Corsaurios de tebeo (I)
Hace un par de siglos, Espronceda cantó a la libertad del pirata, que sólo obedecía la ley del más fuerte y tenía por única patria el mar. Aún en nuestros días, hemos escuchado a algún bardo soñar con reencarnarse en el pellejo del pirata cojo, con pata de palo, parche en el ojo y cara de cabronazo, mientras otros han rebuscado en su lado más íntimo para concluir que, en el fondo, no son más que unos sentimentales, como ocurría en
el tema de Serrat del que hemos tomado el título para este post. Corsarios, bucaneros y filibusteros forman parte de ese imaginario romántico de bandidos errantes, temidos por todos (pero, en el fondo, con buen corazón) que han protagonizado las novelas y películas con las que hemos crecido, envidiando su facilidad para ignorar nuestras inhibiciones y las normas con las que la sociedad se autorregula para evitar el caos. Pero los piratas de los que te vamos a hablar hoy son algo menos convencionales: además de los atributos con que Sabina les retrataba, tienen grandes colmillos y, en lugar de garfios, poseen afiladas garras capaces de despedazar al más pintado. Porque si haberse extinguido hace 66 millones de años no ha sido nunca óbice para que una buen cómic de ciencia ficción nos regale unas cuantas escenas con dinosaurios, aprender a hacer nudos marineros o a manejar un sextante parecen impedimentos menos consistentes para reunir una tripulación mesozoica bajo la enseña de Jolly Roger. Pero menos palabrería y vamos al abordaje de una vez.
Planet Comics #53 (1948)
Como te contamos en su día por aquí, tendremos que esperar a la “Dinosaur Renaissance” para que los dinosaurios comiencen a desarrollar papeles protagonistas en los cómics de modo regular y, a partir de ahí, irán asumiendo diferentes roles, incluido el de corsarios. Pero es posible encontrar historietas anteriores en las que figuran como artistas invitados, en particular las de piratas espaciales, subgénero que fusiona la ciencia ficción, por lo que son frecuentes los viajes temporales y la presencia de criaturas fantásticas o desaparecidas. Ya la edad de oro del comic book norteamericano, en el episodio de Star Pirate “The Fire Gem of Kal-Jmar” (Planet Comics #53, 1948), Maurice Whitman dibujó un foso con dinosauroides.
Traducción francófona de The Rollinson Family in Space en la revista gala Atome Kid
Pocos años después, volvemos a encontrar dinosauroides espaciales en el episodio de The Rollinson Family in Space ‘The space pirates’ (Graham Coton, 1957), publicado en la revista británica Knockout. También te contamos hace poco que, entre las primeras viñetas de Conan, en Cuentos de abuelito #34 (1964) pudimos verle uniéndose a la pirata Bêlit, conocida como la Reina de la Costa Negra, para combatir con un feroz terópodo.
En España, Joaquín Berenguer Artés y Juan Martínez Osete crearon al corsario aficionado a los dinosaurios protagonista de El Halcón Negro (1959) para Editorial Marco. Víctor Mora y Ambrós son los padres de El Corsario de Hierro (1970), en cuyo segundo episodio “La vieja dama del mar”, el hechicero Sinaú de Esmirna crea una horrible alucinación con dinosauroides para rechazar a las naves que le persiguen.
"La vieja dama del mar"
“Passage to Pellucidar!” (Tarzan, Lord of the Jungle #17, David Kraft [1]/John Buscema y Klaus Janson, 1978) está ambientado en el mundo perdido con dinosaurios creado por E. R. Burroughs. El hombre-mono irrumpe involuntariamente en el lugar donde el pirata conocido como “El Cid” (no hemos
podido confirmar si Kraft le daba al LSD cosa fina, pero comenzó como reportero de rock...) ha entrado su tesoro. Como puedes imaginar, la situación es algo tensa, pero cuando Tarzán salva al Cid de ser devorado por un mosasaurio (“Survival!”, Tarzan, Lord of the Jungle #18), este le nombra hermano de sangre. En los siguiente episodios (Tarzan, Lord of the Jungle #19-23), donde irán tomando el relevo Bill Mantlo y Sal Buscema, los piratas ayudan a Tarzán a combatir a un traficante de esclavos... y a los temibles mahar, los
pterosauroides con poderes psíquicos que dominan Pellucidar.
Warlock 5 #2 (1986)
Los tres primeros números de la revista canadiense Warlock 5 incluyeron la serie Jaguar Jetts (Keith Nicholson/Jack Torrance [2], 1986), de los que forma parte Ty Rexx, conocido pirata –de nuevo, espacial– durante el periodo prebélico, luego reconvertido en contrabandista. Al fin estamos ante un dinosaurio pirata, aunque sea parte de su pasado (si es que el contrabando no viene a ser la misma profesión).
"Yashka y Shurik en la guarida de los piratas" (1995)
Recién desaparecida la URSS, el ruso Dimitri Nikulushkin dibujó dinosaurios en el episodio de Yashka-kosmicheski robinzon (Yashka, robinsón espacial) "Yashka i Shurik v logove piratov" ("Yashka y Shurik en la guarida de los piratas", 1995).
One Piece #115
Y cerramos esta primera entrega con el popular manga One Piece (Eiichirō Oda, 1997), protagonizado por Monkey D. Luffy, un chaval que quiere ser el rey de los piratas. En los episodios #115-117 se encuentra con unos cuantos saurios mesozoicos en la isla conocida como “Little Garden”, cuyo microclima ha permitido su pervivencia durante millones de años. Pero aún más peligrosos son los gigantes Dorry y Brogy, que despachan dinosaurios con sus armas como el que liquida mosquitos. Por no hablar del comedor de islas...
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[1] Fue agente literario responsable de los derechos de la obra de Otis Adelbert Kline, por lo que es comprensible su admiración por Burroughs y su querencia por sus mundos perdidos.
[2] Jack Torrance es el personaje que interpreta Nicholson en The Shining (Stanley Kubrick, 1980).














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