura popular

Aunque esta ¿corriente literaria? es nueva, la fascinación por los dinosaurios no es de ahora. La cultura popular se ha nutrido de estos referentes y esta temática, de la que se vivió un boom indiscutible en los años 90. Como hija de los 80 que vivió la infancia y adolescencia en los 90, recuerdo que los dinosaurios estaban por doquier.

Había muchas series de dibujos animados con estos reptiles, pero seguro que muchos recordareis con cariño Dinosaurios (1991-1994). En esta serie creada por Jim Henson se seguía la vida de una familia de dinosaurios representados con características humanas, los Sinclair. De hecho, siempre me pareció una versión prehistórica de Cosas de casa.


Siguiendo esta línea de humor, los dinosaurios estaban presentes hasta en series como Friends, ya que uno de sus personajes, Ross Geller, era todo un experto.


Y no solo hablamos de la combinación dinosaurios y humor. Jurassic Park también se estrenó en esa década, concretamente en 1993, tres años después de la publicación de la novela de Michael Crichton. Más tarde se estrenaría The Lost World: Jurassic Park (1997), y ya en este siglo, Jurassic Park III (2001) y Jurassic World (2015). Un fenómeno en sí mismo del que se han hecho cómics y también videojuegos.

Erotismo animal

Pero ¿en qué momento pasaron a ser objeto de deseo? Imagino que en parte puede deberse al fenómeno fanfic. La etiqueta fan fiction engloba aquellos relatos de ficción escritos por fans de una película, novela, programa de televisión o cualquier otro trabajo literario o dramático en los que se utilizan los personajes, situaciones y ambientes descritos en la historia original y se desarrollan nuevos papeles para estos personajes.

Aunque es cierto que no es lo mismo que un fanfic de Harry Potter (historias con gran carga erótica) o Crepúsculo (obra que, dicho sea de paso, fue el germen de Cincuenta sombras de Grey), podría ser una derivación de esta corriente, junto con la pasión por las novelas románticas y lo diferente. ¿Mezclar monstruo y erotismo? ¿Por qué no?

No obstante, una vez más, mezclar lo animal y lo humano tampoco es nuevo ni da como resultado aberraciones y un buen ejemplo de esto es la novela Oso, de Marian Engel. Publicada por primera vez en 1976 en Canadá, en su momento causó gran revuelo. ¿Por qué? Basta con leer la sinopsis: «La joven e introvertida Lou abandona su trabajo como bibliotecaria cuando se le encarga catalogar la biblioteca de una mansión victoriana situada en una remota isla canadiense, propiedad de un enigmático coronel. Ansiosa por reconstruir la curiosa historia de la casa, pronto descubre que la isla tiene otro habitante: un oso. Cuando se da cuenta de que este es el único que puede proporcionarle algo de compañía, surgirá entre ellos una extraña relación. Una relación íntima. Inquietante. Nada ambigua. Gradualmente, Lou se va convenciendo de que el oso es el compañero perfecto, y emprende un camino de autodescubrimiento. En todos los sentidos».

Original y traducción de Magdalena Palmer para Impedimenta

El sexo es siempre un tema tabú y más aún cuando se relatan relaciones consideradas «desviadas» (bestialismo, necrofilia, incesto, etc.), pero esta novela es un canto a la naturaleza y está escrita con tanta belleza (tanto en su versión original y como en su traducción), que la narración fluye con elegancia hasta tal punto que la relación de la protagonista con el oso convence y ni siquiera nos provoca extrañeza.

Cuestión de (sub)género

Como fenómeno, estas historias con animales (sobre todo prehistóricos) se enmarcan en un género denominado monster erotica, que engloba seres como yetis, grifos, minotauros y hasta extraterrestres en novelas que llevan títulos tan sugerentes como Cum For Bigfoot, Frankenstein’s Bitch, Milked by the Aliens o Taken by the T-Rex.

