lunes, 11 de octubre de 2021

Nomen ignotum (IX): De Alagasaurus a Dimetildifenilpirazolona

Hace ya tiempo de la última entrega de esta serie pero, tras dejar pasar un periodo prudencial, hemos creído necesario recuperarla al ver que nadie nos tomaba el relevo. Y es que la red ofrece infinidad de blogs, podcasts y todo tipo de publicaciones online dedicadas a la difusión de información paleontológica pero... ¿Quién se encarga de ilustrarnos sobre los dinosaurios que los científicos desconocen? Pues precisamente para eso nació esta serie.

Para aquellos escépticos que sólo confían en la ciencia me basta con un ejemplo: preguntad a cualquier paleontólogo por Alagasaurus y de inmediato os dirán que tal bicho no existe. Habrán pasado días enteros machacando rocas con piquetas, pero afirmando tal cosa no hacen sino demostrar su desconocimiento. Y aquí os traigo las pruebas.

Instante en que Reef Kinkaid descubre a Alagasaurus

A los que sólo leéis Nature no os sonará, porque Alagasaurus fue descrito en el número 16 (1940) de la revista de Centaur Publications (1938-1942) Amazing Man Comics. Su descubridor, Bob Lubbers, documenta en dicha publicación la expedición de Reef Kinkaid –no le busques en ningún libro de paleontología- a un mundo perdido donde encontró al holotipo en una cueva. Como vemos en las ilustraciones que acompañaron a su interesante descubrimiento, Alagasaurus es una criatura bípeda que posee un cuerno nasal como Ceratosaurus, aunque cuenta con cinco dedos en cada garra. En cuanto al nombre, no se nos dan muchas pistas pero, en tanto la RAE define “alagar” como “llenar de lagos o de charcos”, pensamos que deriva de las zonas pantanosas donde suele tener su hábitat.

Alangasaurus

No debe confundirse a Alagasaurus con Alangasaurus, una especie de mucho más reciente descubrimiento (del videojuego de Jurassic World) y que ha supuesto una verdadera revolución en el mundillo ya que, al parecer, se trata de un cruce de Alanqa (un pterosaurio del Cretácico Superior marroquí) y el abelisáurido de Madagascar Majungasaurus, lo que ha abierto un encendido debate sobre el árbol filogenético de los dinosaurios avianos, que podrían haber tenido su origen en los pterosaurios, hasta ahora considerados un grupo aparte de los dinosaurios.

Yor y Stegoceratops

Y hablando de ascendientes insospechados, no podemos dejar de mencionar a Stegoceratops, ascendiente común de ornistiquios que se creían tan distantes como los estegosáuridos y los ceratópsidos. La estrella, sin duda, de la Capadocia del Mesozoico, Stegoceratops fue descrito por Antonio Margheriti en su estupendo trabajo Il mondo di Yor (1983). Dada su predilección por los híbridos, Stegoceratops también ha sido documentado, más recientemente, por el citado videojuego de Jurassic World.

Y hablando de híbridos, aunque ya dedicamos la segunda entrega de esta serie a los cócteles de dinosaurios, lo cierto es que nos dejamos fuera a algunos de relativamente reciente aparición que es de justicia presentar aquí:

El micromecenazgo ha permitido al cineasta Spencer Estabrooks presentar a Sharkasaurus (2018), híbrido de tiburón y dinosaurio que presentó en un corto de 2014 (echa un vistazo al proyecto aquí).

Tyrannaconda

En la serie Dawn of the Croods (2015) pudimos conocer al Tyrannaconda, una especie de serpiente gigante que se ha tragado un dinosaurio. Un animal muy parecido apareció documentado ya en el primer cómic español, aunque resultó ser un fraude: en Virolet (1922), suplemento ilustrado del clásico catalán En Patufet (1904), Quadras publicó la breve historieta “L’iguanodon (1924), en la que una serpiente se traga un cocodrilo y acaba exhibida en un zoológico, al ser tomada por un ornitópodo.

L'iguanodon

Wilkes-Barresaurus

Algunos dinosaurios inventados son bautizados con nombres de lo más rimbombantes, no sabemos si en aras de una mayor credibilidad o directamente para complicar su comprobación. Tal es el caso del Wilkes-Barresaurus, que el insigne Frank Frazzetta introdujo en la tira de Al Capp Li’l Abner en 1957, o el Dimetildifenilpirazolona, una rara especie de dinosauroide capaz de tragarse una nave espacial que Juan Antonio de la Iglesia “Tony Lay”/José Laffond introdujeron en la fantástica historieta de la donostiarra Chicos “Astro vagabundo” (1950).

Dimetildifenilpirazolona, el primer dinosaurio volador

Y un poco por cerrar el círculo, terminamos con otro nomen ignotum descrito en Estados Unidos en 1940, como Alagasaurus. Se trata de Mastosaur, descrito por el pionero de la ciencia ficción norteamericana Charles Hornig en el segundo número la revista de Komos Publications Superworld Comics. Según cuenta Hornig, parece que su descubridor fue un tal Marvo (también conocido como “el superchico del año 2680”), en una de sus excursiones espeleológicas en su nave subterránea.

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