viernes, 23 de abril de 2021

Dinocómics (IV): Colmillo Sangriento

A partir de mediados de los 70, la comunidad científica concluye tras observar numerosas evidencias que los dinosaurios fueron animales de sangre caliente, como las aves, que habrían evolucionado a partir de los celurosaurios. Los reyes del Mesozoico dejarán de ser vistos como criaturas estúpidas producto de experimentos fallidos de la naturaleza e incapaces de adaptarse al mínimo cambio climático –como vimos en el anterior post de la serie-. Este nuevo paradigma, que se conoce como “Dinosaur Renaissance”, les otorgará un papel de seres activos e inteligentes, que tendrá su reflejo en la cultura popular. Podríamos decir que, una vez que los artistas descubren que los dinosaurios eran más parecidos a ellos de lo que pensaban, comienzan a tomar conciencia de que deben otorgarles un trato más considerado. En última instancia, con los pocos antecedentes que vimos en las entradas anteriores, esto supuso el nacimiento del cómic de dinosaurios que, además, va a traspasar las fronteras del documental.

"The Clash of the Leviathans"

Como en "Dimension IV", el relato breve "The Clash of Leviathans" (1973, Vampirella #28), de Doug Moench y Ramón Torrents, es protagonizado por Tarn, el carnosaurio, sin presencia humana... hasta que en la sexta página hacen acto de aparición unos alienígenas.

José Ortiz colaboró en "The Helltrekkers"

John Wagner (1949) nació en Estados Unidos, pero tras el divorcio de sus padres, cuando contaba doce años, se fue con su madre a Escocia. Tras una temporada trabajando en una imprenta, consiguió trabajo como ayudante editorial en DC Thomson, donde conoció a Pat Mills, junto al que lanzará el comic-book británico más popular de los últimos cincuenta años, 2000 AD (1977), para el que creó al ultraviolento y fascistoide Juez Dredd –introdujo dinosaurios en “Bob, Carol, Ted & Ringo” (1983) o “Horror House” (1994)-, al detective especializado en robots Robo-Hunter o al cazarrecompensas Strontium Dog. Mills aportó a la revista Flesh, sobre una granja de dinosaurios criados para alimentar a la humanidad del futuro y en cuyo episodio “The Cursed Earth” (1978) nos presenta un parque temático con dinosaurios clonados... ¿te suena? En la serie de Wagner The Helltrekkers (1984, con Alan Grant) una comuna que viaja a “The Cursed Earth” y se encuentra con algún que otro dinosaurio.

Tras una exitosa aparición de Dan Dare en la revista británica 2000 AD, IPC decidió recuperar el Eagle, para el que John Wagner ideó Bloodfang (1984, dibuja Jim Baikie), que narra la epopeya de un tiranosaurio sin mediar presencia humana alguna. Abandonando ya el carácter documental de The Ancient Great Plains o Young Earth, Colmillo Sangriento probó que era posible contar una historia larga protagonizada por un dinosaurio. Y es que, si Wagner escondía algún afán didáctico (al menos eso nos da que pensar la aparición de gorgonópsidos apenas conocidos por el público), éste pasa a un discreto segundo plano ante la acción más salvaje y desinhibida, que tiñe de drama este relato cruel y lleno de tintes freudianos que muestra sin pudor los instintos más primarios del mundo animal que todos llevamos grabados en lo más profundo del cerebro. Así, irá sentando las bases de un subgénero que, en la primera entrega de este serie, calificamos como “epopeya dinosauriana”.

La vida es dura, pero Bloodfang lo es más. Aquí le vemos en pleno fratricidio...

Bloodfang, el tiranosaurio, vive en un mundo realmente duro, pero no lo suficiente para él. Según sale del huevo acaba con sus dos hermanos. Al hincarle el diente a una víctima de su padre, Blackheart, éste le rasga el rostro de un zarpazo. Su madre le defiende y lo paga con su vida. El joven terópodo huye y se jura vengarla. Desfallecido de hambre, encuentra a un saurópodo moribundo y, cuando se dispone a devorarlo, debe defender el cadáver de la rapiña de una manada de sauroctonus (un terápsido del Pérmico). El triunfo le hace venirse arriba, claro, y se va de cacería de tiernos ceratópsidos. Pasa el tiempo y le vemos acabar con un estegosaurio adulto y disputarle el harén a otro tiranosaurio. Una noche tormentosa se refugia en la misma cueva que su padre y el combate termina con éste despeñado. El ciclo se cierra cuando eclosiona el primero de los huevos de su hembra.

Bloodfang acaba con Blackheart

Este carácter cíclico, la lucha por la supervivencia, la violencia y crueldad extremas, junto a ese trasfondo psicológico al que antes hacíamos referencia, apelando a nuestros más ocultos instintos –escondidos bajo la piel de seres extraños a los que nadie ha conocido en vida jamás-, serán los cimientos sobre los que se edifique la “epopeya dinosauriana”. Obviamente, este catártico subgénero sólo puede desarrollarse cuando las historias están protagonizadas por dinosaurios, ya que la introducción de seres humanos desviaría nuestra atención y toda la estructura se desmoronaría como un castillo de naipes.

Al dueño de este harén no le ha hecho gracia que Bloodfang le robe dos hembras.

En una segunda serie, dibujada por Carlos Cruz y, luego, los hijos de Eduardo Vañó (Roberto Alcázar y Pedrín), Eduardo y Vicente, y posiblemente tentado por repetir el éxito de Flesh, Wagner envió a unos crononautas al Cretácico para traerse a Bloodfang de souvenir. Obviamente, no podemos considerar esta segunda entrega un verdadero cómic de dinosaurios, aunque hay que reconocer que nuestros dibujantes hicieron un gran trabajo.

Bloodfang por Carlos Cruz


PALEONOTES (by CarlosDino)

Si algo resulta curioso de "Bloodfang" es que, si bien la Dinosaur Renaissance ya había llegado al comportamiento de los dinosaurios que vemos en este cómic, visualmente todavía seguía anclada en el pasado. Los dinosaurios serán aquí protagonistas, con comportamientos y papeles muy activos, pero en lo estético es como si no hubiera existido el cambio de paradigma de 15 años atrás. Así, seguiremos viendo posturas erguidas (con algunas puntuales excepciones), colas arrastradas y dedos de más. Especialmente sangrante es esto último, pues según la viñeta los tiranosaurios pueden tener tres, ¡o hasta cuatro dedos! ¡Con lo característicos que son sus dos deditos! No faltarán tampoco en esta ocasión los anacronismos, con distintas criaturas del Jurásico Superior, de diferentes momentos del Cretácico Tardío o hasta del Pérmico (esos Sauroctonus) pululando todos a la vez. ¿Dónde está la gracia si un tiranosaurio no puede zamparse un estegosaurio de vez en cuando?

Bloodfand vs Sauroctonus


Recuerda, todos los cómics de dinosaurios están en "
El Comicsaurio: La historia de los cómics de dinosaurios" editado por Applehead Team. Ya en preventa aquí.   

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