Josep Mª Beá (a la izquierda), en una foto tomada de su libro La técnica del cómic (Distrimagen, 1985), uno de los tesoros de mi biblioteca
Como tantos dibujantes de su generación, Josep María Beá (1942) entró en el mundillo del cómic a través de la agencia de Josep Toutain, Selecciones Ilustradas, en la que comenzó a colaborar a la tierna edad de... ¡catorce años!
Algunas de sus obras están firmadas con los pseudónimos “Sánchez Zamora” o “Norton”, y no, no fue demandado por ninguna empresa de Software, porque aún no existían los programas antivirus (ni siquiera los ordenadores personales): sí, amigos, aunque algunos no lo creáis, hubo una época en que no existía Internet y las únicas redes sociales posibles eran las establecidas a través de relaciones personales directas, sin whatsapp ni anestesia.
Flash Gordon, un buen modelo para empezar a garabatear monigotes
En 1959, Josep María creó junto al guionista Blay Navarro la serie de ciencia-ficción
Johnny Galaxia (más tarde,
Space Ace), que lo petó en el Reino Unido, Chile, México o Portugal y, en palabras de su propio autor, era “un trasunto de Flash Gordon” [1]. Creemos que no debe avergonzarse Beá, ya que
Alex Raymond es, seguramente, el autor de cómics norteamericano más influyente de todo el globo [2].
Johnny Galaxia, preparándose para montar en un "mislik"
En España, Johnny Galaxia fue publicada en la revista de Toray Fulgor (1961) y a comienzos de los 70 pasó a Delta 99.
En el número #26 (1971) de esta revista, además del episodio de la serie titular “Perdidos en el tiempo”, donde los protagonistas huyen de un feroz terópodo, podemos leer la aventura de Johnny Galaxia “La arpía del espacio”, en la que veremos utilizar unos dinosaurios llamados “misliks” (un nomen ignotum, por supuesto) como monturas.
“The Creature Of Loch Ness!”
La primera mitad de los 70 publicó un buen número de cómics de terror para el editor norteamericano Jim Warren (
Vampirella,
Creepy, Eerie...). Beá fue el primer autor español en poder desarrollar y dibujar
sus propios guiones en los Estados Unidos [3], pero también trabajó con guionistas consagrados como
Doug Moench, para el que ilustró “The Creature Of Loch Ness!” (
Creepy #53, 1973).
"El espíritu de África": La bella y la bestia, o la diosa y el dragón
Por si todo esto fuera poco, en 1982 -hace ya 40 años y parece que fue ayer...- fundó, junto a los integrantes del “Grupo La
Floresta” [4] Luis García (junto al que hizo las veces de editor), Alfonso Font, Adolfo Usero y Carlos Giménez, la revista autogestionada Rambla, donde apareció su conocida Siete vidas (historia gatuna sin nada que ver con Toni Cantó) y, para el número #14 (1984), escribió una historieta breve que nos interesa especialmente, “El espíritu de África”.
Duelo de dragones en el África más recóndita
Dibujada por el excepcional ilustrador
Tomás Marco, “El espíritu de África” narra las peripecias de una diosa que desciende a la Tierra para aplacar a los elementos que asolan a una tribu africana, así como a los “dragones” de las aguas (mosasaurios) y la tierra (terópodos) que les devoran. Como éstos no están dispuestos a cooperar, se las ingenia para enfrentarlos, consiguiendo que se destruyan mutuamente.
Si quieres saber más sobre este autor, te recomendamos “Josep María Beá. El hombre de los mil estilos” (Trilita, 2017), un tocho de 260 páginas que recorre la obra del autor a través de diferentes medios.
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[2] Su huella es patente en autores europeos como Dennis McLoughlin, Edgar Jacobs, Dennis Neville, Vlasta Belkic, Nikola Tiscenko, Djordje Lobacev o Vadim Kurganski, entre muchos otros, y omnipresente en el primer tebeo de ciencia–ficción español. En su patria, le han citado como influencia y fuente de inspiración artistas como Murphy Anderson, John Buscema, Frank Brunner, Joe Kubert, Dick Dillin, Gene Colan, Jack Kirby, Bob Kane, Bob Meskin, Sheldon Moldoff, Joe Orlando, Alex Toth, Joe Shuster, Russ Manning o Al Williamson… ¡Incluso George Lucas asegura que le inspiró para Star Wars!
[4] Así llamado por el barrio de San Cugat del Vallés donde estaba su estudio.