martes, 27 de diciembre de 2022

Comicsuchus (I)

Dadas las obligaciones derivadas de las fechas en las que nos adentramos, ahí va un pequeño regalo navideño para eL kOProFagO y, de paso, para todos los amantes de los cocodrilos. Porque en las próximas semanas, en lugar de dinosaurios, hablaremos de estos formidables arcosaurios en los cómics. Eso sí, sólo de los crocodiliformes del Mesozoico, no vamos a despistarnos del objeto de este blog (lo siento, la imagen del Tarzán de Hogarth era inevitable).

En la vieja Pangea convivían dos clanes de arcosaurios: las avemetatarsalia (a los que pertenecen pterosaurios o dinosaurios) y los crurotarsi, es decir, los cocodrilos. En el triásico parecía que iban a imponerse estos últimos y, aunque finalmente lo hicieron los dinosaurios, consiguieron sobrevivir a la extinción finicretácica, lo que sólo igualaron los dinosaurios avianos. Eso sí, las especies crocodilianas actuales son mucho menos variadas de lo que fueron durante su apogeo. En el post de hoy intentaremos daros a conocer algunos de los más bizarros, con ayuda de las viñetas.

Los artistas de cómic suelen preferir a dinosaurios y pterosaurios para ambientar sus historias mesozoicas, pero ya en 1912, Victor Mousselet “G. Ri” publicó en Les belles images la historieta Le savant Diplodocus a travers les siècles, en la que el sabio Diplodocus se encuentra con Teleosaurus al que, al parecer, debe bastante pasta, por lo que le vemos correr a esconderse en una gruta cercana. Teleosaurus no es propiamente un cocodrilo, sino un talatosuquio [1], pariente lejano del Jurásico.





Una de nuestras primeras historietas dinosaurianas es L’iguanodon (1924), que Quadras publicó en Virolet, suplemento ilustrado del clásico catalanista En Patufet [2], aunque lo cierto es que no contiene ningún dinosaurio, ya que el bicho en cuestión es producto de un engaño visual resultante de una inaudita relación parasitaria: Un cocodrilo se come una serpiente que, antes de ser disuelta por los jugos gástricos del animal, consigue abrirse camino hasta su cogote y le come –literalmente- el coco, pasando a tomar de algún modo control del cuerpo. El engendro resultante es hallado por el famoso paleontólogo Mister Rail-Way, que no duda en clasificarlo como Iguanodon y llevárselo a un zoológico para su exhibición.

En plena Posguerra Mundial, en 1947, el británico “POS” echó mano de este cocodriliforme para su Voyage to Venus (1947), planeta plagadito de dinosaurios y otra fauna antediluviana. Lo que más nos llama la atención es el bigote que le plantó en el morro y que, entendemos, quería dar a entender que se trataba de un crocodilomorfo de derechas de toda la vida.

El puertorriqueño Rubén Moreira publicó en la revista de DC My Greatest Adventure el cómic “We were the 20th Century Cavemen” (1959), sobre un experimento científico en busca de la eterna juventud que acaba mal, devolviendo al presente criaturas prehistóricas como este Crocodylus [3] que corresponde al antepasado remoto de una tortuga utilizada para el citado experimento.

Una serie de DC en la que se pueden ver varios cocodrilos mesozoicos (como el de la imagen, que apareció en la revista Star Spangled War Stories en 1956) fue The War that Time Forgot, que mezclaba las premisas del pulp de E. R. Burroughs con los imperativos del cómic bélico.

Turok: "Place of No Return"

Pero el clásico del cómic dinosauriano donde hemos encontrado más cocodrilos es Turok, la serie del indio atrapado en un mundo perdido donde la supervivencia es la principal ocupación diaria. Entre otros episodios, los hemos encontrado en “Place of No Return” (1965), “The Monster from the Past” (1966), “Survive-Alone!” (1968), “Test of Manhood” (1975), “The Last Poison Arrow” (1976), “The False Ones” (1978), “The ‘Magic’ Weapon” (1981) y en el último número editado por Gold Key, el #130 (1982), en cuya portada podemos ver a un cocodrilo a punto de devorar a Andar.

"The Monster from the Past"

“Survive-Alone!”

Además, en el episodio “First Feathers” (1959) de la serie didáctica de complemento Young Earth, Rex Maxon ilustró la tesis de que los pseudosuquios habrían sido los primeros animales que acabaron desarrollando plumas.


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[1] Antiguamente, se agrupaba dentro de Mesosuchia, grupo parafilético que hoy ha caído en desuso.
[2] En su ensayo de 1968 Los cómics, arte para el consumo y formas pop, Terenci Moix dice que en Cataluña se llamaba a los tebeos también “patufets”.
[3] Realmente, Crocodylus es un género válido que incluye a algunas especies actuales de cocodrilos modernos y a algunas especies relacionadas con ellas desde el Mioceno hasta nuestros días, pero no a un antecesor mesozoico.

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