Traduciendo sin piedad I: Ornitorrincos del Mesozoico

A veces, una mala traducción puede destrozar un buen relato. Al menos, a mí me ha obligado a acudir al original en el caso de la antología Dinosaurios, publicada en 1992 por Grijalbo y traducida por C.C. Me voy a limitar a comentar el relato que abre el volumen, Un arma para un dinosaurio, de L. Spague de Camp (1907-2000) -bajo estas líneas-, un clásico de los safaris en el tiempo.

Roy Thomas, Val Mayerick y Ernie Chua lo adaptaron al cómic (1973, en Worlds Unknown), como vimos aquí. En 1990, el autor volvió a enviar al mesozoico al protagonista, Reginald Rivers, para la antología The ultimate dinosaur. Otros siete viajes completan Rivers of time (1993). Y en 2005, Chris Bunch escribe un décimo viaje como homenaje en la antología The enchanter completed. Pero a quien quiera comenzar la saga desde el principio le recomiendo que acuda a otra fuente.

En la lamentable versión de Grijalbo, “duckbill” es traducido por “ornitorrinco” en lugar de “hadrosaurio” y expresiones como “on your toes” por “toquemos de pies en el suelo” en lugar de “alerta” o “atentos”. Tampoco es correcto traducir “palmetto” como “palmito”, se trata de un préstamo lingüístico del español que ha acabado usándose para designar a enormes palmeras americanas; y “nullah” no es “barranco” sino “cauce”: imposible situar la acción corriendo entre barrancos y palmitos cuando, en realidad, el escenario se compone de palmeras y ríos secos. Resulta bastante absurdo leer “las fauces hicieron chomp, y se alzaron con la cabeza del pobre Holtzinger en ellas, que gritaba como un condenado”; la traducción correcta sería “y levantó la cabeza (el tiranosaurio) con el pobre Holtzinger en ellas, gritando como un condenado”. Y no es lo mismo “La bala debió de separarme el cabello” –cual indio cazacabelleras- (“parted mi hair” en USA es “hacer la raya”) que “La bala debió hacerme la raya en el pelo”. Y luego “Si puede meterme en su esquema enseguida”, debería ser “Si puede programarme ahora mismo”. Y éste sólo es el primer cuento de la antología.

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Ilustración de UpsideDesigns, vista aquí.