miércoles, 24 de julio de 2024

Dino-Riders (y III): Los Valorios

Después del repaso que hicimos de los rulons, hoy vamos a hablar un poco de los valorios y sobre todo de sus monturas. Los valorios son una nación pacifica de apariencia totalmente humana, pero con una mente mucho más desarrollada, tanto que pueden comunicarse de manera telepática gracias a un dispositivo en forma de collar llamado AMP, siglas correspondientes a amplified mental projector (proyector mental amplificado).

La pacifica existencia en el planeta Valoria (no confundir con la Valoria cántabra ni con la vallisoletana Valoria la Buena) se ve interrumpida por el ataque de la Armada Rulon. El líder de los Valorios, Questar (Titán en el doblaje en español), reúne a un grupo de supervivientes y, utilizando su dispositivo de modificación del espacio-tiempo, escapan de los rulons terminando en la era Mesozoica de nuestro planeta Tierra. Aquí, gracias a sus poderes telepáticos, se comunican con las criaturas que pueblan el planeta (dinosaurios, reptiles voladores...) y estas les ayudan a adaptarse a su nuevo entorno mientras el grupo de refugiados intenta reparar su nave y el dispositivo de viaje en el tiempo. Al comenzar las hostilidades con Krotalon y sus tropas armadas a lomos de dinosaurios, los valorios reclutarán, a su vez, a muchos dinosaurios y los armarán para el combate. Hablemos ahora del ejercito valorio.

Al igual que con los rulons, en el bando valorio encontramos carnívoros y herbívoros indistintamente. Al comienzo de la serie el dinosaurio insignia de los valorios es el Diplodocus, comandado por el líder Questar; el saurópodo va perfectamente artillado con dos enormes compartimentos en los laterales que están dotados de trampillas abatibles repletas de cañones; además, dispone de unos lanzacohetes en su largo cuello y protectores en la cola. El puesto de mando en sí es una carlinga elevada sobre el lomo del animal.

Como decíamos, esto es al principio de la serie, ya que en los últimos episodios se incorpora otro saurópodo: el Brontosaurus, en este caso con un tamaño descomunal. Su armadura está repleta de elementos defensivos y ofensivos, incluso incluye a tres pequeños Rhamphorynchus que utilizan al saurópodo como base para, desde ahí, salir a bombardear a los enemigos. La figura es, probablemente, de las más grandes que existían en juguetes de dinosaurios de calidad hasta la llegada de los colosales de la franquicia jurásica de estos últimos años.

En lo que a dinosaurios ceratópsidos y acorazados se refiere, podemos reseñar la imponente presencia del Torosaurus, el único de los modelos que incluía luces. Su armadura es de las más trabajadas de toda la serie, motivo por el que se le de dedica un episodio entero que seguro que elevó las ventas de este modelo en concreto.

Tenemos después dos figuras que, por ser de la serie 3, son más desconocidas, ya que su tirada fue menor. Hablamos por un lado de Pachyrhinosasurus, al que se le representa con un enorme cuerno en el lugar en el que actualmente tiene su protuberancia ósea. Por otro lado está Chasmosaurus, de menor tamaño, pero con un patrón de colores muy interesante en tonos naranja y una cabeza muy detallada.

De pequeño tamaño también, pero igualmente de muy buena factura, econtramos al Styracosaurus y, siendo más sencillo, pero también muy correcto, al Protoceratops, que funciona como una unidad de comando. Stegosaurus y Edmontonia cierran las filas acorazadas, ambos de tamaño medio y con armaduras voluminosas.

Ya comentamos en el artículo anterior que a Deinonychus lo encontramos en ambos bandos cambiando solo la armadura ya que la figura, como es evidente, tenía el mismo molde. Luego, la original figura de Struthiomimus que, al igual que Deinonychus, nos muestra a un animal ágil y dinámico. La anacrónica presencia de Dimetrodon, tantos millones de años fuera de su tiempo, se la perdonamos por lo bien realizada que está la criatura y lo original de su armadura.

En el aire tenemos a Quetzalcoatlus con su jinete Yungstar (llamado Titar en el doblaje al español, algo que sigue provocando más de un comentario entre los fans por los momentos en los que Titán y Titar comparten escena, resultando algo confuso), la criatura alada tiene el mismo molde que el rulon, pero, curiosamente, su coloración es totalmente diferente. Cierra la fuerza aérea de Valoria el Pterodactylus, en este caso montado por un adolescente.

Este sería el repaso al ejercito valorio “regular”, porque tenemos que añadir un cuerpo de “voluntarios” reclutados para el último episodio de la serie: el especial sobre la Edad de Hielo. En una serie de pruebas del dispositivo de viaje en el tiempo, un pequeño grupo de Dino-Riders se lanza millones de años al futuro hasta la Edad de Hielo, donde un grupo de hombres de las cavernas (cromañones y neanderthales) se unirán a ellos en su cruzada contra los rulons, aunque esta vez, en lugar de dinosaurios, montarán mamíferos prehistóricos.

Son cuatro las criaturas que aparecen en esta etapa: el tigre dientes de sable, Entelodon (el jabalí prehistórico), el perezoso gigante Megatherium y una de las figuras más míticas de toda la serie: el mamut lanudo.

Las cuatro figuras están hechas de manera muy detallada y son una rareza en las figuras de animales prehistóricos, en algunos casos por ser animales poco habituales, como Entelodon, y en otros casos por su tamaño y nivel de detalle, como el mamut.

Este último episodio termina como el resto, con una victoria Krotalon. Ese final nos hace pensar que quizás la serie se canceló antes de lo pensado o quizás el tema argumental nunca fue algo que preocupó tanto como el hecho de mostrar las figuras que estaban a la venta.

Sea como sea, Dino-Riders supuso un pequeño hito en lo que a juguetes se refiere, permitiendo que los niños de los 80 tuviéramos, a la vez, un juguete muy divertido y una figura realista y detallada de un animal extinto y la mejor prueba de ello es la cantidad de adultos que aún conservamos alguna (o todas) de estas figuras desde nuestra infancia.

JAVIER CAMPO

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