En general, los escritores de este género defienden que el sexo con monstruos difiere del sexo con animales en que los monstruos suelen ser seres inteligentes que controlan el encuentro sexual. Sin embargo, no es infrecuente que haya escenas de sexo no consensuado, algo que Amazon penalizó en 2013 retirando muchas obras de este tipo.

Y es que la mayoría de estas obras son autopublicadas, en principio porque es mucho más fácil llegar al lector y porque no hay mucho interés por parte de las editoriales. Sí se publican novelas románticas o eróticas con personajes fantásticos —yo misma he traducido libros de la serie Fever de Karen Marie Moning, en la que aparecen hadas y seres monstruosos—, pero estos se engloban en la romántica paranormal, que no llega a las excentricidades de algunos libros del género erótico monstruoso.

Después, claro está, tenemos el subgénero que nos ocupa, el dinosaur erotica, centrado únicamente en los escarceos amorosos y eróticos entre humanos y dinosaurios de todas las orientaciones sexuales. Algunas obras son Ravished by the Triceratops, Mating with the Raptor o A Billionaire Dinosaur Forced Me Gay.

Las obras eróticas con dinosaurios, también autopublicadas y de extensión corta, se ambientan en una época prehistórica en la que coinciden dinosaurios y humanos en la Tierra. El personaje principal suele ser una intrépida cazadora que salva a su tribu del dinosaurio malote de turno mediante el sexo. [SPOILER] Diría «acostarse», pero en realidad no funciona así la cosa y la muchacha debe hacerle un apaño ante la imposibilidad de acoger semejante miembro.

Aunque hay varios autores que escriben historias de este subgénero, como Pippa Pout, Chuck Tingle, Hunter Fox, las que se llevan la palma son Christie Sims y Alara Branwen (todo pseudónimos). Entre estas últimas habrán escrito ya unas sesenta historias con dinosaurios calenturientos y son las pioneras del género sin lugar a dudas.

Pero ¿cómo se le ocurre a alguien escribir algo así? Branwen cuenta que cuando trabajaba de cajera en un supermercado, una compañera le comentó que mucha gente publicaba sus historias de ficción en Internet y la animó a escribir algo erótico. Después de investigar un poco decidió probar suerte con el género de la erótica con monstruos y escribió Doing the Dragon, historia en la que una muchacha acaba enrollada con un... dragón, claro. Tuvo tanto éxito con esta obra que dejó el trabajo y siguió escribiendo a cuatro manos con Christie Sims.

En una entrevista, estas autoras cuentan que un día, pensando en Jurassic Park, imaginaron el sexo entre humanos y dinosaurios, les hizo muchísima gracia y cayeron en la cuenta de que no se había escrito algo así. Y el resto es historia... con erótico resultado.

Sexo con dinosaurios

Pero ¿esto cómo se come? (no pun intended) Digo, que cómo se hace, cómo se plantea una relación sexual entre humanos y dinosaurios. Teniendo en cuenta el tamaño de estos seres, no hay muchas posturas factibles. En realidad, no todos los dinosaurios eran gigantes, pero los que suelen aparecer en estas obras sí lo son. Si se hace, se hace bien, ya puestos.

Por lo tanto, el sexo es distinto al que tendrían los dinosaurios para reproducirse y los movimientos son algo limitados. Las muchachas acaban dándole más placer al animal que a la inversa. Pensad en el Tyrannosaurus rex y sus patitas.

Con esos bracitos, imposible

Como en cualquier otra historia, la ambientación y las sensaciones son muy importantes, así que se juega mucha más con eso que con el acto sexual en sí. Hay que pensar, además, que estas obras son muy breves, no suelen exceder las veinte páginas y no hay lugar para mucha floritura tampoco: la aldea está amenazada, la muchacha se ofrece (o la ofrecen) como tributo, va al encuentro del dino, tontean, se produce el acto en sí y al final este le perdona la vida y la del pueblo. Este es el resumen de In the Velociraptor’s Nest (como el de otras historias) y aquí os ofrezco un fragmento:
Azog stood, back to the wall, clad only in damp buckskins, waiting for the beast to slash at her torso until she lay helpless and bleeding on the damp cave floor. She wondered if it would kill her first, or if her limbs would be sliced from her body as the beast gorged on her.

