viernes, 26 de febrero de 2021

Los mundos prehistóricos de Hal Roach

En 1913, Harry Eugene “Hal” Roach (1892-1992) comienza su carrera como extra en Hollywood, donde traba amistad con Harold Lloyd. Al comprender sus limitaciones interpretativas, se recicla en ayudante de dirección, de donde pasará a la producción. El 23 de julio de 1914 forma Rolin Film Company (Hal E. Roach Studios desde el 16 de agosto de 1920) con dos socios y Harold como estrella, y el siguiente año consiguen firmar un contrato de distribución con Pathé. Pronto se convierten en el principal competidor de la estrella del cine cómico Mack Sennett.

Entre la primera producción de Hal debemos destacar la serie del cómico australiano Harold Fraser “Snub Pollard”, protagonista de los cortos de ambientación prehistórica “Call for Mr. Caveman” (1919, Alf Goudling) –sin dinosaurios- y “The Stone Age” (1922, Charles Parrott “Charley Chase”) –al que no hemos podido acceder [1].

"Playin' Hookey"

En 1922 debutan en la pantalla los “Hal Roach’s Rascals”, también conocidos como “Our Gang”, título de su primer corto. Se trata de una pandilla de críos de clase humilde a los que acompaña un perro y que siempre están metiéndose en problemas. En "Playin’ Hookey" (1927, Robert A. McGowan), la pandilla se cuela en un estudio cinematográfico –cine dentro del cine-, la lían parda y acaban siendo perseguidos por actores disfrazados de todo tipo de animales, incluido un triceratops.

"Flying Elephants": La pequeña mancha negra en el centro del borde inferior de la imagen podría ser un dinosaurio... o no

En 1923, Roach ficha al cómico británico Stan Laurel, y el año siguiente a Oliver Hardy. En 1926, la productora firma un contrato de distribución con MGM [2] y el siguiente año se estrenan los primeros cortos de Laurel y Hardy como dúo, entre ellos "Flying Elephants" (Frank Butler), ambientada en la Edad de Piedra. En el plano inicial aparece, abajo, una criatura moviéndose de modo extraño en la que algunos han creído ver un dinosaurio... aunque podría ser un oso u otro animal.

Un actor se disfraza de terópodo para One Million B.C.

Roach se adaptó al sonoro bastante bien y continuó haciendo comedias durante toda su etapa con MGM. En 1938 firma un nuevo contrato con United Artists, donde cambiará de registro y produce películas de acción como One Million B.C. (1940), que codirigió junto a su hijo Hal Roach Jr. y coprodujo con uno de los fundadores de la casa, el ya retirado director D. W. Griffith, cuya Brute Force (1914) -ampliación de Man’s Genesis (1912)- ya comentamos aquí. Griffith se encargó del casting y apostaba por realizar los efectos en stop-motion pero, por desgracia para nosotros, acabó abandonando el proyecto, aunque Roach trató de aprovechar su nombre. El filme lanzó al especialista en cine bíblico Victor Mature, que interpretó a Tumak, un hombre de las cavernas que habita un peligroso mundo con dinosaurios y volcanes activos.

Preocupado por los efectos de sonido que debía añadir a la pelea entre un tiranosaurio y un dimetrodón, y con un pelín de sorna, Hal preguntó al paleontógo Alfred S. Romer (1894-1973): “El tiranosaurio, rey de todas las bestias prehistóricas, ¿ladraba, aullaba o cantaba a la tirolesa? ¿Era tenor o bajo?”. Romer le contestó que debía sonar entre como lo hace un cocodrilo y la tubería de un radiador, pero que no se preocupase porque jamás habrían peleado, ya que les separaban ciento cincuenta millones de años [3].

