Son of Kong (1933)
La consecuencia más directa del éxito abrumador que obtuvo la película de King Kong (1933) fue que la RKO preparó ese mismo año una secuela, llamada El hijo de Kong (Son of Kong, 1933). Estrenada rápidamente seis meses después, en esta ocasión se cuenta como Carl Denham —de nuevo Robert Armstrong— termina regresando a la Isla Calavera, junto al capitán del barco Englehorn, Charlie el cocinero y una joven llamada Hilda. Descubren que Kong tenía un hijo, un simpático gorila de albino pelaje. De nuevo, los protagonistas se ven inmersos en un paraje inhóspito lleno de peligros prehistóricos.
Dirigida por Ernest Schoedsack en solitario esta vez, con Ruth Rose al guion y Max Steiner en la banda sonora, esta acelerada secuela, tanto por su duración como por la rapidez en la que se realizó, es una película inferior a su predecesora, más infantil y desprovista de la grandilocuencia de la aventura protagonizada por su padre. En la parte positiva, retornar a este fantástico emplazamiento permitía poder presenciar nuevos animales prehistóricos —en mucha menor cantidad esta vez— entre los que se encuentran un Styracosaurus (ceratópsido que fue descartado de la película anterior), un oso cavernario y dos reptiles no basados en ningún dinosaurio conocido (uno cuadrúpedo y otro marino, ambas invenciones del propio Marcel Delgado, que quiso aportar fauna no vista hasta entonces).
OCTAVIO LÓPEZ SANJUÁN
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