Instead, it reached out with a classed hand to snatch at her damp animal hide as it clung to one shoulder. Azog felt the kiss of sharp claws against her skin as the hide slid from her shoulder and exposed on naked, heaving breast. The raptor paused, curious, sniffing at her as she pressed desperately against the wall.

A reptilian tongue, stiff and hot, dashed out to lick at the tender, naked flesh so suddenly exposed. Azog gasped at the touch, then gradually relaxed as her body warmed to the intoxicating sensation of the beast’s flesh against her own.

She wasn’t sure if her sudden arousal was because of her earlier thwarted climax in the cool stream, or if she was just desperate for one last pleasant sensation before being torn limb from limb by the great, scaly beast. Either way, Azog relished the rasp of its tongue, hot and rough, on her sensitive skin.

Y aquí la propuesta de traducción:
Con la espalda pegada a la pared y vestida tan solo con unas pieles mojadas, Azog esperaba que la bestia le rasgara el torso y la dejara desangrándose en el húmedo suelo de la cueva. Se preguntaba si la mataría primero o si le arrancaría las extremidades para empezar a atiborrarse de ella después.

Pero no. Alargó la pata y le cortó el tirante de cuero animal que le colgaba de un hombro. Azog notó el roce de sus afiladas garras en la piel al tiempo que el cuero le caía por el brazo y dejaba sus pechos al descubierto. El raptor se quedó quieto, curioso, y empezó a olisquearla; ella se pegó a la pared cuanto pudo.

Con su lengua de reptil, dura y mojada, le lamió la piel tierna y desnuda. Ella jadeó al notarla, pero se fue tranquilizando poco a poco, dejándose llevar por la sensación embriagadora de la piel de la bestia contra la suya.

No estaba segura de si esa excitación repentina se debía al clímax de antes en el riachuelo, o si simplemente ansiaba una última sensación placentera antes de que el enorme dinosaurio la desmembrara. Fuese como fuese, le encantaba la aspereza de su lengua, tan dura y caliente, en contacto con su piel sensible.

Ya veis que no hay intento de humanizar al dinosaurio ni hay especies nuevas como el Indominus rex de Jurassic World (2015). No son reptiles especiales, nada de triceracock, pterodicktyl o penisaur. No, no son rabosaurios ni pterotáctiles, pero al parecer tienen rex appeal. Como explicaba al principio, el tamaño es fundamental en estas historias y se pueden encontrar frases tan sensuales, ejem, como estas:

· I couldn’t believe this was happening... I had a ten-ton monster licking my ass! (Ravished by the Triceratops) Imagino que finuras las justas.

· I decided that I probably could get all this meat in me. (Ravished by the Triceratops) Hablar de carne así me transporta siempre a una carnicería.

· She had never touched a man before, and she had been taught to hate and fear the Orcs. Her tangle of emotions warred as Kierna stroked him carefully through his trousers. (Fragmento de The Orc Chief’s Virgin Tribute) ¿Soy la única que piensa en un uruk-hai?

Ilustración de Ryan Klemek

Supongo que si habéis llegado hasta aquí es porque queréis saber algo más de cómo consuman. Si sois aprensivos, no sigáis leyendo. Veamos cómo se desarrolla, fragmento a fragmento. Este es un resumen de Taken by the T-Rex:

1. El dinosaurio ha pasado por la pequeña aldea y ha dejado un rastro de muerte y destrucción:

Drin screamed her anguish as her eyes fell upon the smashed body of her mother. Her legs had been savagely bitten off and eaten, allowing blood to splash across the crushed walls of her home.