En todo caso, la película consiguió una nominación al Oscar a los mejores efectos especiales, de Jack Shaw (pintura sobre vidrio), Frank Young (miniaturas) y Roy Seawright (efectos fotográficos), que vistieron a un cerdo de triceratops, a un actor de alosaurio y pusieron a un cocodrilo una vela de dimetrodón. Muchas tomas no se utilizaron en el montaje final y algunas escenas, como la lucha entre un lagarto monitor y un cocodrilo enano que resultó gravemente herido, provocaron la movilización de la Society for the Prevention of Cruelty to Animals, que consiguió que se prohibieran este tipo de grabaciones.

One Million B.C.: Mature vs. iguana-¿donte?

Las escenas con animales disfrazados de dinosaurios de One Million B.C. fueron almacenadas en un archivo y reutilizadas posteriormente por numerosas producciones de bajo presupuesto. Así se evitó el maltrato animal, pero también la elaboración de costosas secuencias en stop-motion que ofrecieran una imagen más fiel de los dinosaurios. La primera película que recicló a los “dinosaurios” de Roach fue Tarzan’s Desert Mystery (1943, Wilhelm Thiele), en la que Johnny Weissmuller (1904-1984) se cruza con lagartos gigantes. El actor también encarnó al aventurero creado por Alex Raymond Jungle Jim, que contempla una pelea entre dinosaurios igualmente tomada de One Million B.C. en Jungle Manhunt (1951, Lew Landers), para la que se rodó una escena en la que peleaba con un actor disfrazado de terópodo, que afortunadamente se eliminó del metraje final. Weissmuller volvió a dar vida a Jungle Jim en un serial televisivo de 1955 que también reaprovechó el material de archivo de One Million B.C. Pero hubo muchísimas más películas y series que lo hicieron [4].

   
Una de las películas que aprovecharon el metraje de One Million B.C.
(¿Tú también pensaste en esto -0:17 a 0:42-?)

Tras la guerra, cubierto de deudas, Hal Roach redirige sus esfuerzos a la televisión, a cuyos estudios comienza a alquilar sus instalaciones en 1949, para lanzarse él mismo pronto a la producción televisiva. Según afirman algunos, Hal Roach padre e hijo se plantearon producir una versión norteamericana de Gojira no Gyakushu (1955, Motoshi Oyoda), conocida en Occidente como Godzilla Rides Again o Gigantis, the Fire Monster. Lo cierto es que, ese mismo año, Hal Roach dio el relevo a su hijo, que no supo manejar la productora y en 1961 tuvo que echar el cierre.

Godzilla Rides Again pudo llevar la firma de Roach

Sin embargo, Michael Carreras se puso en contacto con él para comprarle los derechos de One Million B.C. con objeto de hacer un remake, esta vez con efectos en stop-motion en vez de usar animales disfrazados. Michael era hijo del español Enrique Carreras, propietario de una cadena de cines en Inglaterra, que había llegado a montar su propia distribuidora en los años 20, Exclusive Films, y en 1932 se asoció con Will Hinds –“Hammer” en su etapa de actor de vodevil- para fundar Hammer Films. Los efectos especiales se encargaron nada menos que a Ray Harryhausen, por lo que no es de extrañar que el propio Roach –que contaba ya setenta años- se animara a coproducir el filme junto a la británica Aida Young. Young tenía buen ojo para las sex-symbols: en 1965 había fichado a Ursula Andress para She [5] (Robert Day) y en 1966 impulsó la carrera de Raquel Welch con One Million Years B.C. (Don Chaffey), que fue el título definitivo del remake. One Million B.C. fue un éxito de taquilla y la crítica tuvo que reconocer la efectividad del bikini de cuero de la Welch y las maquetas de Harryhausen. Steve Moore/John Bolton adaptaron la película a viñetas y Hammer continuó explotando el filón prehistórico durante unos años [6].

Hal Roach obtuvo un premio honorífico de la Academia de Cine en 1984, cuando ya contaba 92 años. Los que más aplaudieron de la sala fueron, ya creciditos, los niños de “Our Gang”.

