Lanzado en el área francobelga el 24 de marzo, este mes de junio llega por fin a España de la mano de Norma Editorial «La flecha ardiente», la continuación de «El Rayo U»... ochenta años después. Ya conocéis por aquí nuestra pasión por la «línea clara» de Hergé -¡lástima que el único dinosaurio de su obra sea el fósil de diplodocus al que Milú roba una tibia en «El cetro de Ottokar» (1938-1939)!- y sus acólitos, en particular Edgar Pierre Jacobs, al que dediqué
una de mis primeras entradas en el blog, hace ya casi ocho años. En aquella ocasión, hablamos de los dinosaurios de «La trampa diabólica» (1960-1961), protagonizada por sus inmortales Blake y Mortimer.
Le Rayon U
Hace cuatro años, dedicamos otro post a la primera obra personal de Jacobs,
El Rayo U (1943), donde pudo continuar dibujando viñetas al estilo de
Flash Gordon, cuando los ocupantes le obligaron a dejar de desarrollar la serie de
Alex
Raymond. Fue aquí donde Jacobs introdujo sus primeros dinosaurios. Esta entrada fue publicada en febrero de 2019 y, en noviembre, Senté/Teun Berserik y Peter van Dongen publicaron la segunda parte de «La vallée des immortels», donde concluyen las aventuras que Blake y Mortimer comenzaron el año anterior en Extremo Oriente, donde descubrirán un nido de «dragones» que a nosotros nos parecen enormes dinosaurios avianos. Juzgad vosotros mismos. En todo caso, al estar tan reciente la entrada de
Le Rayon U, nos pareció que un nuevo post de Jacobs era abusar.
«La vallée des immortels»
Pero han vuelto a pasar otros cuatros años y, en este caso, no hay discusión posible: «La flecha ardiente» es un cómic con verdaderos dinosaurios.
Además, es la excusa perfecta para presentaros a un guionista al que le teníamos ganas hace tiempo: Jean van Hamme. Ganador de un puñado de
premios Haxtur por XIII y Largo Winch, el belga Jean van Hamme (1939) también atesora un montón de Prix Saint-Michel (el principal galardón del cómic belga), un par Alph-Art del público de Angulema, el Adamson sueco o el Max und Moritz al mejor guionista internacional de 1994. En su dilatada carrera, ha tenido ocasión de introducir algún que otro dinosaurio en sus historias, siempre junto al dibujante polaco Grzegorz Rosinski (1941).
«Au-delà des ombres»
En el episodio «Au-delà des ombres» (1982) de la serie Thorgal, el vikingo viaja en una endeble almadía por las corrientes de agua que riegan el «Segundo Mundo», donde le esperan temibles terópodos, entre otras amenazas. Por otra parte, el protagonista de Le grand pouvoir du Chninkel (1988) monta sobre dinosauroides y es atado a un monolito desde el que se nos narra la historia de la vida en el planeta, incluyendo la aparición, auge y extinción de los dinosaurios.
Van Hamme fue precisamente el elegido para resucitar a Blake y Mortimer, allá por 1996, aunque la editora haya decidido después contratar a otro guionista para reducir el periodo de espera entre cada nuevo álbum. Cuando le propusieron continuar con Le Rayon U, Van Hamme formó equipo con dos dibujantes originarios, como él, de Bruselas, que también habían trabajado ya en Blake et Mortimer y habían asimilado el estilo de Jacobs a la perfección, Christian Cailleaux (1967) y Étienne Schréder (1950).
«La Flèche ardente», antes del color
Para introducir dinosaurios al estilo de Jacobs en esta secuela, lo mejor era acudir a la propia fuente. Así que el equipo echó mano de otra obra del autor, la ya comentada «La trampa diabólica». Si en «Le Rayon U» nos encontrábamos con Ceratosaurus o Rhamphorhynchus, en «La Flèche ardente» reaparecen animales de «Le Piège diabolique» como Plateosaurus y Pteranodon. En particular, nos agrada volver a ver al prosaurópodo (aunque este término parece que ya ha pasado de moda), ya que su presencia en las viñetas es bastante poco habitual.
«Le Piège diabolique»
«La Flèche ardente»
Sin embargo, «La flecha ardiente» no es una aventura de corte mesozoico y en la mayor parte del volumen la acción transcurre sin que nos sobresalten los dinosaurios, fiando la tensión a tribus ancestrales que habitan por aquellos lares. Ochenta son muchos años y el público ha cambiado, sin duda, pero siempre quedarán (quedaremos) lectores nostálgicos a los que recomendamos esta joyita que Van Hamme y sus chicos han
elaborado fruto de infinita devoción por Jacobs.