2. Un grupo parte en su búsqueda para acabar con él. Drin, la protagonista, descubre pronto que el dino tiene algo...

The big lizard gave a thunderous, roaring scream as the springy branch full of pointed sticks connected sharply with the tip of the T-Rex’s nose. Although it did little actual damage, it served to make the animal jump and lose its temper even more. Drin’s stomach muscles clenched in delicious pleasure as she heard the beast roar. This was what excited Drin.

3. El animal la persigue, pero ella siente algo más que miedo.

Springing along the trail, suddenly as horny as hell, Drin had to fight the urge to touch herself between the legs as she ran and the big lizard gave chase.

4. El dinosaurio la acorrala al final. El olor que desprende ella también le llama la atención y saca la artillería pesada:

Below her feet was an object which she was unable to identify, two feet in length at least, it was as thick as her arm at the elbow, except for the end which tapered down to a blunt point, dark red and solid.

5. Empiezan las maniobras, pero él no consigue penetrarla. No obstante, ese roce es placentero para ella.

Once again, the big lizard tried to push itself inside her and was unable to, merely grinding her dampening cunt hard against its stiff cock.

6. En un intento de aplacar a la bestia, Drin debe tomar medidas.

Reaching down as the big lizard smashed forward once more, she caught the girth of its fat cock in her hands and drew it towards her body, increasing the area of nerve endings which were being stimulated. The T-Rex seemed to appreciate the gesture; it growled out a moan of pleasure and started to pound away at her flesh, the tapered tip of his penis sliding between her swollen breasts.

7. La anatomía del saurio la tiene embelesada. Como sucede con muchos otros relatos eróticos, llegar a la hilaridad no es difícil. Aquí, con lo del agujero y los ojos, es fácil echarse unas risas.

She stared at the tip, mesmerized, there was a hole in it from which a clear liquid was oozing, coating her torso and thighs with an odd smelling lubricant. Drin understood that this would be the hole from which the creature would come and looked away, suddenly worried that it would spray its fluid into her eyes.

8. Pero ambos alcanzan el clímax y el bicho se marcha satisfecho. Esto sí es un final feliz.

Unbelievably, Drin started to feel herself building up toward another intense climax. As she came, she clutched tightly onto the big lizard’s dick, her arms and legs tightening on the throbbing, red-hot member. The Tyrannosaurus Rex yelled loudly as pints of white fluid shot from the tip of its fat cock to splash onto the rocks below them. Once, twice, and then a third time, the big lizard rammed its shaft against her naked body, each time more of its semen ejaculated across the canyon, wetting the rocks below.

¿Y esto vende?

Sí, y mucho. Como las pioneras de este subgénero han dicho en algunas entrevistas, «entre las dos ganamos más dinero que un amigo mutuo que trabaja de ingeniero en Boeing». Ahí es nada.

¿Tienen calidad literaria? Pues no mucha, son relatos de entre quince y veinte páginas escritos a cuatro manos, con poca chicha y tirando de clichés. ¿Y qué interés pueden tener entonces? Pues, no sé, a mí no me gustan especialmente, pero entiendo que son algo distinto y que llama la curiosidad. Cada uno tiene sus gustos y son la mar de respetables.

¿Qué os parece a vosotros? ¿Os gustan este tipo de historias? ¿Os gustaría traducirlas? En el fondo, pensad que de todo se aprende, hasta de la anatomía de los dinosaurios y quién sabe cuándo nos puede hacer falta...



SCHEHEREZADE SURIÀ


El presente artículo fue escrito por Scheherezade Surià, traductora editorial y audiovisual, y publicado en su blog En la luna de Babel el 23 de noviembre de 2015. También ha aparecido en el número 20 del fanzine Amazing Monsters, publicado por Chaparra Entertainment y que puedes conseguir aquí.

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