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[1] No hemos encontrado ningún video en la red ni una sinopsis que lo aclare. En este sentido, aunque facilita una ficha técnica correcta (concuerda con la de otras páginas especializadas), IMDB ha colgado la trama de un corto de dibujos animados de Felix the Cat que no tiene nada que ver.
[2] Aunque el contrato se firmó el 16 de marzo de 1926, no entraría en vigor (al menos con las comedias cortas) hasta septiembre de 1927, cuando venció el acuerdo con Pathé. La Metro dejó de distribuir a Roach en 1937 cuando supo de las negociaciones que Hal estaba teniendo con el hijo de Mussolini para ampliar sus operaciones a Italia.
[3] Según un artículo del año del estreno, de autor no acreditado, transcrito en The Crimson.
[4] En el serial de Superman (1948, Thomas Carr y Spencer Gordon Bennet), The Lost Volcano (1950, Ford Beebe) –secuencias volcánicas-, el corto documental The Costume Designer (1950, Tholen Gladen), Two Lost Worlds (1951, Norman Dawn), Untamed Women (1952, W. Merle Connell), Robot Monster (1953, Phil Tucker), King Dinosaur (1955, Bert I. Gordon), el corto “Space Ship Sappy” (1957, Jules White) de la serie The Three Stooges, The Incredible Petrified World (1957, Jerry Warren), Ghost Diver (1957, Richard Einfeld y Merrill G. White), She Demons (1958, Richard E. Cunha), Teenage Caveman (1958, Roger Corman), Valley of the Dragons (1961, Edward Bernds), la mexicana La isla de los dinosaurios (1967, Rafael Portillo), One Million AC/DC (1969, Ed De Priest), Horror of the Blood Monsters (1970, Al Adamson) o las series de televisión The Schaefer Century Theatre (episodio “Yesterday’s World”, 1952), Ramar of the Jungle (1952) o Soldiers of Fortune (1955).
[5] Las dos películas, She y One Million Years B.C. se relanzaron juntas en 1968 en un programa doble, volviendo a conquistar la taquilla británica (obteniendo el noveno puesto de ese año).
[6] Con Prehistoric Women (1968, Michael Carreras), When Dinosaurs Ruled the Earth (1970, Val Guest) –también producida por Aida Young- o Creatures the World Forgot (1971, Don Chaffey).

jueves, 25 de febrero de 2021

Las estampas mesozoicas de Erphan Malek


Erphan Malek es un artista que reside en Teherán (Irán) con más de una década de experiencia en proyectos relacionados con la animación y el diseño de juegos, tanto en el desarrollo de personajes y escenarios como en la creación de interfaces de usuario. De su obra como ilustrador nos gustaría destacar esta serie en la que la fauna mesozoica es la protagonista y que trasladó a una línea de camisetas la diseñadora Maral Mahlouji

























miércoles, 24 de febrero de 2021

Russkie Dinozavry (V): Rusia, hoy

Kulindadromeus (Andrei Atuchin)

Pocas horas antes del año 2000, Boris Yeltsin dimitió siendo sustituido por Vladimir Putin, quien desde entonces está al frente del gobierno de un país donde los dinosaurios siguen siendo un icono cultural. Sin embargo y al igual que sucede con la vecina China, sus aportaciones a la cultura popular siguen siendo unas casi desconocidas para el gran público en Occidente y muchas sólo son accesibles gracias a la supresión de fronteras virtuales en la gran aldea global que ha supuesto la irrupción de Internet.

Desde luego, en el siglo XXI, la red de redes ha revolucionado la difusión cultural: Karina Shainian (1976) publicó en la página web de Samizdat el relato “Tarro lleno de dinosaurios” (2001), donde explica que basta un tarro lleno de fango de un pantano y el deseo de un niño para criar dinosaurios. También fue publicado online “Visita a los dinosaurios” (2007) de Suren Tsormudian (1978), en la que unos investigadores viajan hasta la extinción finicretácica en una nave invisible... sobre la que defeca un pterosaurio, activando el “efecto mariposa”.

