lunes, 17 de agosto de 2020

Nomen ignotum (V): Capturando monstruos

Satoshi Tajiri y Ken Sugimori

Retomamos la serie en la que os presentamos los dinosaurios que aún no han descubierto los paleontólogos, a los que hemos podido conocer gracias a los fantásticos mundos de ficción patrimonio de la cultura popular. Al no existir aún denominación científica, sus creadores les han bautizado interpretando a su manera las normas del Código Internacional de Nomenclatura Zoológica: son los nomen ignotum.

Hoy vamos a acercarnos a un fenómeno mediático que ha causado un gran daño a la humanidad, destruyendo el equilibrio psicológico de toda una generación: los videojuegos de monstruitos intercambiables. Cuando en los billares de mi barrio instalaron aquella máquina que iba con monedas de a duro, con dos pequeñas líneas a modo de raquetas y un punto que hacía de pelota, a nadie le pareció preocupante. Sin embargo, el Armageddon había comenzado.

Todos conocemos a los Pokémon –apócope de “Pocket Monsters”- (1996): se trata de unos monstruos realmente peligrosos, ya que los colores utilizados en la primera temporada del animé causaron numerosos casos de epilepsia entre el público nipón y la más reciente moda de la caza virtual de Pokémon a través de realidad aumentada puede originar accidentes si no se tiene la suficiente atención a lo que sucede en el mundo real. Los casi mil bichejos que ha dado ya de sí la saga de Satoshi Tajiri (1965) y Ken Sugimori (1966) incluyen numerosos de inspiración dinosauriana. Aunque muchos corresponden a nomen ignotum, debe aclararse si se trata de su versión nipona o anglosajona. Esto se debe a que, cuando se planteó la exportación de la franquicia y pensando concretamente en los niños norteamericanos, para hacerles más fácil identificar a los personajes de acuerdo con sus características, los nombres fueron transformados tomando como base el inglés.

Entre los primeros monstruitos de la franquicia, por ejemplo, estaban Bulbasaur (Fushigidane [1] en Japón), Ivysaur (Fushigisō) y Venusaur (Fushigibana) o Charmeleon (Lizardo) y Charizard (Lizardon) en los que el nombre original –con base en el inglés- hace referencia a los lagartos, mientras el de la versión anglosajona parece referir a los camaleones (chameleon). Después aparecerán Aerodactyl (Ptera), nomen ignotum tanto en japonés como en inglés, Tyranitar Bangiras, Bastiodon (Trideps), Archeops Archeos, Tyrantrum (Gachigoras) o Tyrunt (Chigorasu/ Tigoras).

Bulvasaur, Ivysaur y Venusaur

Charmander, Charmeleon y Charizar

De izda.a dcha.: Aerodactyl, Rampardos, Tyrantrum, Archeops, Aurorus y Bastiodon

Igual sucede en imitaciones como Digimon (1997) apócope de “Digital Monsters”-, de Akiyoshi Hongo (pseudónimo colectivo), en las que desde un principio se pensó en el público anglosajón, por lo que el nombre no varía: Tyrannomon (1997), Triceramon (1998), Ankylomon (2000), Allomon (2000), Spinomon (2005), DinoRexmon (2011) [2]... ¿Para cuándo Concavemon?

Triceramon

Robopon (1998) era una imitación descarada cuya única diferencia era que se trataba de criaturas robóticas y sólo hemos encontrado uno con nombre de inspiración sauria: Dinobot (ni siquiera en esto era original, pues ya se habían introducido en Transformers). Kentai Denju Telefang –Bestias de teléfono móvil Telefang- (2000) se lanzó sólo en Japón. Hay unos cuantos inspirados en dinosaurios, como Iguarm (probablemente, de “iguana” y “arm” –brazo-).

Iguarm en sus diferentes versiones

Monster Rancher/Monster Farm (1997) incluye entre sus criaturas al mini-terópodo Dino y sus parientes los Zuum (Rōdorannā, esto es: Road Runner –correcaminos- en japonés) pero no hay nomen ignotum. En Jade Cocoon (1998) las mascotas son seres parecidos a insectos llamados Minions (lo siento, Grú, ellos llegaron antes) y, aunque hay algunos que podrían hacernos pensar en dinosaurios (Patodon, Skatodon, Tertodon, Radtodon y Greydon), su aspecto es de demonio antropomorfo con cuernos, patas de cabra y pezuñas por manos o, en el último caso, de camaleón. Yokai Watch (2013), toma su inspiración del folklore nipón, donde los Yokai son una suerte de fantasmas. No hemos encontrado ninguno de inspiración dinosauriana.

Por último, en Dinosaur King (2005) se parte de dinosaurios reales, así que no encontraremos nomen ignotum.


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[1] 不思議 [Fushigi] significa “extraño” en japonés.
[2] Hay otros Digimon inspirados en dinosaurios (Greymon, Agumon, Tuskmon, BaoHuckmon), pero aquí sólo nos interesan los que han utilizado esta inspiración en el nombre.

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