Jurassic Park Comics (y II)
Tras esta trilogía de los raptores, Topps publicó los nueve números de la superior Return to Jurassic Park (1995), en la que Englehart recuperó algunas escenas del libro que no se llegaron a reflejar en la película [1] y compartió los guiones con Tom y Mary Bierbaum, que desarrollaron una trama con científicos locos y dinosaurios con “hiperinteligencia” diseñados genéticamente, incluido un triceratops del tamaño de un perro. Las ilustraciones corrieron por cuenta de Gil y Joe Stanton, y las portadas siguieron a cargo de Golden, a excepción del último número, que dibujó John Bolton, y cuyo interior se repartieron los guionistas Keith Giffen, Jon Zimmerman y Renee Witterstaetter junto a dos decenas de ilustradores en una verdadera “Jurassic Jam”.
A todo esto, hay que añadir un anual en 1995, con dos historias y portada de nuevo a manos de Golden. "Death Lizards", con guión de Neal Barret y dibujos de Claude St. Aubin, muestra los apuros de los costarricenses por la visita de algunos dilofosaurios, procedentes de Isla Nublar.
"Death Lizards"
En "Sneakers", escrita al alimón por Renee Witterstaetter y Michael Golden, e ilustrada por Ed Murr, la hija de un accionista oriental que no habla ni papa de inglés y no comprende las advertencias del personal visita el parque... ¿Qué podría salir mal? El caso es que tiene bastante suerte, ya que el único problema que acontece es que su hurón se escapa y provoca una estampida sauria.
"Sneakers"
También en Topps, Don Mc Gregor/Jeff Buttler adaptaron, de nuevo en cuatro cuadernillos, la secuela The Lost World (Spielberg, 1997), cuyas portadas dibujó Simonson. Tras la impactante escena inicial a cargo de Compsognathus, Tyrannosaurus vuelve a tomar las riendas de la acción, aunque volvemos a ver a Velociraptor hacer de las suyas.
Pero el siguiente año, la editora cerró sus puertas y, cuando se estrenó Jurassic Park III (Joe Johnston, 2001), nadie tomó el relevo
y se quedó sin adaptación al cómic. Tanto en la gran pantalla como en los tebeos, la franquicia parecía haber tocado fondo.
En 2010, IDW adquirió los derechos de la franquicia y lanzó una nueva miniserie: Jurassic Park–Redemption (Bob Schreck/Nate van Dyke), a la que en 2011 siguieron The Devils in the Desert de John Byrne o Dangerous Games (Greg y Erik Bear/ Jorge Jiménez). Todas estas series fueron también comercializadas en forma novelada.
Redemption
Las excelentes portadas de Tom Yeates para la primera, Redemption, podrían ser denunciables como publicidad engañosa. Uno espera que la calidad tenga una continuidad, pero lo que encontramos aquí roza lo grotesco. Las ilustraciones de Nate van Dyke son de lo más lamentable que hemos visto y, aunque salpica bastante sangre, más que miedo, Carnotaurus da mucha pena. Un cómic perfectamente prescindible que no contiene potencial alguno para resucitar la franquicia. Pero, como se ha dicho, siguieron otras dos series.
"The Devils in the Desert"
Aparte de lo bajo que había quedado el listón, Byrne es un profesional como la copa de un pino, por lo que The Devils in the Desert es harina de otro costal. Sin embargo, no estamos ante el mejor trabajo del autor y la trama se limita a un episodio sin demasiada conexión ni relevancia en el conjunto de la saga, protagonizado por un grupo de pterosaurios en el desierto.
Finalmente, Dangerous Games es un producto correcto. Las portadas de Jeff Zornow no destacan en exceso sobre el trabajo del joven gaditano Jorge Jiménez, y ambos actualizaron el aspecto de los raptores conforme a los últimos descubrimientos paleontológicos, añadiéndoles plumas.
Dangerous Games
Pero la apuesta de IDW no resultó lo rentable que la editora deseaba y ahí terminó el recorrido en los cómics de la franquicia, no habiéndose adaptado a viñetas ninguna de las películas que llegaron después. Para completar el panorama, tendríamos que hacer mención del "Motion-Comic" (mitad tebeo, mitad animación) de Jurassic World (me lo chivó @Carlosdino88), que puedes leer aquí. Como amantes de los cómics y la animación, sólo podemos decir eso, que es mitad y mitad, y por tanto te deja a medias. No eres tú quien decide el ritmo de lectura, recreándote en los detalles cuando lo deseas, como en un cómic, y se pierde la capacidad de sugestión del medio al mostrar la acción en movimiento en tiempo real o sustituir el texto de los bocadillos por el sonido de tus altavoces. Por otra parte, tampoco puedes disfrutar de una animación limitada a fases reducidas de movimiento y cuyo ritmo se ve inmediatamente lastrado por las imágenes más o menos fijas del cómic. Pero, para el que le guste disfrutar de experiencias distintas, ahí está el enlace y la reseña.
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[1] Arrojar piedras a Stegosaurus para ahuyentarlo, el ataque de Cearadactylus o el de Tyrannosaurus rex en el río.
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