"Trampa de dinosaurios", en la portada de Buscador #2

Ya de un modo más tradicional, Serguei Borisov publicó “Trampa de dinosaurio” (2008) en la revista Buscador. En 2014, Alexander Bushkov escribió la novela Reserva, cuyo protagonista acaba abandonado en una “Reserva Jurásica”, y aparecieron dos relatos con el título “Dinosaurios”: uno de Mijail Klikin (1973) para la antología Familias.net y otro de Vadim Kartushov (1990), que obtuvo el primer premio del Surnoheim, un concurso en línea de narración experimental.

Familias.net

Vasili Schepetniov (1955) escribió “‘Punto’ en el asedio de los dinosaurios” (2015), sobre un destacamento militar en Mongolia cuyos miembros tienen pesadillas con dinosaurios, o “Cementerio de dinosaurios” (2017), en la que especula sobre que los dinosaurios nunca vivieron en la Tierra, sino que llegaron aquí para morir.

Y entre los últimos cuentos con dinosaurios rusos publicados debemos destacar Zhevun y Zubastik -nombres propios que nuestra asesora de ruso nos asegura tienen que ver con morder y con dientes- (2019), de Mijail Savelichev, en el que da cuenta de una tribu siberiana que ha encontrado un lenguaje para comunicarse con los reyes del Mesozoico.

Furia roja #12

Fundada por Artiom Gabrelianov, Bubble Comics (2011) es la editora de cómics rusa más grande y produce mensualmente cómics originales como Furia Roja (2012, Serguei Volkov y Gabrelianov/Oleg Okunev). En el número #12 (Gabrelianov e Ivan Skorojodov/Eduard Petrovich), la mejor ladrona del mundo, reclutada por el agente Delta de la Agencia Internacional de Control, comparte protagonismo con un dinosaurio.

Tiumen

Gueorgui Yelaiev ideó la serie paródica de superhéroes Tiumen (2017), en la que podemos encontrar alienígenas o dinosaurios que manejan pistolas láser.

¿Por qué desaparecieron los dinosaurios?

Dinocity

Soyuzmultfilm sigue activa y ha producido cortos de animación como ¿Por qué desaparecieron los dinosaurios? (2015, Ruslan Sinkevich). También están dirigidos al público más joven productos independientes, como la serie Dinocity (2020), producida por Diana Yurinova y Albina Mujametzianova y vendida a Italia, Finlandia o Reino Unido.

Para concluir, debemos confesar que tenemos debilidad por los ilustradores rusos actuales. Por eso, ya te hemos mostrados los dinosaurios de Aleksey Baydakov, Liza Sharova, Yulija Kuzmicheva, Toma Mezina, Anastasia Silver, Evgeny Ches, Ivan Belikov, Maria Sergunina, Georgiy Filippenko, Paul Roshchin, Danila Komlev o Natasha Molotkova.

Tetraceratops insignis de Dimitri Bogdanov

Y entre los paleoartistas rusos del momento -Sergei  Krasovskiy nos gusta mucho, pero es ucraniano-, no puedes perderte a  Dimitri Bogdanov, Vlad Konstantinov, Vladimir Nikolov o Andrei Atuchin, que ha publicado en revistas como National Geographic y expuesto su obra en España, lo que demuestra que algo está empezando a cambiar en nuestra relación con la cultura rusa, aunque sin duda aún nos queda un gran camino por delante. Esperamos haberte dado algunas claves para acercarte a ella. Si te la pierdes, no será porque no te hayamos puesto sobre aviso de cuánto tienen que ofrecer.

Zhuchengtyrannus de Vladimir Nikolov

Tyrannosaurus rex de Vlad Konstantinov

martes, 23 de febrero de 2021

El último neandertal (Liss Evermore)


El tiempo de las hambrunas ha pasado. 
Ha visto morir a todo su clan, 
pero él sigue en pie junto a los cadáveres. 
Ahora es un dios, una leyenda; 
es el señor del mundo.
El último neandertal levanta una vez más
 la piedra hacia el Sol y grita enfurecido. 
Ha nacido el primer asesino.

