Paleocomedias románticas de la Era del Jazz
El triceratops de las 8:30, hora punta del Cretáceo-Paleolítico (Fig Leaves, 1926)
“The Roaring Twenties” (a.k.a. “Los locos años 20”) fue una década de bienestar y progreso en Estados Unidos que terminó abruptamente con el “Crack” del 29. Tras el horror de la Gran Guerra, la sociedad dirigió su atención hacia ocupaciones más satisfactorias como la tecnología, el cine o el jazz, esa música mestiza fruto del sincretismo del sistema tonal europeo y la tradición popular afroamericana que se hacía en Nueva Orleans, de donde habían comenzado a emigrar músicos a Chicago y Nueva York, ciudad en la que se registra en 1917 la primera grabación del género. De hecho, el periodo es también conocido como “La Era del jazz”.
Pero de lo que nosotros nos vamos a ocupar en este post es del cine, un arte que tras quince años de recorrido ya había depurado su técnica y generado su propia gramática y semántica. También el fin de la década supuso una ruptura para el cinematógrafo, con la expansión del sonoro.
Los seguidores del blog ya sabéis que nuestro objetivo es la representación de las criaturas extintas en la cultura popular, así que de lo que vamos a hablar aquí es del cine de
dinosaurios en los años 20. Dejando a un lado las cintas animadas (de Winsor McCay [1], John R.Bray, los Fleischer o Tony Sarg) [2] y los filmes de monstruos de Willis O’Brien, de los que ya os hemos dado suficiente noticia en el pasado, vamos a centrarnos en esta ocasión en un género especialmente floreciente en la época: la comedia romántica.
"Pamplinas" desciende del brontosaurio de The Three Ages
Es cierto, también hemos dedicado alguna entrada al género (diez años dan para mucho). En concreto, publicamos una reseña de Three Ages (1923, Buster Keaton), en la que “Cara de palo” parodió Intolerance de Griffith y homenajeó [3] a Gertie, el dinosaurio animado de McCay. Continuaremos, pues, a partir de ahí.
Adam's Rib (1923)
Estrenada el 24 de septiembre de 1923, Adam’s Rib está protagonizada por el matrimonio Ramsay (Milton Sills y Anna Q. Nilsson) y su hija Mathilda (Pauline Garon), dispuesta a renunciar a su amor por el paleontólogo Nathan Reade (Elliot Dexter) para salvar la relación de sus padres. Fue dirigida por un Cecil B. DeMille (1881-1958) que, menos de dos meses después, el 23 de noviembre de ese mismo año estrenaría Los diez mandamientos [4]. Tal vez
por su mayor dedicación a esa última película, la cinta que nos ocupa apenas se recuperó de la inversión y también fue un fiasco para la crítica.
En cambio, sí gozó de bastante éxito el remake que en 1949 dirigió George Cukor, protagonizado por Katharine Hepburn y Spencer Tracy, aunque la trama será modificada. Tracy se convierte en el fiscal ante el que la abogada con la que se ha casado (Hepburn) tiene que defender un caso, y desaparecen los dinosaurios. Curiosamente, Anna Q. Nilsson también trabajó en esta segunda versión (en el papel de Mrs. Poynter), seguramente como un homenaje de Cukor al original, lo que no evita que no le perdonemos que sacara el fósil del guión.
Una de las primeras comedias de Howard Hawks (1896-1977), Fig Leaves (1926), comienza presentando a Adán y Eva en el Edén, aunque más que al Génesis nos recuerda a Los Picapiedra... para la que aún faltaban más de 30 años: Adán observa por la ventana de su choza a un saurópodo ramoneando y le llama “¡Dobbin! ¡Qué vergüenza!¡Deja ese árbol en paz!”. Después marcha al trabajo en el transporte público de la época: un ceratópsido que echa humo y tira de una carreta con pasajeros. A continuación, conoceremos las desventuras de la pareja en el mundo contemporáneo, pero esa parte ya no nos interesa tanto.
Dobbin, la mascota de Adán
Adán fue interpretado por George O’Brien (1899–1985), cuyo apellido nos hizo pensar en un posible parentesco con el famoso creador de dinosaurios cinematográficos, sólo trece años mayor. Era hijo del jefe de policía de San Francisco, Daniel O’Brien, y si tenían algún vínculo familiar, no hemos sido capaces de encontrarlo. Más atleta que intérprete, George fue lanzado por la Fox como el anti-Valentino, por oposición a la imagen afeminada del malogrado sex-symbol [5]: “No es un jeque ni un troglodita ni un crápula de salón… ¡Es un hombre entero y un ídolo de las mujeres!” No deja de resultarnos paradójica la alusión a los trogloditas, justo cuando es el papel que interpreta en esta película. Pero está claro que su físico fue uno de los principales reclamos del filme, que se estrenó en España con el eslogan “O’Brien y Olive Borden como Adán y Eva”.
Olive Borden (1906–1947) fue presentada con tan sólo quince años como una de las “bellezas en traje de baño” de Mack Sennet y se encontraba en la cima de su carrera: ese 1926 rodó nada menos que once películas. Pero luego abandonó Fox cuando le plantearon un recorte de salario y no logró relanzar su carrera, muriendo en la indigencia por complicaciones del alcoholismo a los 40 años. Su relación con O’Brien trascendió lo profesional –donde también fueron pareja en otros filmes, como Three Bad Men (1926, John Ford), donde los tres hombres malos del título se sacrifican para ayudarles-, y tuvieron una relación sentimental que duró unos cuantos años y que, según dicen, no fue formalizada y acabó extinguiéndose por la oposición de la familia de O’Brien.
La fiera de mi niña
Además, Hawks introdujo referencias dinosaurianas en Bringing up Baby (1938, aquí La fiera de mi niña), protagonizada por Cary Grant, un paleontólogo que lleva años
tratando de completar el esqueleto de un brontosaurio al que le falta la “clavícula intercostal”, que un perro travieso entierra y finalmente encuentra su novia, que provocará el colapso de la estructura, una vez montada...
Curiosamente, la elegida para el personaje fue Katharine Hepburn, que una década después interpretó el papel de Eva en Adam’s Rib, como hemos visto antes. La cinta no funcionó en taquilla y supuso el fin del contrato de la actriz con RKO, que la etiquetó como “veneno para la taquilla” (“Box-office poison”); sin embargo, una década después fue rescatada con éxito por televisión. Debe señalarse que el dinosaurio no aparecía en el relato original, de Hagar Wilde, por lo que creemos que Hawks sentía cierta debilidad por los reyes del Mesozoico.
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[1] Nos referimos aquí a la inacabada Gertie on Tour (1921), ya que ese mismo año McCay fue obligado por W. R. Hearst a abandonar la animación para centrarse en las tiras de sus
periódicos.
[2] Alguno más hay, pero ya os los contaremos más adelante...
[3] “Recuerdan Gertie, el dinosaurio?... La primera comedia animada jamás realizada. La vi en un nickelodeon cuando tenía catorce años.
Cabalgaré en un dibujo animado” (traducción propia).
Crafton, Donald (1993) Before Mickey: The Animated Film, University of Chicago.
[4] Su primera versión, claro, Charlton Heston era un recién nacido entonces y Yul Brynner un crío de tres años.
[5] Moix, T. (1996) La gran historia del cine, Prensa Española.
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