LISS EVERMORE


Liss Evermore es una escritora atípica... Entre sus aficiones, gusta de pasear bajo la luz de la luna por los jardines de su residencia victoriana, tomar el té acompañada de las señoritas Anna y Planta y asistir a las obras de teatro del Grand Guignol en la Rue Chaptal de París. Entusiasta de la acción y del peligro, atraviesa las calles adoquinadas en carruaje fúnebre hasta llegar al laboratorio secreto, donde crea sus experimentos literarios entre tarros con formaldehído y probetas burbujeantes. Ha publicado la novela "Alcachofa-Terror: La invasión de las hortalizas del espacio exterior" (2018, Wave Books Editorial) y las antologías de microrrelatos "Coleccionable de tragedias" (2014) y "Terror a cuentagotas" (2020, Con Pluma y Píxel). Precisamente de este último es de donde hemos extraído el microrrelato "El último neandertal". Sigan a Liss, al fin y al cabo es como cualquiera de vosotros, excepto por su sombra alargada y los tentáculos bajo la ropa.

lunes, 22 de febrero de 2021

Viajando al pasado con Guillerart

Guillermo de Abajo Mohedano (Guillerart en Twitter, Guillercraist's en otras plataformas como Instagram) es un ilustrador y concept artist de Madrid (España). Con diferentes estudios y premios en arte digital, es co-fundador de Rookie Hero Games y ha trabajado como artista 2D en diferentes videojuegos, incluyendo en el desarrollo del videojuego indie "Flynn & Freckles". Y, una vez más, tenemos la suerte de encontrar varias ilustraciones de temática dinosauriana en su galería, incluyendo trabajos inspirados en la omnipresente saga Jurassic Park/World.

Podéis echar un vistazo a su web personal aquí. Por nuestra parte, y para no variar, os dejamos aquí una selección de sus dinosaurios, incluyendo alguna escultura y alguna ilustración de estilo más serio. Disfrutad.












viernes, 19 de febrero de 2021

El Comicsaurio: La historia de los cómics de dinosaurios (Charlie Charmer)

Como sabéis, la editorial Applehead acaba de lanzar en preventa El Comicsaurio: La historia de los cómics de dinosaurios. Se trata de un proyecto en el que empecé a trabajar hace cinco años y medio [1] cuando me uní al equipo de Koprolitos y comencé a publicar y recopilar información sobre los cómics de dinosaurios, género que unía dos de mis pasiones...

¿He dicho género? ¿He dicho cómics? ¿He dicho... dinosaurios? Bueno, tal vez habría que empezar aclarando un poco estos términos porque no son tan pacíficos como pueda parecer. Es decir, cualquier paleontólogo te dirá que un pterosaurio no es un dinosaurio pero, si un crítico de cómics ve un pterodáctilo en una viñeta, no dudará en calificarlo como “cómic de dinosaurios”. Y seguramente también lo sea para el paleontólogo. Por otra parte, un cómic no es cualquier sucesión de viñetas que te encuentres, es necesario un desarrollo secuencial o estaríamos ante un álbum de cromos.

"The Dinosaurs!" (This Curious World, William G. Ferguson, 1934): Una sucesión de viñetas sin intención secuencial no es un verdadero cómic aunque utilice sus elementos

En cuanto aclaramos estas metafísicas cuestiones que le quitan el sueño a cualquiera, nos metemos de lleno en harina y pasamos a repasar, cronológicamente, la historia del crimen saurio. Porque, lamentablemente, debo confirmar que la gran mayoría de los artistas que ha publicado cómics de dinosaurios no se ha detenido a documentarse antes como es debido. El espectáculo ha ido –casi siempre- por delante de cualquier otra consideración. Puede que esto no suponga ningún problema a la mayoría de los lectores que sólo buscan pasar el rato leyendo una historieta en la que Supermán derriba a un terópodo de un puñetazo.

Kit-Boy (Alan Doyer): Cuando uno no ha visto una ilustración de un estegosaurio en su vida, pasan estas cosas

Pero la estrella que lleva en el pecho nuestro comicsaurio le obliga a perseguir todos estos atentados contra la dignidad y la imagen de los dinosaurios. Y si no es posible meter en la cárcel a tantos delincuentes (la industria del cómic se nos echaría encima), al menos sí cabe denunciarlos públicamente. ¿Que no son tantos? Bueno, en el glosaurio que complementa la obra se recogen alrededor de 1.900 criminales, responsables de decenas de miles de delitos; y eso que no se han incluido los raterillos de poca monta que sólo dibujaron una portada o escribieron el guión de un episodio de una serie ajena.

Hay vida fuera del cómic norteamericano: viñeta didáctica del indio Pradeep Sathe

Aunque parezca mentira, nadie se había ocupado antes de estos menesteres. Ni aquí ni en el extranjero. Puedes encontrar en el mercado excelentes tratados sobre la presencia de los dinosaurios en el cine o, en general, sobre su influencia en la cultura popular [2], pero hasta ahora no existía ninguno específicamente dedicado a los cómics de dinosaurios. Por eso, no nos hemos conformado con cualquier cosa: ya que íbamos a hacerlo, había que hacerlo bien. Así que no sólo vas a encontrar aquí cómics norteamericanos, japoneses, franco-belgas o españoles. El comicsaurio ha investigado en las estepas rusas, en lo más profundo de la selva amazónica, en la sabana africana y ha llegado hasta el último confín del planeta para que no quede ni un crimen sin denunciar.

The War that Time Forgot: el cómic bélico toma otra dimensión si introducimos fauna mesozoica

Y no se ha limitado al terreno “natural” de estas fechorías, el cómic de ciencia-ficción (hacer compartir viñetas a humanos con dinosaurios supone partir de algunas premisas justificativas, como puede ser el viaje en el tiempo), sino que ha ampliado sus pesquisas a otros terrenos, encontrándose con malhechores en todo tipo de cómics: histórico, humorístico, western, terror, erótico... En palabras del propio comicsaurio, “la vis atractiva de los dinosaurios tiene por corolario que toda historieta, al margen de su género y temática, acaba incluyéndolos si tiene la duración necesaria”.

Tyrant, de Steve Bissette. ¿Quién dijo que los dinosaurios no podía protagonizar cómics emocionantes?

También ha habido cómics respetuosos con los dinosaurios, claro, aunque sean los menos. A veces, el responsable era paleontólogo además de artista, pero no necesariamente. Algunos han adoptado forma de documental y otros desarrollan argumentos dramatizados más elaborados. El comicsaurio ha entendido necesario incluirlos también, con el objeto de mostrar que el crimen no es inevitable, que se puede crear una historia interesante protagonizada en exclusiva por dinosaurios, sin la innecesaria presencia del ser humano.

El resultado es un estudio del cómic de dinosaurios desde los albores de la historieta y la paleontología, en el primer tercio del siglo XIX, hasta hoy. A través de sus páginas, podrás comprobar cómo el paradigma científico y el arte secuencial han evolucionado juntos, interactuando en ambas direcciones para ser corresponsables de la imagen que tenemos de los reyes del Mesozoico.

Espero que te guste. Más información y pedidos, aquí.

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[1] En realidad, empecé mucho antes, ya que desde el centenario del cómic (a mediados de los 90) estaba preparando una monografía sobre el noveno arte que, finalmente, decidí reconducir al terreno saurio.
[2] Seguro que todos habéis leído la fundamental Starring T.rex! (aquí conocida como Mitología de los dinosaurios) de nuestro José Luis Sanz. Y si no lo habéis hecho, ya estáis tardando.

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